Por Julia F. Cadenas
Los expertos explican que la subida de tipos y el temor a una recesión en Estados Unidos impidieron al banco seguir rentabilizando su efectivo y tras varios días de caídas fue intervenido.
Silicon Valley Bank (SVB), la entidad especialista en préstamos a emprendedores y pequeñas empresas tecnológicas en Estados Unidos, quebró el pasado viernes 10 de marzo después de días de caídas. La onda expansiva de la mayor quiebra bancaria desde la crisis financiera de 2008 ha provocado la intervención de la Reserva Federal, del Departamento del Tesoro y del organismo regulador estadounidenses que han anunciado que dispondrán de fondos adicionales para garantizar el pago de todos los depósitos del banco.
De esta forma, Washington D.C. trata de evitar que las consecuencias del colapso de la gran institución se extiendan por todo el sistema financiero. Por el momento, su quiebra ya se ha llevado por delante a otros bancos, como el Signature Bank de Nueva York, que cerró el domingo, según informa Reuters, y el Silvergate Bank, que anunció el pasado miércoles el cese de sus operaciones y la liquidación de sus activos. Ambas eran entidades que concedían préstamos a empresas de criptomonedas. Además, la quiebra del Silicon Valley Bank ha provocado que el Banco de Inglaterra haya decidido vender la filial británica al banco HSBC a cambio de una libra esterlina, como ha anunciado en un comunicado.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se ha apresurado a mandar un mensaje de tranquilidad: “Los estadounidenses pueden estar seguros de que nuestro sistema bancario es seguro. Sus depósitos están seguros”, ha dicho el demócrata en una breve declaración televisada desde la Casa Blanca. “Permítanme también asegurarles que no nos detendremos aquí; haremos todo lo que sea necesario”.
La quiebra del SVB, poco conocida internacionalmente porque su trabajo está centrado en financiar empresas emergentes del sector tecnológico, comenzó a fraguarse al mismo ritmo que la Reserva Federal comenzó a subir los tipos de interés. “El SVB era un banco para start-ups, por tanto tenía mucha liquidez –la ratio de préstamos sobre depósitos era muy baja porque sus clientes son empresas–, y ese exceso lo invirtieron sobre todo en bonos del Tesoro, deuda pública, en un momento en el que los tipos de interés eran muy bajos y el valor del bono era más alto”, explica Antonio Sanabria, profesor de Economía Aplicada en la Universidad Complutense de Madrid.
Sin embargo, la subida de los tipos de interés, el temor a una recesión y la ralentización del mercado dificultaron a la empresa continuar rentabilizando su efectivo. Para hacer frente a esta situación, la entidad anunció el miércoles que había vendido 21.000 millones de dólares en valores con una pérdida de 1.800 millones y que trataría de recaudar 2.250 millones en capital. Para ello, el banco tenía un plan: pretendía vender 1.250 millones de dólares en acciones ordinarias y otros 500 millones en acciones preferentes. Además, anunció un acuerdo con el fondo General Atlantic para vender otros 500 millones de dólares en acciones ordinarias.
“Al anunciar esta ampliación de capital algunos de los depositantes de esas start-ups hicieron pública su intención de retirar todo su dinero del banco, una decisión que tuvo mucho eco en el mundo financiero y generó un pánico bancario general”, añade Sanabria.
Ese pánico se tradujo en una estrepitosa caída en Bolsa, que no se hizo esperar. Las acciones del banco se desplomaron un 60% al día siguiente, el jueves, según el Nasdaq, índice bursátil de Estados Unidos que recoge los 100 valores de las compañías más importantes del sector tecnológico. Las acciones del SVB no volvieron a cotizar el viernes.
El viernes, la Corporación Federal de Garantías de Depósitos (FDIC, por sus siglas en inglés) se hizo con el control del SVB. “Todos los depositantes asegurados tendrán pleno acceso a sus depósitos a más tardar el lunes 13 de marzo de 2023 por la mañana”, escribió en un comunicado el regulador en un intento de aportar certezas en una situación de gran incertidumbre.
