Culiacán, México.-
Regresan por sus fueros los Guzmán. Se equivocan quienes festinan los yerros del gobierno federal en la Operación Ovidio para capturar a uno de los hijos del Chapo. Quien menos pierde es el gobierno. Pierde la ciudadanía, en todo caso. El narco se infla.Las equivocaciones y los errores del jueves 17 de octubre cuestan vidas, y eso parece que no se toma en cuenta. Pierde una ciudad como Culiacán, que durante décadas ha padecido las calamidades que implican la convivencia con organizaciones delictivas. 800 mil habitantes postrados ante 800 pistoleros que se apoderaron de la ciudad. Hincaron no solo al gobierno federal, también al estatal y al municipal. Que no se hagan como que a ellos no les hablan. Resguardados en los cuarteles, sudando frío. Los ciudadanos atrapados en negocios de cristal.
Hay implicaciones políticas, evidentemente, no solo al gobierno de López Obrador y su gabinete de seguridad, sino también al gobernador Quirino Ordaz y por añadidura a Estrada Ferreiro, el Alcalde. Todos. Pero quien menos debería importarnos son los personajes principales en el sentido de su popularidad o aceptación. Las fallas e ineptitudes están en todos ellos.
La Operación Ovidio es la muestra clara de la desorganización gubernamental. Y lo más grave, el miedo que tienen. Los poderes legales no pueden tener miedo, si lo demuestran están perdidos, y con ellos los ciudadanos. Estuvieron por horas arrinconados, hincados. Muertos, aunque fuera solo de miedo. Cedieron la ciudad, y en ningún momento hicieron algo, policías municipales o estatales, o de investigación o quienes fueran, por recuperar un crucero, una vialidad para que las personas pudieran salir. Menos, claro, montar una operación para que muchos que quedaron atrapados en sus trabajos o en el fuego cruzado, fueran rescatados.
Esa es la evidencia más grave de lo ocurrido. Que Ovidio Guzmán siguiera libre es lo menos grave. Es un delincuente. Lo seguirá siendo. Las operaciones de captura fallan, es como el bateo, se falla más de lo que se logra conectar. Pero postrarse ante ellos fue la gran perdida que no quieren ver.
Margen de error
(Fuego) Los errores de las fuerzas federales fueron aciertos entre los grupos armados que defendieron a Ovidio Guzmán. En referencia al objetivo de cada quien. El despliegue por la ciudad que mostraron estos convoyes armados de los Guzmán, revela una rapidez inusitada para moverse. Una capacidad que en cuestión de minutos alcanzó a invadir la ciudad entera. Una acción coordinada de esa naturaleza, sin mucha investigación, demuestra una estrategia conjunta y mandos claros.
En cambio el gobierno federal se vio lento, incapacitado para reaccionar de inmediato. Torpe en sus movimientos. Y entre más explican las razones del fracaso más se evidencian las fallas estructurales.
La lucha es dispar. El Estado y la fuerza pública siempre estarán acotados por las leyes, los protocolos, mandos burocráticos tardíos en la toma de decisiones, exigencias políticas y hasta de opinión pública, a las que la delincuencia no necesita ajustarse. Esa situación marca una de las muchas diferencias.
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