Vatican News confirma la noticia sobre el envío del papa Francisco al “exilio” del cardenal peruano Cipriani como “castigo” por el abuso sexual de un varón menor de edad.
Cortesía/Los Ángeles Press/Rodolfo Soriano-Núñez
El mundo hispanohablante ha estado en alerta desde el lunes, cuando Donald Trump regresó a la Casa Blanca. Con la relativa excepción de España, Uruguay y Puerto Rico, el resto de los países hispanohablantes corren algún riesgo debido a las políticas migratorias o comerciales de Trump.
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Para empeorar las cosas, los representantes de Trump están utilizando la crisis de abusos sexuales del clero, la profunda desconfianza que ha creado incluso entre los católicos más fieles, para su beneficio.
El domingo por la mañana, como dictan los rituales de la vida política estadounidense, fuimos testigos de la entrevista del vicepresidente J.D. Vance con el programa Face the Nation de la CBS. Como muestra el video que se incluye a continuación, alrededor del minuto diez, Margaret Brennan, la anfitriona del noticiero, le preguntó al vicepresidente de Trump sobre el cambio de política que permite que se realicen redadas en iglesias y templos, hospitales y escuelas.
Face the Nation de CBS News, 26 de enero de 2025.
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Siguiendo la práctica de Trump de presentarse como la parte ofendida en cualquier discusión, Vance se victimizó para así atacar a la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB), sembrando la semilla de la desconfianza sobre las razones para criticar el cambio de política de Trump.
La crítica de los obispos estadounidenses se limitó a un aspecto específico de las políticas de Trump. Como ha sido la práctica del arzobispo de la diócesis militar de Estados Unidos, Timothy Broglio, el presidente de la Conferencia elogió a Trump por sus políticas discriminatorias de género, como cuando dicen: “otras disposiciones de las órdenes ejecutivas pueden verse desde una perspectiva más positiva, como el reconocimiento de la verdad sobre cada persona humana como hombre o mujer”.
Pero, como demostró la intolerancia de Trump contra la obispa anglicana de Washington, DC, Mariann Budde, no hay lugar para el desacuerdo con lo que Trump quiera promulgar, por lo que Vance sintió la necesidad de mostrarse ofendido por la declaración del arzobispo Broglio en relación con los inmigrantes:
Algunas disposiciones contenidas en las órdenes ejecutivas, como las centradas en el tratamiento de los inmigrantes y refugiados, la ayuda exterior, la expansión de la pena de muerte y el medio ambiente, son profundamente preocupantes y tendrán consecuencias negativas.
La declaración completa de la Conferencia Católica de Obispos está disponible sólo en inglés aquí.
Lejos de reconocer el papel que la Iglesia Católica y otras iglesias de Estados Unidos desempeñan en la prestación de servicios al gobierno federal de ese país, en pleno modo de teoría de la conspiración, Vance “cuestionó” el papel de esa organización en el “tráfico de menores”.
Esa ha sido una de las teorías conspirativas favoritas de la extrema derecha estadounidense para justificar el rechazo a cualquier posibilidad de ayuda a los solicitantes de asilo o para obligar a países como El Salvador a aceptar a personas de otros países que buscan refugio, a pesar de los muchos desafíos que enfrenta ese país de América Central.
Esa teoría de la conspiración también está en el centro de la historia de Sound of Freedom, una película producida por uno de los promotores mexicanos de Trump, Eduardo Verástegui.
Las antiguas víctimas de trata y sus defensores han criticado la película de Verástegui por carecer de sustancia y pruebas de sus afirmaciones, pero también por las muchas inconsistencias en la historia personal de Tim Ballard, el protagonista de la vida real que supuestamente retrata.
Ballard, un exagente de la ley en el gobierno de Estados Unidos, se ha visto involucrado en una serie de disputas que requerirían un libro apenas para cubrir las muchas acusaciones lanzadas contra él por tergiversar su propio papel como salvador de niños víctimas de trata, y uno más para abordar su compleja relación con los líderes de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días con sede en Utah, la llamada Iglesia Mormona.