El organismo regulador cubre los depósitos de los clientes hasta los 250.000 dólares, tal y como recoge la legislación. “Una medida que se legisló para evitar el pánico bancario, esto es cuando una gran cantidad de población retira su dinero del banco al mismo tiempo ante el temor a perderlo, lo que provoca un colapso en el sistema”, indica Sanabria. A partir de los 250.000 dólares, por tanto, los depósitos no están asegurados por la FDIC.
Éste es el principal problema tras la quiebra del banco. La mayor parte de los clientes del SVB tienen cantidades mucho mayores en sus cuentas al tratarse, en general, de empresas del sector tecnológico y no de particulares. Según los datos que publica la cadena CNBC, en diciembre de 2022 aproximadamente el 95% de los depósitos de SVB no estaban asegurados.
Para estos clientes que tenían en el banco fondos de mayor volumen, las autoridades proponen otra solución. “La FDIC pagará a los depositantes no asegurados un dividendo anticipado durante la próxima semana. Los depositantes no asegurados recibirán un certificado de administración judicial por el importe restante (…) A medida que la FDIC venda los activos de Silicon Valley Bank, es posible que se realicen futuros pagos de dividendos a los depositantes no asegurados”, continúa el comunicado del regulador al respecto.
Para cubrir estos depósitos, las autoridades estadounidenses –invocando “una excepción de riesgo sistémico”– anunciaron que pondrán a disposición de los bancos del país fondos adicionales para garantizar el pago de todos los depósitos del SVB.
“Tras recibir una recomendación de los consejos de administración de la FDIC y de la Reserva Federal, la secretaria del Tesoro [Janet] Yellen, previa consulta con el presidente [Joe Biden], aprobó medidas para permitir a la FDIC completar sus resoluciones de Silicon Valley Bank y Signature Bank de una manera que proteja plenamente a todos los depositantes, tanto asegurados como no asegurados. Estas acciones reducirán la tensión en todo el sistema financiero, apoyarán la estabilidad financiera y minimizarán cualquier impacto sobre las empresas, los hogares, los contribuyentes y la economía en general”, indican en una declaración conjunta el Departamento del Tesoro, la Reserva Federal y la FDIC.
Como indican en su web, SVB declaró 212.000 millones de dólares en activos en el cuarto trimestre de 2022, lo que le convierte en la segunda mayor quiebra bancaria de la historia de Estados Unidos, solo superada por Washington Mutual, cuya quiebra en 2008 se produjo cuando el banco contaba con más de 300.000 millones de dólares en activos, según Reuters. Antes de su quiebra, Silicon Valley Bank era el 16º banco de Estados Unidos con más activos.
Fundado en 1983, Silicon Valley Bank era una institución pequeña en comparación con los bancos de Wall Street, pero tenía una presencia enorme entre las empresas tecnológicas de nueva creación. Se autodenominaba “el socio financiero de la economía de la innovación”. Además de los servicios bancarios para start-ups, ofrecía préstamos a estas empresas emergentes y servicios de gestión privada del patrimonio de sus trabajadores.
Para Sanabria, esta quiebra poco tiene que ver con el inicio de la crisis financiera del 2008 al tratarse este de un banco de nicho que gestiona un sector muy concreto. “Lo que sucedió con los bancos españoles, por ejemplo, a partir de la crisis de 2008 era que con la subida de tipos de interés y la caída de precios de la vivienda, muchos préstamos empezaron a tener problemas de pago al no poder recuperar lo prestado, porque la vivienda valía menos del valor del préstamo. Pero ahora no estamos en esta situación”, asevera.
Sin embargo, la crisis de confianza actual podría contagiar a otros bancos más sólidos por la similitud en el riesgo. “La bolsa ha castigado a los bancos en Europa y en España, porque el principal activo del SVB era deuda pública, y la deuda pública está perdiendo valor en la medida en que suben los tipos de interés”. Según Sanabria, la deuda pública también está presente en la cartera de activos de los bancos europeos y de los españoles. “Por eso el sector está tan revuelto, hay una pérdida de confianza y es en este sentimiento subjetivo en el que se basa el sector financiero al fin y al cabo”, concluye el profesor de la Complutense.
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Fuente: newtral.es
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