México, 6 de agosto.- Cada domingo, al filo del medio día, las mejores bandas militares del país y que forman parte de la Secretaría de la Defensa Nacional interpretarán repertorios con piezas que abrevan en la tradición musical europea y mexicana. La estación OPUS, cuya frecuencia se transmite desde el 94.5 de fm, programa esta serie en la zona metropolitana de Ciudad de México, la cual también se difunde en todo el país a través de la red de emisoras que tiene el Instituto Mexicano de la Radio.
La Capitán Primero Músico Laura Cristina López y Lucas Hernández Bico conducen esta serie singular que celebra, radiofónica y culturalmente, los 100 años de la fundación del Ejército mexicano.
Clarinetes y trompetas, claves y güiros, hombres y mujeres de distintas agrupaciones, llegan a los estudios del IMER y ponen a prueba sus habilidades para ejecutar piezas como “Caballería ligera”, “La fuerza del destino”, “Danzón No. 2 de Márquez”, “Los dorados de Villa”, “Janitzio”, “Marcha de Zaragoza”, “Marcha persa” y tantas más.
Lo mejor de esta serie, afirman sus conductores, es que cada programa es distinto en sus tonalidades e historia, porque en cada intervención de la Capitán Primero Músico López ella detalla cómo se conformó la banda militar o coro que participa en la emisión. De esta manera, música, erudición y divulgación de este género musical, rico y vasto, según Hernández Bico, se podrá escuchar más allá de las paradas militares. De ahí la singularidad y el valor histórico de la serie, insisten ambos.
Versatilidad musical
Lucas Hernández Bico lleva varios años al frente de OPUS y su erudición musical es inocultable. Para él, la serie “La música en el Ejército Mexicano” permite al radioescucha conocer el desempeño y el modo de tocar de las diferentes agrupaciones musicales que hay dentro de la SEDENA. Cómo retoman, con virtuosismo, varios géneros que van desde la música popular hasta la clásica a través de bandas de alientos, bandas militares, coros, la Orquesta Sinfónica del Ejército y hasta un mariachi.
Esta tradición musical es tan antigua como la humanidad porque, explica, siempre han habido cantos e instrumentos para marcar el ritmo de la marcha militar y dar órdenes en el campo de batalla y en cuarteles, ya sea para organizar tropas, ya sea para atemorizar al enemigo. Las bocinas que tocaban las legiones romanas son un buen ejemplo del uso intimidatorio de la música militar.
Pero también es fascinante la evolución técnica de los instrumentos. Sobre todo los llamados instrumentos de aliento que fueron incorporados a estas agrupaciones militares porque poseían un gran volumen para ser tocados al aire libre o en un campo de batalla, ya que se requería que el sonido fuera estruendoso.
En la actualidad, los instrumentos de aliento poseen dentro de su mecanismo sistemas de válvulas y pistones que les permiten abarcar todas las notas del espectro musical, cosa que no fue siempre así porque este mecanismo se inventó hasta 1818 en Europa. Así nació la trompeta cromática gracias a los músico e inventores germanoparlantes Friedrich Blühmel y Heinrich Stölzel. Antes los cornos y trompetas eran llamados cornos y trompetas naturales porque estaban conformados por un tubo liso y solamente podían emitir un número limitado de notas.
Joyas mexicanas
Dentro de las piezas que se interpretarán en la serie destaca la Marcha Zaragoza, del compositor Aniceto Ortega y que celebra la victoria de 5 de mayo. Esta marcha, que también tiene algunos compases de vals, fue utilizada como himno nacional durante la época de Benito Juárez porque el himno nacional que hoy conocemos era, para él, representativo del régimen santanista y fue prohibido mientras él gobernó.
Hernández Bico también recomienda escuchar la intervención que tendrá la llamada “Banda de guerra” que está integrada por cornetas y cajas, las cuales son tocadas por ejecutantes y que se usan como señal para dar órdenes o para dar la marcha. No es una banda de alientos, aclara, tiene más bien un sentido práctico.
El himno a la bandera, especialmente diseñado para ser tocado en cornetas, fue compuesto por Julián Carrillo, y su melodía está hecha con sólo cuatro notas y en puros tonos naturales que puede tocarse en un instrumento sin válvulas.
Se levanta en el mástil mi Bandera
Como un sol entre céfiros y trinos,
Muy adentro en el templo de mi veneración
Oigo y siento contento latir mi corazón.
Es mi bandera la enseña nacional
Son estas notas su cántico marcial
Desde niños sabremos venerarla
Y también por su amor vivir.
Almo y sacro pendón que en nuestro anhelo
Como rayo de luz se eleva al cielo
Inundando a través de su lienzo tricolor
Inmortal nuestro ser de fervor y patrio ardor.
Es mi bandera la enseña nacional
Son estas notas su cántico marcial
Desde niños sabremos venerarla
Y también por su amor vivir.
Si de piezas que exaltan el nacionalismo se habla, los versos, en el caso de un himno nacional, son importantísimos porque deben exaltar las virtudes patrióticas en aras de la libertad y los valores nacionales, explica el especialista. De ahí el éxito de los versos de Francisco González Bocanegra, donde primero fueron escritos los versos y luego se compuso la música.
En ese concurso de composición participó un italiano llamado Giovanni Bottesini, quien fue el mejor contrabajista del siglo XIX. Además era compositor y director de una compañía de ópera que estaba en México por esos tiempos y presentó una composición cuya partitura está en el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical Carlos Chávez.
Pero a pesar de sus sobrades virtudes musicales, Bottesini no ganó el concurso sino el catalán Jaime Nunó. Y que no sea mexicano no le resta mexicanidad a la música que compuso y que ahora cantamos como himno nacional.
“Somos una cultura mestiza y cosmopolita, somos parte de la cultura occidental pésele a quien le pese porque estamos hablando español”, afirma Hernández Bico. “Para el criterio de la personas de la época se eligió la mejor música y se hizo una buena elección que fuera funcional como himno, que tuviera tono heroico y marcial porque otras propuestas eran operísticas y quizás eran más bonitas y líricas, pero no era las apropiadas”.
Por cierto, ¿existe música militar prehispánica? Sabemos que, por referencia, había música ceremonial y militar entre los mexicas y los mayas por lo menos, responde. Sabemos del uso de tambores. En los murales de Bonampak donde se presentan los prisioneros de guerra se puede ver el uso de trompetas para uso ceremonial. Es más penetrante siempre un instrumento de percusión o de aliento. Es más funcional, pero no se conoce ninguna marcha ni toque de lo que se podría llamar “música militar prehispánica”. Salvo las versiones especulativas.
“En los registro de glifos, entre mexicas y mayas, no hay ninguna anotación musical prehispánica”, finaliza.
Lo que hay en nuestros días son hombres y mujeres que demuestran que la música no tiene género y que ésta alimenta el espíritu y enardece el sentimiento patriótico.
Arturo Mendoza Mociño
Estado Mayor
http://estadomayor.mx/?p=31231
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