El periódico británico The Independent analizó en profundidad hasta qué punto Sound of Freedom tergiversa el papel de Ballard como agente de la ley en Estados Unidos (disponible aquí sólo en inglés), mientras que Vice y otros medios en Estados Unidos han demostrado cómo los fans de Ballard y Verástegui (disponible en inglés aquí) atacan a personas, incluso antiguas víctimas de trata, que no están dispuestas a aceptar el relato que Sound of Freedom vende.
Adam Herbets, de Fox News Utah, ha documentado en profundidad la conflictiva relación de Ballard con los líderes de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días y los funcionarios públicos de allí, como lo muestra el hilo que sigue a este párrafo, publicado en inglés en 2023.
En ese sentido, los argumentos de Ballard y Verástegui para justificar el rechazo de la posibilidad de ofrecer asilo a las personas que buscan ese tipo de ayuda en los “puertos de entrada” de la frontera estadounidense son, al menos, débiles, por no mencionar las muchas preguntas sobre el intento de Verástegui de forzar una relación de tipo fascista entre la religión y la política en México, que lo lleva a atacar a los obispos dispuestos a participar en mesas redondas en universidades católicas de la Ciudad de México con personas que Verástegui, sus patrocinadores y aliados consideran indignas, como cuenta el texto vinculado a continuación.
La línea de ataque de Vance contra la Iglesia Católica en los Estados Unidos, insinuando que, de alguna manera se estaba enriqueciendo de la asistencia a los refugiados, solicitantes de asilo y, en términos más generales, a los migrantes, comenzó el jueves, cuando el obispo de El Paso, Mark Seitz, una figura clave en la respuesta de la Iglesia Católica a la crisis en la frontera entre Estados Unidos y México, criticó el cambio de política entonces recién anunciado.
Elon Musk amplificó ataques a Seitz desde su cuenta en X.
Allí, Musk se une a la “fiesta” que ataca a la Iglesia Católica por recibir un pago por los servicios que ha estado brindando bajo las leyes actuales de Estados Unidos.
Impulsadas por su propio algoritmo, las cuentas de redes sociales vinculadas al libertarismo, a los llamados Techno-Bros y a los grupos más radicales del catolicismo en los Estados Unidos, las que llegan al punto de negar la legitimidad de la elección del papa Francisco en 2013, entraron en modo ataque, señalando los millones de dólares estadounidenses que Cáritas en Estados Unidos, llamada allá Catholic Charities, ha estado recibiendo como pago por sus servicios al gobierno de Estados Unidos en los últimos años.
En cuanto a los grupos más radicales del catolicismo, el ataque tuvo al menos dos cuentas en X. Por un lado, estaba la cuenta Complicit Clergy (Clero Cómplice). Esa cuenta comparó a Mark Seitz, el obispo católico de El Paso, con un líder de un cártel al mando de una operación que utiliza túneles clandestinos entre esa ciudad en Texas y Ciudad Juárez en Chihuahua, como lo demuestra el mensaje publicado después de este párrafo.
Aunque Complicit Clergy parecería dar a entender que quien opera esa cuenta está en algún tipo de cruzada para criticar a los líderes de la Iglesia Católica, eso es engañoso.
Incluso si la cuenta a veces critica a obispos y sacerdotes de alguna manera involucrados en la crisis de abuso sexual del clero, es muy selectiva al hacerlo. Por lo general, defiende al clero vinculado formal o informalmente con las ramas más conservadoras del catolicismo, incluso cuando los tribunales eclesiásticos, civiles o penales los han declarado culpables.
No brindan información sobre quién opera la cuenta y amplifican el contenido de las cuentas más radicales que apoyan todo lo que Trump esté dispuesto a hacer, independientemente de los resultados potenciales de tales medidas.
Otro de los líderes del ataque al obispo Seitz fue la cuenta X del llamado Lepanto Institute, entidad que se autodenomina católica y que difunde todo tipo de teorías conspirativas sobre el papa Francisco.
Nótese que el mensaje que aparece después de este párrafo, de su cuenta de X, republica un texto del sitio de Complicit Clergy.
