Divido en tres este texto sobre lo descabellado de tales afirmaciones fantasiosas. La realidad insobornable las desmiente. La 4T es, en lo fundamental, parte de la derecha y cuenta con el apoyo de magnates mexicanos y del trumpismo. El pueblo pensante y crítico, la memoria, la inteligencia, exiliados de la 4T.
I
De tiempo atrás soy adversario de toda derecha, local o foránea, en especial la prianista, desahuciada, inofensiva. Y de la trumpista, imperante y repulsiva. La bandera que defiendo es la del solidarismo postulado por la doctrina social católica. Ni oportunismos que abandonan convicciones, ni individualismos que subordinan todo al dinero, ni colectivismos que aniquilan las libertades.
Dan ganas de llorar al leer el contenido de tal artículo y de dichas declaraciones, por lo silvestre de su sofística. Hablar de un “dinamitar”, de un “golpe suave” contra la 4T por parte de la derecha rancia, resulta absurdo. Es obvia la fuerza fáctica de la 4T que, después de ganar las elecciones, ha girado a la derecha en puntos esenciales, ha devenido centralista y semi monárquica, ha militarizado al país con su guardia, obtenido el apoyo yanqui y de los aduladores de siempre. ¿Para qué entonces ese alarmismo sin base real?
Ese alarmismo mixtificador de piel delgada, cebollina, es evidentemente una treta, una coartada para encubrir las notorias fallas del gobierno federal y, por otro lado, desacreditar la crítica válida de la prensa libre, de sectores del pueblo reflexivo, de la verdadera izquierda comprometida que resiste contra megaobras depredadoras de tierras y aguas del pueblo. Crítica franca, irreverente frente a los poderosos cuando yerran, como debe ser en una democracia.
Y, no por prematuras, dejan de ser fallas desconcertantes y graves; marcan tendencias de lo por venir. Un botón basta para mostrar la desmesura, el transgredir todo límite, sin requerirse el esperar años.
Ahora se rasgan las vestiduras corifeos de Morena y de la mitología llamada 4T, porque una señora de las Lomas, por ejemplo, osa lanzar su crítica sin hondos fundamentos filosóficos, cuando ellos carecen de seriedad intelectual, o porque un comentarista que disiente dando razones usa palabras fuertes, o porque desde dentro de Morena hay crítica sensata, o porque especialistas de aquí y de fuera, en diferentes rubros, cuestionan decisiones erráticas que la 4T bautiza de “cambio” al que hay que acostumbrarse.
A la 4T no se le puede tocar hoy ni siquiera con el pétalo de un clavelón. Pero eso sí, ellos pueden insultar, lanzar ataques virulentos, denostar incluso a campesinos humildes que protestan, dividir al país profundizando miedos, odios de clase y resentimientos. Ganar una elección no da derecho a tergiversar tantas cosas, a esa especie de fariseísmo político.
Qué pronto se olvidó que, en tiempos de Fox, siendo presidente constitucional -surgido del esperanzado voto popular también-, la oposición ahora gobierno, por ejemplo, le llamara “chachalaca” por su incontinencia verbal y frivolidad, provocándose un escándalo mediático.
II
¿No son de derecha rancia los multimillonarios integrantes del consejo empresarial de asesores de la 4T, y los banqueros consentidos con sus tasas de interés y comisiones usurarias? ¿Llaman a eso cambio?
¿Querrán ellos, los del consejo con el apoyo de banqueros y magnates -muchos de ellos antes considerados de la mafia del poder- que con sonrisas asisten a Palacio, dar un golpe blando al poder en turno? No, obviamente, al contrario, hay ancha vía para hacer negocios, en materia bancaria, de infraestructura, etcétera, a pesar de los contratiempos.
¿No es por cierto de derecha errática, la tacañería en la distribución de presupuestos indispensables para la salud pública, estancias infantiles, ciencia, cultura? La derecha neoliberal es enemiga de los principios democráticos de solidaridad y subsidiaridad, ambos proclamados por el pensamiento social católico y, por ende, aliada incondicional del quebrantamiento de los cuerpos intermedios como las guarderías infantiles y los organismos autónomos.
Uno de los pilares de una democracia genuina es el respeto a los cuerpos intermedios, a las autonomías. Sin ellos, baluartes de libertad, sin descentralización del poder, éste se concentra por necesidad lógica en uno o en unos cuantos para ruina de libertades y derechos. Ruina al no haber ya intermediarios entre el individuo aislado, súbdito indefenso, y el poder, autócrata, dispensador único de favores.
