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La Reina del Pacífico se declara culpable y acaricia la libertad en EU

Reportaje/foto: Río Doce/Objetivo7

 

El pasado martes 23 de abril, Sandra Ávila Beltrán La Reina del Pacífico, presentó un documento ante un juez federal en Miami en donde aceptaba culpabilidad de haber financiado a su exnovio, el otrora capo colombiano, Juan Diego Espinoza Ramírez, para que se escondiera de las autoridades estadounidenses.

 

No mencionaba ni uno de los cargos por los cuales el Gobierno estadounidense la había extraditado, que eran posesión de droga y conspiración para introducir cocaína a ese país. En la audiencia de ese 23 de abril no se mencionaron ningunas de esas acusaciones, y los fiscales, que en algún momento amenazaron con ponerla tras las rejas “de por vida”, simplemente optaron por callar. También guardó silencio el juez Michael Moore, quien solo se limitó a fijar la fecha para emitir sentencia, programada para el próximo 25 de julio.

 

De este modo, el escenario para que Ávila Beltrán salga en libertad ese día quedó completamente preparado, ya que según el Código Federal Estadounidense, La Reina del Pacífico ya cumplió su sentencia por los 66 meses que ya tiene en prisión.

 

A qué acuerdos habrían llegado los fiscales del caso con la defensa, es un misterio. Lo cierto es que el caso de Sandra Ávila es otro que terminaría poniendo en duda la guerra contra las drogas que el Gobierno norteamericano dice librar.

 

Cambio de opinión

 

Cuando Sandra Ávila Beltrán fue extraditada a Estados Unidos, a mediados de agosto del 2012, sus abogados en Miami, SteveRalls y Howard Schumacher, presentaron de inmediato una fianza ante un magistrado federal de distrito para sacarla de prisión, sin embargo, la respuesta del funcionario judicial fue un rotundo no.

 

“Enfrenta cargos demasiado fuertes y por consiguiente, dudo que no vaya a intentar escapar si sale bajo fianza”, le dijo el magistrado Patrick White, en una audiencia preliminar realizada en una corte federal de Miami.

 

Los cargos que entonces enfrentaba, observan documentos oficiales del DOJ, eran posesión de cocaína y conspiración para introducir al menos cinco de kilos a Estados Unidos, lo cual la ponía en el ojo del huracán, ya que si era encontrada culpable podía alcanzar una pena máxima por el resto de su vida en prisión.

 

A los pocos días de aquella primera audiencia preliminar, el nombre de Sandra Ávila Beltrán, a quien también se le conoce como La Reina del Pacífico, desapareció del sistema penitenciario de Estados Unidos (BOP) y desde entonces ya no se supo nada de ella ni del juicio.

 

Algún acuerdo habrían alcanzado los fiscales Marcos Daniel Jiménez y Joseph Cooley con la defensa en todo este tiempo, que al llegar a la corte, los abogados simplemente presentaron una declaración firmada por Ávila Beltrán en que admitía culpabilidad de financiar al narcotraficante colombiano Juan Diego Espinoza Ramírez, el Tigre, entre el 2002 y 2004, para que se escondiera y así evadiera a las autoridades.

 

Atrás habrían quedado los cargos por conspiración por tratar de introducir cocaína a Estados Unidos. El caso simplemente estaba cerrado por lo que no sería necesario llegar a un juicio y enfrentar y develar todo tipo de acusaciones pero, sobre todo, la posibilidad de enfrentar al gobierno más poderoso del mundo en su propio territorio, quedaba eliminada.

 

El juez Moore ya no dijo más y entonces solo fijó para el próximo 25 de julio la fecha para emitir su sentencia, la cual, de acuerdo con los fiscales y a la defensa, no debe de ser superior a los 15 años de prisión.

 

“La señora Ávila siempre ha sostenido que ella nunca traficó con droga, y esa es una realidad, y por ello (no ser juzgada por tráfico de droga), nuestra defendida se encuentra muy contenta”, manifestó Steve Ralls, abogado de Ávila.

 

Las ventajas de un acuerdo

 

En la página 3 del expediente 01:04-CR-20154-KMM, del Departamento de Justicia de Estados Unidos (DOJ), fechado el 31 de agosto del 2006, pueden leerse los dos cargos por los cuales Ávila Beltrán habría alcanzado cadena perpetua.

 

Evidentemente, ni por posesión de cocaína ni por conspirar para introducirla en Estados Unidos La Reyna del Pacífico será sentenciada, sino por financiar en todo caso a su ex novio colombiano, a quien apodan el Tigre.

 

“Es que realmente así fue: nuestra defendida asistió a Juan Diego Espinoza. Nunca traficó con droga”, insistió Ralls.

 

Ciertamente, en la audiencia ya no se tocó el tema por el cual Sandra Ávila era acusada, y el juez Moore simplemente tomó el documento y lo aceptó en su totalidad, sin que fiscales del DOJ objetaran los dos cargos originales.

 

Al respecto, ni la defensa ni el DOJ comentaron sobre esa omisión, ni sobre los posibles acuerdos a los que llegó el Gobierno de Estados Unidos con Sandra Ávila, y solo conminaron a esperar a que el juez Moore emita la sentencia, la cual considerará el tiempo que La Reina del Pacífico estuvo en prisión, en México.

 

“La señora Ávila ya ha estado 66 meses en prisión, y ese tiempo que ha estado en la cárcel el juez debe considerarla, y si tomamos en cuenta las guías del Gobierno federal, Sandra Ávila ya cumplió su sentencia, lo que significa que el próximo 25 de julio debe ser liberada”, observó la defensa.

 

Si ese fuera el caso, el acuerdo entre la defensa y Sandra Ávila sería más que evidente. Y aun cuando el mismo expediente del DOJ señala cargos por tráfico de cocaína, en este caso se omitirían.

 

Además, en un apartado en el documento judicial se precisa que Sandra Ávila tendría que ceder propiedades en Estados Unidos y/o México, para compensar el daño hecho a los ciudadanos de Estados Unidos, sin embargo, este otro apartado también se eliminaría.

 

Sobre esa situación el DOJ dijo que no comentaría nada. De ese modo, “todo mundo” terminaba lavándose las manos, lo cual trae a la mente cómo en 2009, estando encarcelada en México, Ávila Beltrán acusaba a las autoridades mexicanas de facilitar el narcotráfico en el país.

 

“En México hay una gran corrupción. Las autoridades ni se enteran de las grandes cantidades de drogas que entran al país por los puertos y aeropuertos. El Gobierno está envuelto en toda esta corrupción”, dijo en aquel entonces al diario El País.

 

Entonces, no sabía cómo operaba el Gobierno de Estados Unidos.