Río Doce.- Por miedo, complicidad o ambas cosas, tanto la Policía Municipal como la Policía Ministerial del Estado no actuaron desde el 4 de marzo pasado, cuando ocurrió la masacre de cuatro policías y tres civiles, y los sicarios sueltos levantaron(secuestro sin recompensa de por medio) al profesor Eleaccín Rendón Gómez, denuncian pobladores de la sindicatura de Agua Verde.
Faltaban seis días para festejar el Día del Niño, ese miércoles 24 de abril, los niños y niñas de la Escuela Primaria Cuauhtémoc, de la comunidad Rincón de Higueras, Rosario, esperaban a su director y único catedrático que les sembraba en sus almas la semilla del saber de las matemáticas, las ciencias naturales, historia y español, como solía hacerlo, pero el mentor nunca llegó.
El catedrático jamás apareció para continuar sus lecciones a sus alumnos del por qué los ciclos de la naturaleza, las cualidades de las sumas, restas, de la división y la multiplicación, porque días después, los escolapios conocerían la horrorosa historia que unos hombres armados de un automóvil Tsuru color gris, que tenían un retén a uno o dos kilómetros de distancia de la sindicatura de Agua Verde, en la Curva del Chanet, lo habían bajado a golpes de su motocicleta Italika color negro, para luego secuestrarlo y desaparecerlo.
Rastros de impunidad
El 1 de mayo, en el desfile del Día del Trabajo, en las calles céntricas de Mazatlán, entre decenas de mantas que demandaban y criticaban al Gobierno, una larga manta con la fotografía de Eleaccín Rendón Gómez, sostenida con manos firmes y rostros tristes, le gritaba ¡basta de impunidad! y una exigencia al gobernador del estado, Mario López Valdez, del esclarecimiento de la desaparición del maestro de primaria.
“Sr. Gobernador: Basta de impunidad, exigimos el esclarecimiento de la desaparición del profesor de primaria Eleaccín Rendón Gómez, levantado en Agua Verde, Rosario, el día 24 de abril de 2013”.
La demanda de “basta de impunidad” no solo ponía el “dedo en la llaga” por la impotencia y la desesperación de los familiares del preceptor secuestrado por los sicarios, sino por el multihomicidio ocurrido el pasado 7 de marzo, cuando cuatro policías y tres civiles, después de ser levantados por hombres fuertemente armados, fueron masacrados en un camino que conduce hacia la comunidad de Mataderos, y hasta la fecha, la matanza está impune.
Después se sabría que una semana antes, uno de los policías había sido cacheteado, desarmado, y los cuatro amenazados de muerte por sus futuros asesinos, por lo que pidieron su cambio de sector, pero no les fue concedido.
Eleaccín
El miércoles 24 de abril, serían las 7:30 horas cuando el profesor se montó en su moto Itálika color negro, despidiéndose de su esposa e hijos, como lo hacía todas las mañanas de los días de clases, para llegar a las 8:00 horas a la escuela Cuauhtémoc, ubicada en Rincón de Higueras, casi junto a Potrerillos.
Durante los años que tenía viviendo en Agua Verde, a las 7:30 horas, anunciaba su despedida con el ruido de su motocicleta y a las 18:00 horas, su regreso, pero el 24 de abril, el maestro de primaria no regresó.
La familia de Eleaccín pensó que en virtud de que la escuela es “E-3” que consiste que cuando surge una necesidad los maestros se quedan a cumplir otra jornada, quizá se había quedado en la comunidad a trabajar con los padres de familia.
“Mañana vamos a la comunidad a ver qué pasó, porque también pudo ocurrir que se le ponchó la moto y al celular se le acabó la carga por ello no avisó”, dijo la familia.
La mañana del jueves 25 de abril, la esposa y cuñados del profesor fueron en el automóvil de este a la escuela Cuauhtémoc de Rincón de Higueras a preguntar, pero los educandos informaron que desde el miércoles lo estaban esperando para que les diera clases y que desde ese día no se presentaba.
Preocupados por la posibilidad de que el maestro Eleaccín hubiera sufrido un accidente en su motocicleta, la familia acompañada de solidarios voluntarios armó cuadrillas de búsqueda por ambos lados de la carretera, para ver si no había sido arrollado por un cafre del volante y no lo encontraron por ningún lado.
Fueron a solicitar informes de algún accidente a la Policía de Tránsito y a los servicios de auxilio de la Cruz Roja, sin encontrar indicios sobre el profesor.
Durante su angustiosa búsqueda alguien les dijo que al profesor Eleaccín no le había ocurrido ningún accidente, ni había sido arrollado de su motocicleta, sino que unos hombres armados lo habían levantado, pero no les supieron informar el quién, dónde y a qué horas del supuesto levantón.
Preguntando, la familia encontró a unos jóvenes que relataron que la mañana del 25 de abril, un grupo armado de un Tsuru color gris, tenían un retén en la Curva de Chanet, deteniendo vehículos, los bajaban y los despojaban de los teléfonos celulares, ordenándoles que se pusieran “pecho a tierra” para que no vieran el objetivo del operativo delictivo.
A uno de los jóvenes que estaba agachado en el suelo, su mochila se le había encaramado hasta arriba y se levantó para acomodársela; fue en ese momento cuando vio que los hombres armados estaban golpeando al maestro y la motocicleta Itálika color negro, estaba a un lado de la víctima.
El 30 de abril, tristes, los educandos extrañaron a su maestro y organizador del festejo, con sus miradas hacia donde lo esperaban que llegara el miércoles 24 de abril, montado en su motocicleta, pero que nunca llegó, porque había sido atropellado por la impunidad sobre ruedas que impera en Agua Verde.
¿Y qué pasó? Nada
Ciudadanos rosarenses con indefensión casi resignada, pero con valor civil, comentan a Ríodoce la historia mil veces repetida del “no pasó nada”.
— El 23 y 25 de abril, antes y después de que levantaran al profesor Eleaccín, el automóvil Tsuru gris, con gente armada, recorrió las calles de Agua Verde. ¿Y qué pasó? Nada.
— En el crucero que bifurca la carretera que conduce al pueblo de Chametla, un chofer de los autobuses AUS reporta a la Policía Municipal que hombres armados de un automóvil Tsuru gris y una camioneta roja están asaltando, en plena luz del día. ¿Y qué pasó? Nada.
— El lunes 29 de abril, seis camionetas y el Tsuru llegaron a una colonia de Agua Verde que le dicen El Cerro, levantaron y golpearon a una persona e hicieron disparos. ¿Y qué pasó? Nada.
— El martes 30, tres camionetas negras con gente armada, recorrieron Agua Verde, se introdujeron a una cantina. ¿Y qué pasó? Nada.
— Durante las pesquisas que han realizado las policías para localizar el paradero del catedrático, dijeron los uniformados: “Ya les traemos ganas a los del Tsuru gris”. ¿Y qué pasó? Nada.
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