Bajo el título “Antonio López: Maestro del realismo”, la retrospectiva camina de la mano de un autor capaz de expresar “la belleza de la cotidianeidad” y transformarla en un mundo personal en el que descubre nuevas formas y realidades a través de sus ojos, detallaron los organizadores del evento.
Descubierto mayoritariamente en Japón a raíz del interés despertado por la película “El sol del membrillo” (1992), en la que el cineasta Víctor Erice relata con tintes de documental el proceso creativo de artista, la exposición cuenta con obras de colecciones y museos de todo el mundo como el Reina Sofía de Madrid.
Dividida en siete temáticas, el recorrido en Japón por la obra de Antonio López (Tomelloso, 1936) inicia en su natal Castilla-La Mancha con el espacio “Tierra”, donde muestra su coqueteo con el surrealismo en obras como “Mujeres mirando aviones” (1953-54) o “Cabeza griega y vestido azul” (1958).
Por su parte, “Familia” abre el universo del retrato, con esculturas como “Busto de Mari” (1961-62) o la pintura “La cena” (1971-80), paradigma de su pasión por las escenas de la vida cotidiana que, “traducida a sus obras, se convierten en un icono”, señaló a Efe Enrique Asorey, encargado de negocios de la Embajada de España en Tokio.
En este sentido, Asorey consideró que la muestra servirá para que el público nipón, bastante conocedor del arte clásico español, pueda bucear en el arte contemporáneo, menos frecuente en Japón, y descubrir “el extremado realismo” del autor.
La tercera etapa de la exposición explora con “Naturaleza muerta” la técnica y creatividad del autor para realizar bodegones, tanto en pintura, como en su obra “El balcón”, realizada con tan solo 18 años, como en bronce, como “La fresquera” (1960).
En su muestra en Japón, tampoco puede faltar una parada para diseccionar su interés por la naturaleza, por ello en “Plantas”, la retrospectiva recoge obras relacionadas con la cinta de Erice, como el óleo “Árbol de membrillo” (1990).
El recorrido por sus elegantes salas cuenta también con el espacio “Interiores”, en el que ahonda en el realismo inusual y sorprendente de piezas como “Taza de váter y ventana” (1968-71) o “Nevera nueva” (1991-94).
Tras este profundo intercambio entre el artista y el público, la exposición desvela sus afamados trabajos sobre Madrid, reflejados a través del realismo fotográfico de “La terraza de Lucio” (1962-1990) o “Gran Vía” (1974-81), obra más insigne de la retrospectiva.
Por último, el capítulo “Cuerpo humano”, muestra su meticuloso dominio de la anatomía a través de esculturas y dibujos de desnudos como “mujer y Hombre” (1968-94), o sus numerosas cabezas de niños, que no pasan desapercibidas a la atenta mirada del público nipón.
“Los japoneses son un público amante del arte y España, como potencia artística, se beneficia de este buen gusto, del conocimiento y del nivel cultural japonés”, añadió Asorey.
A pesar de que Antonio López no pudo acudir a la presentación de la que es su primera gran retrospectiva en Asia, “todavía existe la esperanza” de que el premiado artista pueda asistir a alguna de las siguientes etapas niponas de su exposición, confirmó el diplomático.
En este sentido, tras su recorrido por Tokio, la muestra viajará hasta el Museo de Nagasaki, que engloba una amplia colección permanente dedicada a España con obras del propio López, Picasso, Dalí o Goya, para luego terminar, a finales de octubre, en el Museo de Iwate, ubicado en el devastado noreste nipón tras el paso del tsunami de 2011.