ADN/OyT.- Una entrada que ronda los tres cuartos del aforo registró laMonumental de Aguascalientes en la 6° corrida de feria. Se lidiaron dos astados de Bernaldo de Quirós para rejones justos en presentación; el primero noble y con recorrido, mientras que el cuarto noble y deslucido. Para la lidia a pie se corrieron cuatro de El Junco también muy justos en cuanto a trapío; sosos en general, a excepción del sexto que brindó mejor juego.
Pablo Hermoso de Mendoza: silencio en su lote
Octavio García El Payo: silencio y una oreja
Sergio Flores: silencio y dos orejas con algunas protestas.
La valentía hoy no fue exclusiva de los hombres de luces que se juegan la vida, también en el tendido de sombra, un torero del amor se la jugó y le pidió matrimonio a su novia.
Ya habíamos hablado sobre el estado de gracia, en que se encuentra el torero queretano Octavio García “El Payo”, y hoy se ratifica, el queretano esta puesto y dispuesto para consolidarse.
Con el segundo de la tarde tuvo que ser breve en la capa debido a que el viento lo molestaba, sin embargo con la sarga estuvo soberbio. Desde un inicio el burel embestía descompuesto, luego se le acabó el gas y de plano no pasaba para que el muletazo fuera completo; Payo decidido lo aguantó un sinfín de veces. Desafortunadamente erró con el estoque y se fue en silencio.
Pero su valentía no es limitada, con el quinto de la función se pegó un auténtico arrimón. Empezó en torero con trincherazos y luego continúo con derechazos, pero este de El Junco comenzó a quedarse a la mitad del viaje y por ende se convirtió en un peligro, Payo estaba ahí, en torero, sereno, aguantando con verdad; clave del toreo y la vida, tener convicción y nunca dudar.
El torero tenía ya dos orejas en la espuerta, pero aunque dejó la espada entera y en buen sitio esta no tuvo efectos fulminantes, pero su garra torera fue premiada con una oreja.
Sergio Flores, abrió la Puerta Grande en la Monumental de Aguascalientes, después de haberle cortado las orejas al que cerró plaza. Con tesonería de sobra el torero se impuso a un burel que cuando salió rascaba la arena y no iba al cite de capa, donde Flores abrevió.
Pero con la muleta poco a poco lo fue metiendo, aprovechó que el cierra plaza tenía mayor movilidad que sus hermanos, toreo por ambos lados con determinación, decidido a triunfar. Doble mérito, el primero y más importante meter al toro a la muleta, el segundo consecuencia de lo anterior: meter al público a su muleta. Le costó porque mientras el joven se la jugaba tratando de hacer y convencer; la afición, perdón, mejor dicho los chuflas de la plaza hacían la conocida “ola”, propia de los estadios de futbol, pero nunca de un recinto del arte, en cualquiera de sus expresiones, no me imagino que la gente que asista a Bellas Artes haga eso.
Pero Flores tuvo sitio en todo momento, y con sus muletazos habló sobre lo que es y lo que puede llegar a ser. Se tiró a matar y dejó el acero entero en buen sitio, de efectos fulminantes, para que el Juez de Plaza le otorgara dos orejas, con algunas protestas.
Del primero de su lote, destacar que mostró valentía y talante, se puso pesado con el acero y escuchó silencio.
Pablo Hermoso de Mendoza, el rey del rejoneo, con maestría y dominio aprovechó la emotividad del de Bernaldo de Quirós. Desde el rejón de castigo emocionó los tendidos, luego realizó múltiples rehiletes en la cara del toro, también lució banderillas cortas, gustó e hizo las cosas bien, pero no pudo coronar su actuación por dejar el rejón de muerte trasero y contrario.
Fotos: Muriel Feiner