La entidad toma su nombre de la Batalla de Lepanto, un puerto griego. Aunque en su época (1571) fue la batalla marítima más grande de la historia, tuvo poco o ningún efecto en la expansión del Imperio Otomano, pero de alguna manera es una referencia común en los círculos católicos de habla hispana, porque fue la batalla donde Miguel de Cervantes Saavedra, el autor de El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha, una obra maestra fundacional del español perdió una de sus manos luchando allí, de ahí su mote de El manco de Lepanto.
También, porque es el origen de la actual festividad de Nuestra Señora del Rosario, y porque un capitán español tenía una copia de la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe a la que atribuyó la victoria ese día.
En su momento, el entonces papa y los reyes católicos europeos encargaron pinturas, poemas y otras formas de arte para celebrar su victoria como una especie de evento epocal o cataclísmico, que marcaría un antes y un después en la historia de Europa, como pretende demostrar la pintura que se muestra a continuación de este párrafo, aunque, nuevamente, no tuvo un efecto definitivo en evitar que la mayor parte de Grecia fuera anexada al entonces emergente Imperio Otomano.
En ese sentido, los miembros del Lepanto Institute y otras entidades con perfiles e ideas similares, se ven a sí mismos como una especie de última línea de defensa del catolicismo y la cultura occidental. Por ello sostienen un ataque sistemático e implacable contra Jorge Mario Bergoglio, a quien retratan como un enemigo de la propia Iglesia Católica y de la civilización occidental.
Como hizo Vance en CBS, las cuentas del Instituto Lepanto en las redes sociales no atacaron abiertamente a la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos. Dejaron esa tarea a un pequeño ejército de cuentas creadas recientemente en X, algunas de las cuales muestran lo que parecen ser números generados al azar en lugar de nombres, sin ninguna imagen o nombre.
Estados Unidos
Los que controlan esas cuentas no vieron la necesidad de mantener la civilidad. Algunos de ellos insultaron abiertamente al obispo Seitz, ya sea en inglés o en español, y para colmo de males, vincularon lo que está sucediendo estos días en la frontera entre Estados Unidos y México con el problema que la Iglesia Católica parece no poder abordar: la crisis de abusos sexuales del clero.
Esa línea de ataque a la Iglesia Católica ya había sido insinuada por el nuevo zar de la migración de Trump, Tom Homan, quien le dijo a Newsmax el 24 de enero que el papa Francisco no debería criticar las decisiones políticas de Estados Unidos, sino “limitarse a arreglar la Iglesia Católica”.
Homan se autodenominó “católico de toda la vida” (ver aquí su biografía en la Wikipedia en inglés) y sin embargo habló de un muro construido en la Edad Media que ahora es parte de la entrada a los Museos Vaticanos (ver la imagen de arriba), como si Francisco hubiera ordenado su construcción durante su mandato como pontífice, mientras desestimó el hecho de que dicho muro cubra solo una fracción de una frontera ya pequeña con Italia.
Homan también “olvidó” que no hay un muro que separe la Ciudad de Roma del Vaticano en el acceso principal a la Plaza y la Basílica de San Pedro, como lo muestra la imagen después de este párrafo.
El domingo por la tarde, la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos emitió un nuevo comunicado diciendo que los fondos que han recibido del gobierno de su país, “no son suficientes para cubrir el costo total de estos programas. No obstante, esto sigue siendo una obra de misericordia y ministerio de la Iglesia”.
Su declaración más reciente sobre el tema está disponible, sólo en inglés, aquí.
Lamentablemente, la nueva declaración de los obispos no contaba con el respaldo de un archivo Excel o PDF que brindara detalles sobre cuánto dinero recibieron y cuánto gastaron en cada migrante o en el programa general de acuerdo con el gobierno de Estados Unidos. Eso habría sido útil para la propia causa de la Iglesia Católica.
Dejando de lado los problemas con la línea de ataque de Vance, Musk y Homan contra Francisco, ambos provocaron una serie de ataques contra los líderes católicos en los Estados Unidos y en otros lugares, presentándolos como cómplices de delitos de abuso sexual.
Y por más descabelladas que sean sus afirmaciones, es imposible descartarlas cuando se tiene en cuenta que, durante el fin de semana, mientras estos temas aparecían en las pantallas de televisión, computadoras y teléfonos de todo el mundo, aparecieron noticias que confirmaban el papel de la Iglesia Católica en los delitos de abuso sexual.
