El gobierno mexicano se ha deslindado públicamente seis veces del supuesto secuestro de Zambada.
Por Juan Ricardo Montoya
Héctor Melesio Cuen Ojeda, exrector de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) y político de esa entidad, fue asesinado en el mismo lugar y día en que fue secuestrado y llevado a Estados Unidos en contra de su voluntad, dijo en una carta pública el narcotraficante Ismael “El Mayo” Zambada, presuntamente de su autoría
Con engaños, Ismael Zambada llegó el 25 de julio al rancho y centro de eventos especiales “Huertos del Pedregal”, ubicado en las afueras de Culiacán, “donde iba a sostener una reunión en la que estarían presentes el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, de extracción morenista, y el exrector Héctor Melesio Cuen Ojeda, para mediar entre ambos en un conflicto relacionado con la designación del nuevo rector de la UAS”, de acuerdo con una supuesta carta que El Mayo Zambada entregó a su abogado Frank Pérez y que fue dada a conocer la mañana de este sábado.
Ismael “El Mayo” Zambada, en la misiva, puntualizó que “no me entregué, me secuestraron” y reveló que fue emboscado cuando esperaba reunirse con Rubén Rocha Moya, gobernador de Sinaloa, y Héctor Melesio Cuen Ojeda. En el lugar también estuvo Joaquín Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, quien le pidió asistir al encuentro para ayudar a resolver unas diferencias entre los dos políticos sinaloenses.
“Estaba al tanto de una disputa en curso entre Rubén Rocha Moya, gobernador de Sinaloa, y Héctor Melesio Cuen Ojeda, excongresista federal”, relató Zambada.
Mencionó que llegó poco antes de las 11 de la mañana, hora acordada para la reunión, y vio a hombres armados vestidos con uniforme militar verde, que intuyó eran integrantes del grupo de seguridad de Joaquín Guzmán. “El Mayo” agregó que le dijeron que también estaría presente otro hijo de “El Chapo” llamado Iván Guzmán Salazar. El capo iba acompañado por cuatro escoltas, dos de los cuales quedaron afuera del perímetro de seguridad.
Entonces caminó hacia el lugar de la reunión. Allí vio a Héctor Cuen y a uno de sus ayudantes, a quienes saludó antes de entrar a un cuarto con una mesa de frutas. “Vi a Joaquín Guzmán López, a quien conozco desde que era joven, y me hizo gestos para que lo siguiera. Confiando en la naturaleza de la reunión y los involucrados, lo seguí sin vacilar. Fui dirigido a otro cuarto oscuro”.
“En cuanto entré a ese cuarto, fui emboscado”, dijo “El Mayo”.
De repente, “un grupo de hombres me asaltó, me tiraron al piso y me pusieron una capucha de color oscuro en la cabeza. Me amarraron y esposaron. Luego me obligaron a subir a la caja de una camioneta”.
Detalló que “fui sometido a abuso físico, lo que resultó en serias heridas físicas en mi espalda, rodillas y muñecas”.
“Luego me llevaron a una pista de aterrizaje a unos 20 o 25 minutos de distancia, donde me obligaron a subir a un avión privado”.
Entonces, “Joaquín me quitó la capucha de la cabeza y me ató con bridas al asiento”. Puntualizó que en el avión solo iban tres personas: “él, Joaquín y el piloto”.
Especificó que el vuelo duró cerca de dos horas y media a tres horas, “sin ninguna parada hasta que llegamos a El Paso, Texas”. Añadió que en la pista lo custodiaron agentes del gobierno federal estadounidense.
Enfatizó que “la noción de que me rendí o cooperé es completa e inequívocamente falsa. Me trajeron a este país a la fuerza y bajo coacción, sin mi consentimiento y contra mi voluntad”.
Sobre la muerte de Héctor Cuen Ojeda, añadió que conoce la versión oficial de que fue disparado el 25 de julio en una gasolinería por dos hombres en una motocicleta que intentaron robar su camioneta, pero afirma que “eso no pasó; él fue asesinado al mismo tiempo y en el mismo lugar donde fui secuestrado”. Añadió que Héctor Cuen “era un viejo amigo” y lamenta su muerte, además de las “desapariciones de José Rosario Heras López y Rodolfo Chairez, quienes no han sido vistos desde entonces”.
La versión que dieron las autoridades de Sinaloa sobre la muerte de Héctor Cuen es que fue asesinado durante un intento de asalto.
“El Mayo” llamó a los gobiernos de México y EEUU a ser “transparentes y brindar la verdad acerca de mi secuestro en Estados Unidos, y acerca de las muertes de Héctor Cuen, Rosario Heras, Rodolfo Chairez y cualquier otro que haya muerto ese día”. También hizo un llamado “a la gente de Sinaloa a usar la moderación y mantener la paz en nuestro estado. Nada puede ser resuelto por la violencia. Hemos pasado por ese camino antes y todos pierden”.
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