Categorías: malayerbapaís

Malayerba: “El Perro”



Río Doce.-
Los amigos, sus cómplices y clientes, le llamaban El Perro. Para ella solo era Adrián. Ella enamorada hasta el occipucio y él hacía un esfuerzo por quedar bien con ella, pero sobre todo con sus progenitores. No te cases con ese cabrón, no por nada le llaman como le llaman. No sé, tengo mis sospechas, hija. Era la voz del padre. Pero ella quedó sorda y ciega frente a ese hombre que la tenía paralizada de amor.

Él le dijo cásate conmigo. Ella no la pensó. A los ocho meses ya estaban frente al altar y como si tuvieran prisa por todo, los días de miel se prolongaron y a los ocho ya estaba embarazada. Tuvieron un morrito blanco y robusto. Apenas salió del hospital ella vio en la mirada de él los vitrales enfermos de una vida narca: los rincones oscuros que tanto le había ocultado durante el noviazgo.

Empezaron a desfilar por la acera de su casa hombres de todas las edades, desconocidos, malencarados, en vehículos sin placas y con armas de fuego fajadas. Él los atendía, a veces sin siquiera saludar. Entraba, abría una gaveta del closet que siempre enllavaba y sacaba sobresitos, bolsas transparentes con polvo blanco en su interior, trozos cafés y verdosos de una yerba seca y quebradiza. Salía y lo entregaba. De regreso, traía billetes y más billetes que también guardaba bajo llave.

Ella empezó a preguntar. Él a responder: con mentadas, con insultos que a ella le marcaban el alma y luego la piel, con moretones, llagas, hemorragias y cortadas. Cuando los padres de ella se enteraron, se llevaron al bebé y luego a ella a la casa materna. A pesar de la separación, ella sabía de él, le preocupaba y seguía con su amor indeleble y palpitante.

Los escándalos que protagonizaba subieron de tono. Una persona que le daba noticias, le avisó de una mala. El Perro había estado en una balacera y salió herido, gravemente. Estaba hospitalizado. Tomó lo que pudo y manejó ochocientos kilómetros. El médico la interceptó en el pasillo. La vio y se quedó callado. Se le dificultó sacar esas palabras que retrataban la terrible condición de él. Y luego explicó que fueron cinco balazos, cuatro de ellos en el pecho. No hay muchas posibilidades, señora. Lo siento mucho.

Caminaba y se tambaleaba. Los tobillos se quebraban, las rodillas se vencían. Sus carnes temblaban. El piso y las paredes se movían. Era esa mezcla de coraje, de frustración enllagada, de ese resentimiento podrido, y de ese amor que la había marcado con pintura de aceite el pericardio y más adentro y abajo y en todo su ser. El aparato hacía un pitido regular y dibujaba rayas que subían y bajaban, junto a la cama. Él abrió los ojos, apenas. Algo le mojó las pestañas. Algo quiso decir. Lo vio. Se vieron. Y en ese momento murió.

objetivo7

Medio independiente de Aguascalientes.

Entradas recientes

Hasta 200 cirugías a niños al año con nuevo equipo donado al Hospital Civil

Entregan organismos de la sociedad civil donación de equipo de alta tecnología para tratar tumores…

3 horas hace

Frío y rachas de viento

Durante esta noche y madrugada del miércoles, el frente frío No. 24 se extenderá sobre el oriente y…

16 horas hace

La muerte de un infilltrado

Cortesía/Ríodoce/Andrés Villarreal. Empezó como una osadía y terminó como una tragedia. El agente de la…

1 día hace

Los desaparecidos, fuera de discurso de los 100 días

Cortesía/Ríodoce/Balbina Flores Martínez. Pues como dijo la presidenta de México Claudia Sheinbaum, lo que no…

1 día hace

63 asesinatos en México

Ayer martes 10 de enero mataron a 63 personas según el Gobierno de México. Baja…

2 días hace

Lluvias, vientos y nieve en México

Para hoy, la masa de aire ártico reforzada asociada al frente frío No. 24, en interacción con una vaguada…

2 días hace