López Obrador se colmó en elogios, a él y a Morena, mientras en EEUU representantes ven con creciente preocupación el alcance y efectos de su reforma judicial.
Cortesía/Los Ángeles Press.
López Obrador negó que haya violencia en Sinaloa y Chiapas y culpó de todo a sus adversarios y a los medios de comunicación molestos, según él, por la reforma judicial.
Los Ángeles Press
La actividad de este 12 de septiembre en Palacio Nacional estuvo dedicada a defender la reforma del Poder Judicial como la planteó y desarrolló la presidencia de la República.
En octubre del año pasado, el banderazo lo dio Andrés Manuel López Obrador, con una serie de afirmaciones falsas acerca del costo que le representaba el Poder Judicial al país.
Usó los salarios de los ministros y magistrados para presentar al Poder Judicial de la Federación como una suerte de Estado dentro del Estado, en el que se disfrutaban de privilegios desconocidos para la mayoría de los mexicanos.
Planteó en esos términos la elección de junio de este año y la incapacidad de los partidos de oposición para integrar una coalición única que se le opusiera, facilitó las cosas.
Investigaciones
También las facilitó el desprestigio en el que objetivamente se encuentra el Poder Judicial, que no es exclusivo de México pero que se agrava por el mal desempeño de las fiscalías, como ocurrió en el caso de la de Sinaloa, entidad cuya capital, Culiacán, ayer vivió otra jornada de terror.
Las cosas acabaron mal para cualquier resistencia al capricho de la Presidencia de la República porque hubo dos senadores, originalmente electos por el Partido de la Revolución Democrática que traicionaron la voluntad de sus electores y se integraron a las filas del Movimiento de Regeneración Nacional.
Algo similar hizo la familia Yunes que, luego de muchos años de gozar la plenitud del poder en el Partido Revolucionario Institucional, se pasó al de Acción Nacional. Desde ahí, a pesar de las muchas cosas que otro Yunes dijo contra la candidata de Morena a gobernadora de Veracruz, votaron a favor de lo que López Obrador celebró hoy mismo en Palacio Nacional.
Él mismo, repetidamente abominó a los Yunes, presentándolos como lo peor del pasado priísta, hasta que antier quien fuera uno de los molinos de vientos contra los que disfrutaba lanzarse una y otra vez, fue a la antigua sede del Senado de la República, a capitular y entregar su voto a cambio de lo que, con toda probabilidad, será la impunidad perpetua de la familia Yunes por varias generaciones.
México de conciencia
López Obrador insistió también en que sus adversarios exageran la situación de inseguridad en el país luego de que en Sinaloa se suspendieron clases y miles de pequeños negocios debieron cerrar sus puertas en diversos municipios por la actividad del crimen organizado.
Negó que pase algo malo en Chiapas, a pesar de que un cardenal católico residente en Guatemala denunció recientemente que son las organizaciones criminales las que controlan los municipios de la frontera entre México y Guatemala en el estado de Chiapas.
México violento
López Obrador, en cambio, prefirió aplaudirse a sí mismo y a los legisladores, federales y estatales que le acompañan en su aventura de destruir al Poder Judicial a pesar del principio de inamovilidad de los jueces.
Lo hace a pesar de que en Estados Unidos se observa con creciente preocupación lo que hace el gobierno de México, como se puede ver en la resolución que impulsó el representante demócrata de Arizona, Greg Stanton y la representante republicana de Florida María Elvira Salazar, que llama la atención a las arbitrariedades que el gobierno de México está a punto de consumar, una vez que los congresos estatales han seguido la lógica del gobierno federal de eliminar al Poder Judicial.
El documento que expresa la preocupación de diez representantes de Estados Unidos encabezados por Stanton y Salazar se puede consultar en su totalidad, en inglés, aquí.
López Obrador aplaudió a los legisladores estatales de su partido que, presurosos, sin discutir en realidad la documentación que les remitió el Congreso de la Unión, la aprobaron.
Dijo que consumará el golpe contra el Poder Judicial Federal el 15 de septiembre, cuando publicará el decreto que modifica la Constitución.
Sobre lo dicho por empresas, consultores y observadores extranjeros acerca de la reforma al Poder Judicial, negó que “por la reforma judicial” salgan capitales de México.
En los primeros minutos de la actividad de este jueves, López Obrador insistió en adularse a sí mismo por los supuestos resultados en el sistema de salud como lo hizo también al final cuando comparó su popularidad con la de otros presidentes al dejar el cargo, aunque—convenientemente—excluyó de la comparación a Carlos Salinas de Gortari.
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