¿Y no se está utilizando la Guardia Nacional para, por ahora, perseguir refugiados, para realizar redadas y deportaciones de migrantes pobres, en violación de las propias leyes de México, como bien lo ha señalado Santiago Corcuera, maestro de la Universidad Iberoamericana?
Y hablando de política migratoria y de golpes, pero reales y de brutalidad insólita, ¿qué se piensa del mortal de anteayer, dado en Saltillo contra un ser humano, refugiado salvadoreño, asesinado por policías, a la vista de su infortunada hijita de ocho años y de vecinos del lugar, según informe desgarrador de la Casa del Migrante de tal localidad? ¿Esos golpes racistas no cuentan por ser contra el pobre, el paria, el refugiado?
¿Y no es un duro golpe al pueblo, la premonitoria prohibición de marchas en Tabasco para facilitar la obra de Dos Bocas, la prisión preventiva oficiosa tan característica de regímenes autoritarios y la amenazante y antigarantista ley de extinción de dominio aplicable, sin mayores limitantes, a todo mundo? ¿Quién entonces da los golpes?
¿Es o no de derecha monopolizar la palabra desde las alturas? Los poderes ejecutivos tienen como tareas constitucionales dice J. Maritain en su filosofía política, cumplir las leyes, administrar, gestionar el bien común, no disputar la palabra a nadie, y menos a la prensa libre. La palabra se disputa en los parlamentos, en las asambleas del pueblo, en el Congreso, en las universidades, por desgracia dormidas. Y si no se da el debate en las Cámaras, es tanto por la aplanadora morena, como por la falta de recio pensamiento político, de compromiso, de enjundia opositora, como regla.
III
Es el pueblo pensante el que lanza su crítica. ¿El silencio sepulcral de la niña Valeria y su padre Óscar, forzados como refugiados a cruzar el río Bravo, y el de Samir Flores y Huexca, y el de nuestro hermano salvadoreño de ayer, y las voces indómitas de la Chiapas zapatista, de Muñoz Ledo, de la prensa libre, asediada, son de derecha? ¿Son de derecha insisto, esas voces golpeadas que repudian las políticas neoliberales del gobierno con armas limpias, con la vida, la razón, los hechos en la mano?
Un golpe brutal a la Constitución, es ese reeleccionismo de Baja California. Dado por la derecha morenista, disfrazada con tenues tintes y retórica de izquierda, y aliada a las otras derechas en decadencia. Golpe disimulado por quienes, dada su posición hegemónica, debieron condenarlo. Golpe sin duda, preparatorio de otros futuros de mayor alcance. Las firmas ante notarios son irrelevantes, cuando mañana, el llamado “Congreso” y las masas lo pidan. Ya en Veracruz, hace días en una plaza, se dieron gritos de reelección federal. Sería una tontería no interpretar así los signos; el problema está en que el número de los que la cometen, es infinito (San Agustín).
Una pregunta final, ¿va a dirigir el trumpismo un golpe blando contra la 4T, siendo que a diario la elogia por su comedimiento y sumisión en lo migratorio, con motivo de la amenaza de aranceles, llamada lapidariamente, el “petate del muerto” por Muñoz Ledo? ¿No es una garantía de permanencia el contar con el apoyo del gobierno yanqui de ahora, amo del mundo y la sinrazón, como lo fue el que secundó al juarismo y sus 14 años en el poder, y al callismo y sus peleles de entonces?
No hay base racional para tales “golpes suaves” o dinamiteros por la derecha. El problema que tiene la 4T, radica en ella misma, en su soberbia, sed de irrealidad e inconsecuencia ideológica evidente, no en sus adversarios. Ella se da los golpes, y a la vez los propina a derechos y libertades -sin desconocer el logro de la no intervención en asuntos internos de otros países. Morena ha exiliado de su terreno al pueblo pensante, a la memoria, a la persistente y callada labor edificadora de tantos, a la inteligencia, a la cultura.
Una utopía posible a lo Camus, sería rectificar primero, haciendo una pausa, oyendo las voces de Muñoz Ledo y otros elementos sensatos de Morena, como Bertha Luján, Ifigenia Martínez, Encinas, Gerardo Esquivel, y las de otros grupos de buena voluntad, ajenos al gobierno, que disienten pero anhelan un cambio verdadero. Y luego, como consecuencia, vendría el retorno transformador de verdad, no de todo, pues hay cosas valiosas del pasado, en concordia, en unidad nacional básica y fraterna dentro de la pluralidad.
Pausa y retorno, como decía Arnold Toynbee en su monumental “Estudio de la Historia”, al hablar de las grandes y genuinas transformaciones. Así, fructificaría la justicia y abundaría la paz. Dedico este artículo a quienes en Morena podrían hacer posible dicha utopía.
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