Una semana después del “Jueves Negro II”, cuando los clanes delictivos prácticamente pusieron bajo sitio y en toque de queda de hecho al estado, las opiniones se dividen sobre la eficiencia de los cuerpos policiales para enfrentar tales situaciones, al menos en Ahome.
De las policías del estado, solo la municipal se vio en las calles al minuto cero de iniciada la oleada de quema de vehículos y el bloqueo de carreteras; la Policía de Tránsito prácticamente se ocultó, la Ministerial nunca patrulló y la Estatal Preventiva fue anulada; la Guardia Nacional se limitó a ser comparsa a distancia, el Ejército abandonó los cuarteles cuando el sol se levantó y la Marina reforzó sus guarniciones, en una ciudad que parecía abandonada por un ataque de hordas antagónicas.
Para el catedrático, investigador académico y ex director de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Milton Ayala Vega, los grupos delictivos pusieron en jaque a las instituciones, pero quedó demostrado que el Estado es más fuerte que estos, con mayor capacidad de despliegue, fuerza bélica y planeación.
Sin embargo, el “Jueves Negro II” demostró fallas en la política y estrategia de combate y control del crimen organizado, pues cobró factura al gobierno el dejar pasar y el dejar de hacer, dijo Milton Ayala.
La percepción social fue de ingobernabilidad porque las comunidades se sintieron vulnerables al grado tal que el Estado dictó un toque de queda de hecho al pedir públicamente a la población que no saliera de sus casas, se resguardase, y afectó todas las actividades económicas de la entidad. “Se asumió como tal porque el gobierno, en ese momento, no podía garantizar la seguridad de las personas”.
Se puso en riesgo la integridad de las personas que pudieron salir heridas en los tiroteos y el patrimonio de estas con la quema de sus vehículos, aunque los sinaloenses ya han estado sometidos a varios eventos de esa naturaleza, opinó.
Sin embargo, el gobierno debe de demostrar que es el rector de la convivencia social, porque si el Estado no está haciendo su función, hay un desequilibrio social; que las personas asuman y decidan no respetar la ley, se traduce como ingobernabilidad. “El Gobierno debe de demostrar que tiene la capacidad, la herramienta, y sobre todo la intención de mantener la gobernabilidad de las personas”.
Para el secretario ejecutivo del Consejo Municipal de Seguridad Pública, donde rindió protesta como nuevo titular Jesús Martín Robles Armenta. Lo ocurrido el pasado jueves 5 de enero fue un pasaje que debe darse la vuelta a la página, para que la comunidad pueda retomar sus actividades cotidianas: salir a trabajar, cultivar maíces, frijoles, soyas; divertirse, convivir, pues lo sucedido ya es parte del colectivo social.
El saldo quedará para el análisis de los especialistas, en tanto aún no se define si las operaciones fallaron o se emitirán recomendaciones a las corporaciones sobre actuaciones futuras similares.
Robles Armenta opinó que es aventurado aún calificar las actuaciones policiales aunque las fuerzas federales se vieron activas en las comunidades y en las carreteras. “Vamos a salir adelante de esta, no podemos quedarnos cautivos de la delincuencia”.
En el recuento de rescatistas que pidieron anonimato, el jueves 5 de enero reportaron 10 quemas de vehículos; en dos casos se toparon con las personas armadas, quienes no los amagaron, ni les apuntaron, tampoco les dispararon ni les robaron pertenencias. “ Sólo nos dijeron que estaban trabajando, y respondimos que nosotros también”, y mientras incendiaban un carro, nos retiramos, porque en esa situación no había civiles en riesgo, ni tránsito en el camino”.
Este recordó que ese jueves, las acciones comenzaron a las 5:00 horas, pero los reportes se dieron 90 minutos después o hasta dos horas. “Había un rescate en el ejido 5 de Mayo, cuando las caravanas de camionetas comenzaron a pasar. Había policías en el lugar, pero nadie dijo nada. De repente se escucharon los balazos. Los peritos levantaron lo que pudieron, se llevaron un cuerpo y todos se retiraron. Nos quedamos solos, y mejor nos fuimos”.
“Al pasar por una gasolinera se escuchó el flamazo y luego llegaron los reportes de los incendios. Nos acuartelamos, porque era inseguro”.
La quema de carros se detuvo a las 9:30 horas, y sólo hasta que las autoridades calificaron como segura la intervención se salió a apagar los incendios. No fue en todos lados, porque el paso aún estaba obstruido.
Para el subdirector de la Policía Municipal, Juan Francisco Rodríguez Ponce, la respuesta policial fue efectiva porque se priorizó la seguridad de las personas.
“Colocamos un dispositivo en el Lienzo Charro, allí se resguardó a los viajeros y pasajeros, conductores en tránsito, y nada ocurrió. Las patrullas recorrieron la ciudad en convoy, pero no recibieron reportes. Los hechos, estuvieron en carretera federales, en donde nuestra jurisdicción es limitada, sin embargo, se ofreció apoyo”.
Artículo publicado el 15 de enero de 2023 en la edición 1042 del semanario Ríodoce.
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