“Otro día violento: ocho muertos”, titula un periódico local en una de sus páginas interiores.
En la portada del mismo diario, una fotografía de Quirino Ordaz Coppel abrazado de Julio Cesar Chávez y Yolanda Andrade se destaca con el título “Muestran su orgullo por Sinaloa”.
Cada imagen retrata un Sinaloa muy distinto. Uno, el del glamour y la fama. Otro, el de las víctimas y la guerra del narco. El gobierno de Quirino Ordaz Coppel decidió apostarle al primero.
Un día antes de los titulares, en el Centro de Alto Rendimiento “María del Rosario Espinoza” se han reunido los más poderosos empresarios de Sinaloa, la clase política del Estado y algunos famosos, actores, músicos y deportistas.
Para entrar al lugar una alfombra verde da la bienvenida, “Calidad, Puro Sinaloa”, se lee en una decena de pendones que escoltan el paso de los invitados.
Quirino luce una guayabera blanca reluciente y camina en una explanada adornada con vistosos arreglos florales. Lo rodean alrededor de 800 personas. Es el suntuoso evento que no tuvo el 22 de junio cuando presentó su Plan Estatal de Desarrollo y las protestas por la violencia en Sinaloa lo acosaban a cada instante.
Pero no parece la presentación de una campaña publicitaria, como se pretende, sino un informe de gobierno a sólo seis meses de distancia.
Seis meses parecieran poco para evaluar una administración y la de Ordaz Coppel podría salir avante si no fuera por los 900 muertos que enlutan el primer semestre de su gobierno, una cantidad de personas con las que también habría podido llenar el mismo recinto.
Pero ese foro no es para eso.
Ahí adentro no se habla de la vida de Jaime N, quien ese mismo día en un intento por despojarlo de su motocicleta, en la sindicatura de Costa Rica, fue asesinado de cuatro balazos. Tampoco se habla de lo que ocurrió ese miércoles en Concordia cuando incendiaron la camioneta del ganadero Rodolfo N y arrojaron su cuerpo baleado a unos cuantos metros.
No, ahí se grita con fuerza “Puro Sinaloa”.
“Calidad, Puro Sinaloa”, es la marca que el gobierno del Sinaloa pretende empujar como una campaña de dignificación del Estado, en medio de una crisis de violencia imparable.
Y es que Quirino no puede frenar la violencia pero sí logra poner de pie y ante el micrófono a Leovigildo Carranza, el magnate atunero que rehúye a los reflectores y evade a la prensa. También se suma Carlos Berdegué, el hotelero mazatleco; y Juan Manuel Ley Bastidas y su tío Diego Ley, propietarios del grupo empresarial Casa Ley.
“Le aseguro que todos nosotros los empresarios y el pueblo está con usted y vamos a seguir más fuerte cada día, con su ejemplo, porque se lo merece, Sinaloa adelante”, le expresa Leovigildo Carranza a su amigo también mazatleco.
Las palabras de apoyo y reconocimiento continúan y entonces llegan a la farándula Paty Navidad, Sheila, Yolanda Andrade. Se les anuncia como sinaloenses destacadas, aunque en su giro, no lo sean del todo.
En las calles de Culiacán cualquiera lo dice: “Yolanda Andrade tiene vínculos con el narco”, “Su familia lavaba dinero”, “Su padre y su hermano estuvieron involucrados en la desaparición de los tres jóvenes de Las Quintas”, “Ella intervino para facilitar la entrevista de Kate del Castillo y el narcotraficante Joaquín Guzmán Loera”.
Son dichos urbanos, no están comprados y tal vez nunca se sepa de cierto. Pero además, eso no importa. Yolanda aparece en la televisión y eso la convierte en una sinaloense destacada.
La culichi sube al escenario y le dice al gobernador una frase que se utiliza en el submundo “buchón”, ese mismo mundo que la campaña de gobierno quiere olvidar: “Señor gobernador, que bárbaro, usted le metió una 4×4 a la duna”.
Yolanda aprovecha y le dedica unas palabras a su amigo que también está ahí sentado en la primera fila, Julio César Chávez, el máximo ícono del box mundial pero que también ha sido señalado por sus relaciones cercanas a narcotraficantes como la familia Arellano Félix y los Carrillo Fuentes.
Hace apenas dos semanas que asesinaron a su hermano y Julio Cesar apareció furioso en una entrevista que se propagó rápidamente en las redes sociales. La advertencia de buscar justicia por su propia mano fue clara: “Yo voy a tener que actuar por mi propia cuenta, yo les prometo que esto no va quedar impune, es más no lo prometo, chingo mi madre…”
Pero ahora se le ve sereno. Atrás ha quedado la frase que soltó en contra del gobierno, afuera del funeral de su hermano: “Se han hecho pendejos también”. Y como si nunca lo hubiera dicho, Julio abraza a Quirino y hace suyo el eslogan del gobernador “Puro Sinaloa”.
Quirino ha venido repitiendo estas palabras desde que inició su campaña por la gubernatura.
En aquellos días, la frase se le escuchaba ajena. Su personalidad no hacia tono con el juego de palabras populares que usa la clase media. Pero cualquiera podía entenderlo, se trataba de imprimirle “pueblo” al candidato, a como diera lugar.
Tanto lo ha repetido, que este miércoles 12 de julio, Quirino al fin lo grita con enjundia.
Y por fin parece sinaloense, con voz potente e imponente dice: “puro Sinaloa”.
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El mandatario hace un recuento de sus logros, que más bien son obras en proceso de ejecución y promesas de inversiones.
Habla de la carretera Badiraguato-Parral, la Culiacán-Tamazula, el acueducto Miravalles en Mazatlán, el Dren San Joachín en Guasave y 900 mil metros cuadrados de calles que se reencarpetan en Culiacán.
También del Tianguis Turístico que se llevará a cabo en 2018 en Mazatlán y la promesa de construir un hospital general y remodelar el estadio de Béisbol también en el puerto.
Mazatlán destaca en su discurso. Ahí están concentradas la mayoría de las inversiones en obra pública. Es la ciudad de origen del gobernador y también es donde esta semana se fundó la asociación civil “Rastreadoras por la paz de Sinaloa”, otro grupo de mujeres madres de familia que buscan en la tierra los cuerpos de sus hijos desaparecidos. Pero ese tampoco es tema.
La Banda El Recodo da el cierre de lujo y en vivo, Poncho Lizárraga, propietario de la exitosa banda, entona un nuevo himno a Sinaloa, se asemeja a aquel que Mario López Valdez ordenó en su momento que se cantara en las primarias de Sinaloa y que el tenor Juan Manuel Chu interpretó varias veces.
En su tiempo, Mario López Valdez también emprendió una campaña de promoción y hasta pidió que se quitara el Sinaloa del nombre de la organización criminal Cártel de Sinaloa. En su sexenio, con todo y su himno, la violencia no cesó.
“Eres cuna de hombre grandes, de gente trabajadora… Yo soy puro Sinaloa, soy la mano del amigo, somos pura gente buena, aquí tú cuentas conmigo… Yo soy puro Sinaloa, orgulloso estoy de serlo”, dice la nueva canción, que otra vez busca combatir la imagen negativa, aunque las cifras lleguen a los 900 muertos. Pero ese no es el tema.
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