Objetivo7/Cuauhtémoc Villegas con información de Manos de Seda la verdadera historia del Raffles y Wikipedia
“Desde los 17 años se dedicó a la vida religiosa, ingresando a los 19 años a la Orden de las Capuchinas Sacramentarias. A partir de 1924, fue superiora del convento Hijas de María.
Tras la implementación de la Ley Calles por el presidente de México Plutarco Elías Calles en 1924, fijando penas en el Código Civil por violación en materia a cultos y enseñanzas, Concepción Acevedo y sus subordinadas son denunciadas por violar este código. Como consecuencia, sufren una persecución que las lleva a cambiar de domicilio de manera constante durante dos años.
A principios de 1928, acude de manera regular a las reuniones a favor del movimiento Cristero y contra las recientes reformas del gobierno. En estas reuniones, conoce a José de León Toral y aunque al principio se sabe que las conversaciones se limitaron a temas de índole religiosa, en una de estas pláticas llegan a la conclusión que para solucionar los problemas religiosos del país deben morir el general Calles, Álvaro Obregón así como el Patriarca Pérez.
Concepción Acevedo dijo no recordar dicha plática, ya que ella hablaba de muchos temas con la gente que la iba a consultar, sin embargo inventaron pruebas que fueron presentadas para ser acusada como instigadora y autora intelectual del asesinato de Álvaro Obregón.
Álvaro Obregón es asesinado por José de León Toral el 17 de julio de 1928 en el restaurante “La Bombilla” -actualmente Parque de la Bombilla- y el día 18 de julio de ese mismo año, Concepción Acevedo es aprehendida y torturada. A pesar de que su abogado defensor, el Lic. Fernando Ortega Guzmán, comprueba su inocencia, el 6 de noviembre es declarada culpable en un juicio irregular (el fallo fue emitido por coacción de diputados obregonistas) y condenada a prisión por 20 años, trasladándola a las Islas Marías el 14 de mayo de 1929.
El 29 de mayo de 1932 regresa a la Ciudad de México, y contrae matrimonio con Carlos Castro Balda para contar con protección durante su prisión en las Islas Marías. El 20 de octubre de 1934 se efectúa la boda civil en las Islas Marías, es liberada en 1940.
Una vez en libertad se dedica a viajar por toda la República Mexicana dando conferencias acerca de religión, sus vivencias, la persecución religiosa, su aprehensión, destierro y su liberación. También hace mención de como quisieron involucrarla con el Movimiento Cristero.
Tras su regreso a la Ciudad de México se une a la Sociedad Civil Luz Fernández Semallera en apoyo a niños otomíes.
Ya en México su esposo Castro Balda se encontró con que nadie quería darle trabajo ya que había un boicot en su contra y para evitar represalias del gobierno nadie quiso comprometerse.
Un día se presentó el Sr. Isaac Araiza, jefe de redacción de la revista “Hoy”, contrató a Conchita para que escribiera una serie de artículos sobre temas de su vida. El compromiso fue escribir un artículo semanal de ocho cuartillas que fue bien recibido. La madre Conchita redactaba y Carlos Castro Balda transcribía, y les pagaban $75.00 semanales.
Así vivieron hasta que la señora Margot Valdés Peza esposa de Edward G. Bush, administrador de LAMSA (Líneas Aéreas Mexicanas S.A.), propuso a Carlos la posibilidad de trabajar en la empresa, así lo hizo por seis años. Luego trabajó en TAMSA “Tubos de Acero de México” bajo las órdenes de Bruno Pagliai.
En 1952 ante notario constituyeron la sociedad civil “Luz Fernández Semallera de Icaza A.C.” cuyo presidente fue Carlos Castro Balda, el fín de la asociación era: orientar y elevar a los indígenas Otomíes del mezquital en lo moral, social y económico.
Construyeron un internado para niños otomíes, un puente, un camino para entroncar a la carretera México – Laredo. Para todo esto influyó la Madre Conchita, ya que personalmente acudió a Margarita Rodríguez Aguilar, secretaria particular de la esposa del presidente de la república Adolfo Ruiz Cortines.
