Tere Jiménez ama a los sicarios pero desprecia a los profesionales del periodismo

Tere Jiménez regala cientos de miles de pesos a verdaderos sicarios como Matías Lozano, quien sirve a los intereses de Carlos Lozano de la Torre o al sicario e imitador Gilberto Sánchez quien le lame las botas a Martín Orozco para que le dé millones en mantas publicitarias y chayotes.

Tere come con el soez, grosero, vulgar, sicario y alcohólico Matías Lozano, pero no permite que siquiera se le acerque Cuauhtémoc Villegas quien nunca la anda siguiendo para lamerle las botas: así es el trato preferencial a los gatilleros del periodismo contra el maltrato, las amenazas de su gente y los robos a Objetivo7.

No se diga del vulgar ultimátum que lanzó Kike de la Torre para no pagar a Objetivo7 -regalaselo a tus compañeros de escuela o al muerto de hambre del negro veracruzano que como verdulera de tianguis les dice a los políticos que no compren publicidad a Objetivo7 pero a él sí, lanzando su lodo y sus heces-. También comprales equipo a morir para que hagan medios y les regales más dinero disfrazado de publicidad a tus compañeros y amigos.

No necesitamos su amistad alcaldesa, metase a sus funcionarios clasistas por donde más le guste, siga saqueando a la Nación y robando y persiguiendo a los pobres con su policía y su jefe de prensa aunado a sus secretarios jineteros que le manejan el dinero pero que se lo regalan a sus amigos, a sus jotitos, como Antonio Arámbula quien siempre ha preferenciado a su medio favorito “El Metropolitano” de la sicaria y demoníaca Lizhet López Velarde -y su reportero joto, siniestro y amigo de Arámbula- y que llené con el dinero de la gente mientras los pobres no comemos en Fin de Año y nos cuidamos de los robos de sus policías, unos verdaderos criminales como sus periodistas y funcionarios que usted eligió para sus intereses aunque le dan atole con el dedo.

También siga comprando ilegalmente -o sí no, carente de toda ética de ambos lados- publicidad a funcionarios como Manuel Appendinni, que al cabo la historia todo lo cobra.