No es que Vance, Musk o Homan sustenten con pruebas sus ataques al obispo Seitz y a la Iglesia Católica. Todo lo contrario. Pero incluso si no hay pruebas de malversación de fondos por parte de Seitz, sí hay pruebas de muchos delitos de abuso sexual cometidos por clérigos en otros lugares y de cómo, en lugar de profundizar en las raíces de la crisis, el papa Francisco ha estado intentando un enfoque “amistoso” con los depredadores que, al final, regresa a atacarlo como el proverbial cuervo que, criado por él mismo, le come los ojos.
Esa es la moraleja de una historia que se ha estado desarrollando casi al mismo tiempo que la crisis migratoria de Lima a Madrid y a Roma. El sábado, el periódico español El País publicó un artículo sobre las razones detrás de la repentina renuncia en 2019 de Juan Luis Cipriani Thorne.
Según el artículo de El País, el cardenal peruano y antiguo arzobispo de Lima, la ciudad más antigua de Sudamérica y capital de su país se vio obligado a retirarse y exiliarse fuera de Perú luego de que le acusaron de abusar sexualmente de un menor de edad cuya madre solía llevarlo cuando el ahora varón de 58 años era un niño.
La noticia que llegó de la redacción de El País en Madrid sorprendió a pocos en Lima, ya que ha habido frecuentes acusaciones informales de ese tipo de comportamiento contra Cipriani en los últimos 20 años, además de las acusaciones levantadas contra él por su apoyo, formal e informal, a los líderes del Sodalicio de Vida Cristiana.
El principal problema es que la ley en Perú y otros países latinoamericanos castiga a las víctimas dispuestas a dar un paso al frente y hablar de sus experiencias, como lo demuestran los numerosos casos del Sodalicio.
En julio de 2021, Jaime Bayly, un novelista peruano usó una columna que publica semanalmente para contar una historia “ficticia” sobre un cardenal peruano acusado, como Cipriani, de abusar sexualmente de niños menores de edad.
Llamó al personaje ficticio Cardenal Cienfuegos, pero todos los detalles revelados ahora por El País ya están en el artículo original de Bayly, disponible aquí en Diario 21.
En ese sentido, la actitud del papa Francisco hacia Cipriani le pasa factura porque no había ninguna razón para proteger a Cipriani mientras se desestimaba el dolor y la pena de las víctimas de Cipriani.
Curiosamente, el domingo, incluso Vatican News se unió al coro de medios globales que dan detalles de cómo Cipriani no estaba dispuesto a cumplir los términos del “castigo” impuesto por Francisco.
Mientras escribo estas líneas el domingo por la tarde, en las ediciones en español (disponible aquí) e italiano (disponible aquí) de Vatican News hay textos en los que el Vaticano confirma que Cipriani fue objeto de algún tipo de medida disciplinaria por parte del papa Francisco. No hay tal en la sección de habla inglesa de ese sitio web.
Por lo que es posible saber, al regresar a Perú para recibir premios de manos del alcalde de Lima, la capital de su país, y recorrer los salones del poder, donde solía ser un negociador, un príncipe elector, Cipriani rompió los términos de su “castigo”.
El problema principal es que, aunque la noticia publicada en Madrid pruebe la culpabilidad de Cipriani como depredador, también prueba que su “castigo” original no fue más que una reprimenda leve, algo tan irrelevante, que Cipriani tuvo la suficiente confianza para desestimar volviendo a Lima.
La noticia publicada por El País habla de otro obispo del Opus Dei que intentó ayudar a Cipriani a negar cualquier irregularidad, pero no identifica quién es ese otro obispo. Por lo que se ha podido saber, el otro obispo peruano, que también es miembro del Opus Dei, sería Juan Antonio Gómez Ugarte que ahora es también obispo emérito.
Al actuar así, estarían siguiendo el “procedimiento operativo estándar” de negar, luego acosar a las víctimas, luego tratar de obligarlas a guardar silencio, a cansarse de lidiar con el laberinto de los distritos policiales locales, los tribunales, además de la opacidad de los propios procedimientos de la Iglesia.