Posteriormente les fue donado un automóvil para transportar a la madres que asistían a los niños otomíes en el internado y colegio.
Obtuvo también un subsidio mensual del Monte de Piedad de mil pesos.
En 1965, en Madrid, de Gráficas Marciegas, S.A. salió a la luz, como edición privada, un libro de 638 páginas titulado; “Una Mártir de México”, por Concepción Acevedo de la Llata. Había pensado titularlo simplemente “Memorias” pero a sugerencia del Papa Juan XXIII se le cambió el título. La editorial Contenido, S.A. ha publicado tres ediciones (1972,1974 y 1979). En 1983, Ediciones Océano de Barcelona España publicó una nueva edición.
Dio varias entrevistas a los medios, la primera fue con Jacobo Zabludovsky en 1970, en 1978 con la periodista Cristina Ochoa para la revista “Siempre”.
En 1971, el 29 de octubre, se estrenó la obra de teatro “El Juicio” en el teatro Orientación del Centro Cultural del Bosque llegando a las 100 representaciones, original de Vicente Leñero basada en el juicio realizado a León Toral y la Madre Conchita en 1928.
En sus últimos años de vida, retoma la promoción de su religión y se dedica a dar entrevistas y relatar públicamente su versión de los hechos vividos en 1928 sobre todo por la insistencia de diferentes reporteros que la buscaban.
Muere en la Ciudad de México en 1978, a los 87 años, a causa de crisis broncorespiratoria.
Le fue permitido ser amortajada con su hábito de monja por permiso del Papa Pablo VI. (Wikipedia(
la Madre Conchita en Lecumberri
En el penal de Lecumberri le tocó conocer el plan y el escape de un reo griego que conocía el arte del maquillaje y el disfraz, allí también conoció a Gallegos y gozó de privilegios al grado de compartir el sauna con el director y los invitados y tomar aguas de frutas, de la cual el director le mandaba una jarra a la madre Conchita quien estaba presa por su supuesta participación en el asesinato del general Álvaro Obregón, lo que ella desmiente en su libro acerca del magnicidio.
Para Martín Moreno, en Puerto Vallarta durante la presentación de su novela El México acribillado, la madre Conchita si estaba involucrada en el asesinato, pero dice que solo fue una pieza que no decidió el magnicidio “Yo ya había dado por terminado mi diálogo con la Iglesia católica a partir de mi libro México ante Dios –destacó el autor–,pero ahora que me encuentro que hay una monja que también está involucrada en el asesinato y veo que en su convento tiene armas, tiene municiones, tiene todo género de pertrechos de guerra, tiene pólvora, tiene pistolas y rifles y, además alberga en el convento a algunos terroristas, entonces digo, bueno, qué es esto…!
“Y ahí están los más importantes miembros de la Liga de la Defensa de la Libertad Religiosa, en el convento, entonces viene la segunda pregunta: Y la madre Conchita, esta monja, ¿estaba sola en esto? O sea, ¿ella solita iba a decidir el asesinato del presidente de la República? Pues evidentemente que no. Entonces encuentro otra línea de investigación, como dicen ahora los penalistas, una línea de investigación que me lleva al arzobispo de Guadalajara, Francisco Orozco y Jiménez” (26).
En realidad en el pueblo quedó la impresión de que el asesinato lo cometió el presidente Plutarco Elías Calles para evitar el retorno a la presidencia del general Obregón, lo que finalmente lo convirtió en el dueño del país y los presidentes hasta la llegada de Lázaro Cárdenas.
