Sir Charles Chaplin

De zapatos grandes, viejos y apuntando hacia los lados en un vaivén de pato; sombrero negro, de bombín, similar a un hongo; pantalón holgado, desgastado; saco cenizo, apretado, abrochado con un botón; bigote poblado, apenas al ancho de la nariz respingada; bastón para la buena pinta, hacer piruetas, apoyar la cabeza o tumbar a alguien; un tipo torpe, ingenuo, simpático, noble, digno y de buen corazón, a la vez que travieso, pícaro, tramposo y coqueto, pero incapaz de caer mal con esa enorme sonrisa de dentadura completa y esos ojos viendo a un lado, como suavizado la trastada: el refinado vagabundo Charlot, es la imagen más conocida de Charles Chaplin, incluso, por encima de su rostro real (sin maquillaje, el actor podría fácilmente pasar de largo ante cualquiera).

Aunque su capacidad histriónica era enorme y en su larga trayectoria interpretó varios personajes, Charlot, el simpático vagabundo que le funcionaba para criticar la desigualdad social, que apareció por primera vez en Carreras sofocantes (Kid Auto Races at Venice/1914), fue el que lo inmortalizó como el cómico más grande, importante, conocido y admirado del mundo, y el que, por ser tan querido, quizás amortiguó y no fueron peores los conflictos que siempre lo rodearon, así tuviera que escapar y exiliarse en Europa por dos décadas: desafiar al nazismo; criticar al capitalismo; ser acusado de comunista, peligroso progresista, amoral, traidor y de hacer actividades antiamericanas.

Desde que subió al escenario a los 5 años para entonar una canción y así salvar la actuación de su madre, que se quedó sin voz en pleno espectáculo, Chaplin supo que el escenario sería lo suyo, aunque la infancia del hijo de los artistas Hannah (Lily Harley) y Charles Spencer Chaplin, nacido el 16 de abril de 1889 en una de las áreas más pobres de Londres, no fue nada fácil. Con un padre alcohólico y ausente (desde los 3 años del futuro actor) y una madre recluida en psiquiátricos la mayor parte de su vida, pasó de los 7 a los 10 años en un orfanato, realizó oficios de vendedor, soplador de vidrio, recadero y, desde los 11, se unió al Music Hall como bailarín. En 1908 ingresó a la compañía de mimos Fred Karno´s, con la que se presentó en París, Canadá y Estados Unidos. Ya con 20 abriles, regresó a este último país para integrarse a los estudios Keystone y trabajar bajo el mando del cómico canadiense, Mark Sennet.

Ya sea de actor, director, guionista o productor; de Charlot, borracho o Hitler; financiado por Keystone, Essanay Studios, Mutual Film Corporation, First National, United Artists; dirigido por él mismo o alguien más; en Estados Unidos o Inglaterra; en cortos, medios o largometrajes; en el cine mudo o sonoro, Charles Chaplin apareció en 81 películas. Si bien Luces de la ciudad (1931) tenía algunos sonidos y en Tiempos modernos (1935) Charlot “entona” una indescifrable canción, la voz del histrión se escuchó por primera vez en El gran dictador (1940), 13 años después de que saliera El cantante de jazz (1927), con la que se inauguró el cine sonoro –Charles rechazaba el sonido, porque consideraba que su personaje de vagabundo no podía expresarse con palabras, y en 1928 escribió un artículo en la Motion Picture Herald Magazine de Nueva York, para quejarse de los talkies (habladores), que “agredían” a la pantomima.

A Chaplin también se le cuestionó fuertemente por las edades de tres de sus cuatro esposas: Mildred Harris, la primera, estaba a punto de cumplir 17 años en la boda con el cómico de 29, en 1918. Tuvieron un hijo que sólo vivió unas horas; Lita Grey, la segunda, estaba embarazada cuando se casó a los 16 años con el actor de 35, en Empalme, Sonora, México, en 1924. Juntos procrearon a Charles y Sydney; Oona O’Neill, la cuarta, ya tenía 18 para el matrimonio en 1943, pero su esposo con 55, le llevaba 37. Con ella se quedó hasta el final de sus días, y tuvo a Geraldine, Michael, Josephine, Victoria, Eugene, Jane, Annette y Christopher. Sólo la tercera, Paulette Goddard, contaba con 26 al contraer nupcias con el inglés de 47, en 1936. Con esta actriz con quien rodó Tiempos modernos (1936) y El gran dictador (1940), no tuvo hijos.

Con éxitos cinematográficos como Vida de perro (1918), El chico (1921), Una mujer de París (1923), La quimera del oro (1925), El circo (1928), Monsieur Verdoux (1947) y Candilejas (1952), además de las cintas ya mencionadas; tres premios Oscar (1929, honorífico por El circo; 1972, honorífico por trayectoria; 1973, banda sonora de Candilejas); y nombrado sir (caballero) por la reina Isabel II, en 1975, el considerado genio, uno de los actores más célebres de todos los tiempos, icono de la comedia y del cine mudo, infinidad de veces imitado, copiado y parodiado, murió en Suiza en 1977, el 25 de diciembre –curiosamente en Navidad, celebración que al parecer no le gustaba por recordarle la pobreza en su niñez.

Artículo publicado el 15 de diciembre de 2024 en la edición 7 del suplemento cultural Barco de Papel del semanario Ríodoce.