Son datos del propio gobierno, del CONEVAL.
Cortesía/Río Doce.
En 2018, había 8 millones 700 mil mexicanos en pobreza extrema y en 2022 eran 9 millones 100 mil. 400 mil personas más en la miseria.
“Angelina Méndez toma agua hervida para no sentir el dolor de estómago que causa el hambre. Ella y sus dos hijos han pasado hasta 48 horas sin comer. Cada día comienza a las cuatro de la mañana; se levanta para tomar hilos de palma seca con los que teje 2 o 3 sombreros. Quien se los compra, le da sólo cinco pesos por cada uno, con lo que nada más le alcanza para dos cosas: más hilo de palma seca, y un poco de maíz con sal. 47 años. Mide 1.20 y pesa 40 kilos. No habla español. Su vivienda son 12 metros cuadrados erigidos en varas.”: Zorayda Gallegos. OXFAM.
Son mexicanos cuyos ingresos no son suficientes para comprar una canasta alimentaria y carecen de al menos tres de las condiciones mínimas: educación, salud, alimentación, vivienda, servicios básicos y seguridad social.
El 97 por ciento de los pobres extremos no tienen protección social para evitar perder sus ingresos cuando enferman, caen en cesantía o sufren una invalidez.
El gobierno de López Obrador no resolvió la principal carencia social de los mexicanos, no solo de los pobres. La falta de seguridad social afecta al 50 por ciento de toda la población, 64 millones 700 mil personas. Antes, en 2018 afectaba a 66 millones 200 mil. Hubo una muy leve disminución de 2.5 por ciento. A ese paso en 240 años se resolvería el problema.
López Obrador mantuvo las causas de la carencia: un sistema que excluye a los no formales y que se financia con contribuciones de los trabajadores y no con impuestos generales. No tocó los principios neoliberales.
El 82 por ciento de los pobres extremos no tienen acceso a los servicios de salud.
El gobierno de López Obrador desapareció el Seguro Popular y con ello el problema pasó de afectar a 2 millones 366 mil pobres extremos, en 2018, a perjudicar a 7 millones 366 mil en 2022.
En ese año, 57 mil mexicanos en situación de miseria se enfermaron y fueron a atenderse con un curandero o un hierbero; 691 mil, con un consultorio anexo a una farmacia y 808 mil a un médico particular. Para ellos, se privatizó la salud en este sexenio.
Seis millones cien mil de los más pobres no cuentan con los servicios básicos en la vivienda.
El gobierno de López Obrador no invirtió lo suficiente en las necesidades esenciales de los más marginados. Notoriamente fueron olvidados quienes viven en comunidades menores a 2 mil 500 habitantes donde carecen de agua 1 millón 300 mil y de drenaje 1 millón 600 mil.
Cinco millones de los pobres extremos se quedaron sin comer alguna vez en los últimos tres meses por falta de recursos.
No hubo un programa para mejorar la producción de alimentos para autoconsumo de los 2 millones y medio que viven en la zona rural, ni de mejora de abasto, ni de subsidio especial para que, por lo menos, comieran los 500 mil niños menores de 5 años.
El 46 por ciento de los adultos en pobreza extrema no terminaron la primaria y el 22, tiene incompleta la secundaria.
El gobierno de López Obrador redujo el presupuesto del Instituto Nacional de Educación para Adultos de 3 mil 090 millones que tuvo en 2018, a 1 mil 869 millones en 2024 y tampoco estableció una estrategia educativa focalizada para la situación específica de los más pobres.
El 60 por ciento de los jóvenes en miseria que debieran estar cursando el bachillerato, no está en la escuela. Son 303 mil.
Ciento cincuenta mil adolescentes que debieran estudiar la secundaria no lo están, ni 85 mil niños que tampoco van a la primaria.
El programa becas Benito Juárez no sirvió para impedir que desertaran. Les ofrecía lo mismo que a los de clase media y a los ricos. Ni una cantidad adecuada a su pauperizada condición ni el acompañamiento educativo especial.
Cuatro millones 700 mil pobres extremos viven en el ámbito rural y tienen ingresos menores a mil 804 pesos mensuales y 4 millones 400 mil, en el urbano, tienen ingresos menores a 2 mil 352.
No hubo programas para aumentar su productividad, ni para acceder a oportunidades de mejor empleo. Ni de desarrollo personal ni de desarrollo regional.
Ni Dos Bocas, ni el Tren Maya, ni el Transístmico están en zonas de concentración de pobreza extrema, ni se capacitó a los pobres extremos para ser el tipo de trabajador que demandan esas obras.
Cuatro millones 100 mil pobres extremos no reciben ningún programa social.
Los programas sociales obradoristas son muy ineficientes para llegar a quien más los necesita.
Las personas en miseria que reciben una transferencia, esta les es insuficiente para complementar sus ingresos propios y así comprar siquiera la canasta alimentaria.
La política social de López Obrador da 3 mil pesos al adulto mayor que recoge botes y sostiene a tres nietos y 3 mil pesos al gobernador que tiene sueldo alto y dos pensiones. Que tienen el mismo derecho, dicen.
Es posible disminuir la pobreza extrema.
De 2012 a 2016 bajó de 11 millones 500 mil a 9 millones 400 mil. Se redujo en 2 millones 100 mil.
Artículo publicado el 29 de septiembre de 2024 en la edición 1131 del semanario Ríodoce.
Como una tempestad en un vaso de agua, Tutela Minorum, la entidad que se ocupa del…
TRAS BAMBALINAS Cortesía/Los Ángeles Press/Jorge Octavio Ochoa Ahora gobiernan como si fueran a permanecer en…
El Gobierno de México informa de 70 asesinatos cometidos ayer. Guanajuato tuvo ocho casos y…
SE PRONOSTICAN LLUVIAS FUERTES A PUNTUALES MUY FUERTES EN EL CENTRO, ORIENTE, SUR Y SURESTE…
El Gobierno de México informa de 88 asesinatos cometidos el 1 de noviembre de 2024.…