El ministerio público no dudo en acusar a la madre Conchita:
“Pero no es José de León Toral el autor único y nefando de este acto. Ya hemos visto en el curso de las audiencias y ya está palmariamente demostrado en los autos que la madre Conchita ya ha aparecido en escena; que la madre Concepción Acevedo y de la Llata es la autora intelectual, no solamente de este hecho, señores Jurados, no solamente de este acto; dije que ya había aparecido en escena, desde mucho tiempo antes, desde que anteriormente se iniciaron y se llevaron a término, como en una macabra serie de episodios del crimen, el viaje a Celaya, el estallido de las bombas en la Cámara de Diputados, el estallido, igualmente de explosivos en el Centro Director Obregonista. Y afirmo esto de la madre Concepción, porque en su casa que disfrazaba de Convento, como palmariamente está demostrado, también se reunían todas estas parvadas de jóvenes perversos, familiarizados con el crimen, todas estas gentes que pertenecen todas a la juventud, que siempre iban buscándola agrupándose en la casa de la madre Concepción que era un Convento como ya habéis sabido, y que subrepticiamente estaba en el corazón de la ciudad de México. Todos buscan afanosos a la madre Concepción Acevedo y de la Llata, porque según lo han manifestado, ejercía marcada influencia, predominio espiritual sobre todos ellos; todos se citan en su casa; allí se planean, allí se edifican, allí se completan con los más nimios detalles, toda una serie de actos delictuosos, toda esta serie de actos punibles, vituperables, horrendos. Es en casa de la monja donde tienen lugar siempre las reuniones criminales. Antes de demostrar el influjo que esta monja singular ejercía en el ánimo de José de León Toral y socios, permítame los señores jurados, para poder perfilar mejor el aspecto de esta mujer, que yo defina también algunos hechos relacionados con sus actividades y que tienen la más exacta y cabal comprobación en lo depuesto por todas las personas, así testigos como acusados, actores de estos dramas tenebrosos (27).
La Madre Conchita en las Islas Marías
En sus memorias (Manos de seda, la verdadera historia del Raffles) narra su amistad con la madre Conchita “Tres meses después me mandó llamar don Margarito, diciéndome que su esposa (Sra. Ana Ladewig de Ramírez), le había platicado que yo le había dicho que en Los Ángeles, California, yo había tenido un restaurant y que él deseaba que yo me hiciera cargo del único restaurant que había en Balleto, pues entre los empleados se peleaban y envidiaban su posesión, ya que se lo habían confiado a otro colono (penado), que no podía con esa comisión. Que era para mí mismo, ya que no se me pedía nada, solamente que se diera un buen trato, tanto a los empleados como a los colonos. Cambiándosele el nombre de La Bombilla por el de Tres Marías, ya que el nombre de La Bombilla le traía ingratos recuerdos, ya que él le había salvado la vida al general Obregón y habían sido los cristeros quienes se la habían quitado culpándose injustamente a la madre Concepción Acevedo de la Llata, más conocida como a madre Conchita, ya que durante el periodo que desempeñó el puesto de director don Margarito, tanto ella como su esposo, ya que ésta al correr del tiempo colgó lo hábitos y contrajo nupcias con Carlos Castro Valda, otro compañero que como yo, se encontraba purgando condena en el penal de Pacífico”.
“ Fueron comisionados en el campamento Salinas en donde curaban a los enfermos y enseñaban a leer a los analfabetas y fue precisamente durante la administración del general Gaxiola cuando estos contrajeron matrimonio, siendo yo uno de los testigos de la boda y por ser yo también el único fotógrafo, fui yo quien tomó las fotografías del enlace”.
“En muchas ocasiones la madre Conchita me platicaba sobre algunas anécdotas bastante simpáticas, ya que su cultura era bastante extensa y como ella ya en ese entoncese entonces era todo, menos monja y a pesar de sus muchos años de sufrimientos, tenía en todo tiempo su vena humorística, haciéndome reír, cuando yo me encontraba sumamente contrariado, consolándome siempre con sus consejos calmando así mis nervios, cuando se encontraba en el campamento Salinas. No bajaban casi nunca, pues no deseaban que se les viera en Balleto, ni encontrarse con don Margarito, solamente para no verse humillados, sólo que en esta ocasión, la humillación que recibían era de parte del secretario Julio César”.
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