De alguna manera, Cipriani encontró todavía fuerzas para desafiar la nota de El País. Emitió un comunicado en el que vuelve a ser un príncipe de la Iglesia Católica usando un sello, encima de su firma, cuando en sentido estricto, no tiene funciones formales a esta altura de su vida. Lo que es peor, sigue usando el viejo membrete oficial como si todavía estuviera a cargo de la Arquidiócesis Primada de Lima, sin estar dispuesto al menos a cambiarlo para reflejar su actual condición de emérito.
Esa actitud da como resultado los ataques que uno ve ahora de Vance, Musk y Homan. Por muy relevante que pueda ser la voz de los obispos católicos en los Estados Unidos para prevenir más abusos contra los inmigrantes que viven sin documentos adecuados en ese país, sería absurdo pretender que su Iglesia tiene en este momento la autoridad moral para denunciar esos abusos.
Mientras la jerarquía católica siga participando en el tipo de negociación que el propio Francisco hizo para proteger al cardenal Cipriani, estarán inermes al tipo de ataques lanzados durante este fin de semana por Vance, Musk, Homan y las entidades que usan la idea de lo católico para apoyar las políticas “profundamente inquietantes” de Trump contra los inmigrantes, los solicitantes de asilo y refugiados y, en general, contra las personas no blancas en los Estados Unidos.
Más aún cuando se tienen en cuenta los muchos otros errores cometidos no sólo y quizás no principalmente por el papa Francisco en Perú y otros países afectados por la crisis de abusos sexuales del clero.
Es claro que este patrón se remonta a Juan Pablo II y las estrellas de su curia, Joseph Ratzinger y Angelo Sodano. Ellos, a pesar de todas las advertencias de gente de México, Estados Unidos, Chile, Perú y muchos otros países en la década de los noventa, decidieron dejar que peligrosos depredadores vagaran por las sacristías y los conventos.
El propio Francisco, en su vida anterior como Jorge Mario Bergoglio, trató de denunciar a uno de esos depredadores cuando trató con Carlos Miguel Buela, el fundador del Instituto del Verbo Encarnado en Argentina.
En 1999, cuando Bergoglio era arzobispo de Buenos Aires y vicepresidente de la Conferencia del Episcopado de Argentina, él y casi todos los demás obispos de su país pidieron al entonces papa Juan Pablo II que suprimiera esa orden religiosa.
El único obispo argentino dispuesto a apoyar a Buela fue el entonces arzobispo de La Plata, Héctor Rubén Aguer, un clérigo que no es miembro formal del Opus Dei, pero que es lo más cercano posible a esa organización en su país natal.
Sería imposible entrar en detalles sobre la decisión de Juan Pablo II de desestimar el pedido de los obispos argentinos de poner fin a los abusos en el Instituto del Verbo Encarnado, lo que es relevante es que, por la razón que sea, los líderes de la Iglesia Católica siempre encuentran una razón para ser tímidos cuando se enfrentan a los depredadores.
Ahora, como lo demuestran Vance, Musk y Homan, esas decisiones vienen a sacarles los ojos pues es muy fácil creer que pudieran estar involucrados en abuso de menores, al tiempo que mutila su capacidad de proteger a las personas que realmente los necesitan, como los migrantes que el gobierno de Estados Unidos está a punto de deportar, que ahora están solos sin apoyo ni ayuda para ellos.
Y el tema no sólo es relevante cuando se piensa en el papel de la Iglesia Católica en Estados Unidos. Algunas de las cuentas de redes sociales que amplifican los ataques de Vance, Musk y Homan operan tanto en inglés como en español, y están dirigidas incluso a personas de México.
Los Ángeles Press ha demostrado en entregas previas que en Ciudad Juárez la respuesta a la crisis de abuso sexual del clero no ha sido tan diligente como la del obispo Seitz en El Paso, Texas, como demuestra el texto que aparece antes de este párrafo.
Eso que ya es muy grave empeora cuando se considera que el vocero de la diócesis mexicana de Ciudad Juárez avala y promueve desde sus redes sociales los incesantes ataques de Trump a las poblaciones latinas en Estados Unidos, como lo demuestra el texto disponible continuación.
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