Río Doce.- Uno afirma que no tiene dinero y la otra que posee un entramado empresarial para lavado de recursos provenientes del narcotráfico y que cuenta entre sus socios a Juan José Esparragoza Moreno, el Azul.
Rafael Caro Quintero asegura que no tiene dinero y vive de lo que la gente le da en la sierra, pero para el gobierno de Estados Unidos amasa una fortuna a través de sus familiares y operadores de una red de lavado de dinero.
El Departamento del Tesoro tiene identificadas a 35 empresas que supuestamente son utilizadas por el “Narco de Narcos” para blanquear dinero.
En una entrevista con la periodista Anabel Hernández publicada la semana pasada en el Huffingtonpost, Caro Quintero aseguró que ya no se dedica al narcotráfico, solo a huir.
“A donde llego me dan de comer, y batallándole mucho, porque no traigo dinero”, dijo.
Según el Gobierno estadounidense, mientras estuvo en prisión, Caro Quintero continuó su alianza con las organizaciones mexicanas de narcotráfico y utilizó una red de familiares y varias personas para invertir su fortuna ilícita en compañías legítimas.
Desde 2013, el Departamento del Tesoro ubicó una red de 35 empresas y 19 personas que presuntamente operan para Caro Quintero.
En 15 de las empresas, supuestamente lavaba dinero en alianza con Juan José Esparragoza Moreno, el Azul.
El Príncipe fincó su paraíso de blanqueo de dinero en Jalisco, donde en la década de los 80 también fundó el cártel de Guadalajara junto con Ernesto Fonseca, Don Neto; y Miguel Félix Gallardo, el Jefe de Jefes.
Las empresas están ubicadas en los municipios de Guadalajara, Zapopan y Tlajomulco de Zúñiga.
De acuerdo con el Tesoro, los negocios son desde gasolineras, constructoras, bares, restaurantes, inmobiliarias hasta venta de calzado y productos de belleza.
Entre los presuntos operadores de las empresas están la ex esposa de Caro, María Elizabeth Elenes Lerma; sus hijos Héctor Rafael Caro Elenes, Roxana Elizabeth Caro Elenes, Henoch Caro Elenes y Mario Yibrán Caro Elenes; su nuera Denisse Buenrostro Villa y quien fue su secretario personal, Humberto Vargas Correa.
Los familiares fueron señalados en junio de 2013, junto con la familia Sánchez Garza, encabezada por José de Jesús Sánchez Barba y sus tres hijos Mauricio, José de Jesús y Diego Sánchez Garza; sus nueras Beatriz Garza Rodríguez e Hilda Riebeling Cordero; y sus primos Ernesto y Rubén Sánchez González.
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Los familiares de Caro fueron señalados de administrar la gasolinera ECA Energéticos, El Baño de María, una tienda de productos de baño y belleza; Pronto Shoes, una empresa de calzado; y Hacienda Las Limas, un complejo de spa.
Los Sánchez Garza presuntamente eran los encargados de Grupo Fracsa y Dbardi, compañías de desarrollo inmobiliario; Grupo Constructor Segundo Milenio, una empresa constructora; restaurante bar Los Andariegos y Piscilanea, una empresa de piscinas.
Según el Tesoro, con esas empresas Caro Quintero y el Azul tratan de blanquear la fortuna que amasaron con el cártel de Guadalajara.
“Rafael Caro Quintero ha utilizado una red de familiares y personas de frente para invertir su fortuna en empresas aparentemente legítimas y proyectos inmobiliarios en la ciudad de Guadalajara.
LA BÚSQUEDA. No cesa.
“Ninguna cantidad de esfuerzo puede limpiar su dinero sucio, pagado con su violencia y por sus víctimas, incluido el agente especial de la DEA, Kiki Camarena. La DEA se compromete a que se haga justicia y no descansaremos hasta que se cierre el negocio de sus redes criminales globales, se hayan confiscado sus activos y se les haya quitado la libertad”, señaló el Departamento del Tesoro en esa ocasión.
En octubre de 2013, el Tesoro ubicó a otras 20 empresas como parte de la red de lavado de Caro Quintero; y a Juan Carlos Soto Ruiz, como administrador de seis de ellas.
Las compañías señaladas se dedican a actividades inmobiliarias, entre ellas Arrendadora Turín, Barsat y Villas del Colli.
Otras empresas son gasolineras o de actividades agrícolas como Petro London, Servicio y Operadora Santa Ana y Minerales Nueva Era, que produce y vende un fertilizante orgánico y un pesticida.
“La designación de hoy demuestra la enorme medida en la que Rafael Caro Quintero y sus familiares se han infiltrado en la economía de Guadalajara, México, incluidos los sectores de bienes raíces y gasolina al por menor”, dio a conocer la Oficina de Control de Activos Extranjeros.
La OFAC advirtió que: “Caro Quintero y su organización ya no pueden esconderse detrás de las empresas con sus ganancias del tráfico de drogas. Estas empresas ilegales alimentan el tráfico de drogas y su violencia y corrupción. La DEA y nuestros socios del Tesoro y de otras partes del gobierno buscarán todos los medios disponibles para garantizar que Caro Quintero comparezca ante la justicia y su red criminal sea destruida”.
En mayo de 2016, el Tesoro boletinó a Diana Espinoza Aguilar, también conocida como Altragracia Espinoza Aguilar, pareja de Caro Quintero.
La mujer fue ubicada como prestanombres del “Capo de Capos”.
La OFAC indicó que Diana posee a su nombre recursos que su pareja obtuvo con el tráfico de drogas.
Las empresas y personas vinculadas con Caro Quintero mantienen congeladas sus operaciones en Estados Unidos desde 2013.
En la segunda entrevista que concede el capo desde que salió de la cárcel en 2013, negó que continúe traficando drogas y ser líder del cártel del Pacífico junto con Ismael el Mayo Zambada.
“Todo lo que hago es huir, por algo para lo que ya cumplí mi condena”, dijo.
Señaló que tras su liberación se reunió con el Mayo y el Chapo Guzmán pero no hizo ningún negocio con ellos.
“No soy traficante de drogas. Nunca he movido heroína. Nunca he traficado con anfetaminas. No he traído un solo gramo de cocaína de Colombia, contrario a lo que dice la DEA. Lo que vendí fue mariguana en México, hace 33 años. Quien diga lo contrario, ¡repito que está mintiendo!”, mencionó.
Según Caro solo se dedica a huir, viviendo una situación muy difícil sin su familia, batallando para todo y sin dinero.
“Yo pediría que la DEA sea más cautelosa en sus investigaciones, y también el gobierno de México. Si pueden probar que es realmente cierto, me entregaré, pero no me entregaré para convertirme en informante”, aseguró.
El narcotraficante fue puesto en libertad en 2013 con un amparo, después de permanecer encarcelado durante 28 años por el homicidio del agente de la DEA, Enrique Camarena.
Días después de obtener su libertad un Juez giró una orden de aprehensión con fines de extradición y la DEA ofreció una recompensa de 5 millones de dólares por información que lleve a su captura.
“Mire, lo que quiero es que la gente me deje en paz, lo que me queda de vida, quiero vivirlo en paz… Todos nosotros, creo, merecemos una segunda oportunidad”, manifestó.
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