La comunidad ubicada a 21 kilómetros al norte de Mazatlán, donde irrumpió un grupo del gatilleros esa madrugada del domingo 17 de enero, se llama El Recreo, pero no iba por diversión sino por el jefe de la plaza y alrededores.
“Los gatilleros iban por el jefe de la plaza de El Recreo y pueblos aledaños, pero ya no estaba allí”, dijo una fuente extraoficial, que no descartó que los sicarios habrían replicado la balacera de El Quelite ocurrida el 2 de enero pasado.
La balacera perpetrada por un grupo armado integrado al menos de 150 sicarios, a inicios de este año, en la Sindicatura de El Quelite, anunciaba el enero cruento que vivió el puerto como antesala del Carnaval “Mazatlántida”.
“Venimos a hacer una limpia al Quelite”, gritaban los gatilleros armados con AK-47 y otras armas de alto poder, quienes balacearon casas y vehículos, despojando de éstos a visitantes y habitantes del pueblo.
Como una expansión de balas que había iniciado en El Quelite, la terca realidad se encargaría de desmentir al alcalde Carlos Felton González y a Francisco Córdova Celaya, secretario de Turismo, quienes pretendieron ocultar los hechos, pues el 3 de enero aseguraban que no eran balas, sino cohetes “garras de tigre”.
La balacera protagonizada por un grupo armado, en El Recreo, el domingo 17 de enero, cercenó de un tajo la visión turística de la realidad en Mazatlán, que tanto Felton González y Córdova Celaya están empecinados en maquillar.
La práctica de ocultar los hechos de alto impacto mediante declaraciones políticas para dizque proteger el destino turístico porteño no es nueva, pues data desde 2010 en que arribó al poder el gobierno malovista que está en su recta final.
Pero el alcalde y el secretario de Turismo no se pusieron de acuerdo con Jesús Antonio Sánchez Solís, subprocurador Regional de Justicia en la zona sur, para dar gato por liebre a los ciudadanos, sobre lo sucedido en El Quelite.
La única voz oficial discordante que evidenció las contradicciones de los hechos del 2 de enero, en El Quelite, fue la de Sánchez Solís, pues mientras éste confirmó la balacera, aquellos afirmaban que eran “garras de tigre”.
Asimismo, el lunes 19, Jesús Antonio Sánchez Solís dijo a los diarios locales que en El Recreo, fueron tres casas balaceadas, dos vehículos despojados y una camioneta contra la que dispararon los sicarios.
El fiscal sostuvo que las unidades despojadas por los gatilleros fueron una Ford Ranger y una Chevrolet Cheyenne roja, ésta última localizada por la carretera México 15, en las inmediaciones de la comunidad Los Zapotes.
Habitantes de El Recreo comentan que el grupo armado habría entrado al pueblo a pie por el cerro cercano, para luego internarse por la calle principal donde disparó contra un vehículo estacionado y salpicando balas a las casas.
Con las proporciones guardadas del caso, en El Recreo imperaron el miedo y el silencio que se apoderaron de los pobladores de El Quelite aquél 2 de enero, cuando llegó el ejército de gatilleros a las 11:30 horas, tomando por asalto las calles principales, donde hasta los policías municipales se escondieron.
“La comandante encargada de la seguridad pública municipal es una inútil, no sabemos por qué la asignaron en la zona rural donde saltan las balaceras”, tronaron desde el interior de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal.
La balacera de El Recreo no es nada nuevo en la zona rural, pues la noche del 7 de noviembre de 2011, relativamente cerca de ahí, un grupo armado disparó contra los escoltas del entonces alcalde Alejandro Higuera Osuna, cuando regresaba de Culiacán, donde se había reunido con el gobernador Mario López Valdez.
Alejandro Higuera Osuna cruzó la caseta de peaje de Mármol, a las 21:32 horas, en una camioneta Chevrolet Cheyenne, doble cabina de su propiedad; atrás venía la camioneta Chevrolet placas UV-149390, donde viajaban los dos escoltas que lo acompañaban.
En la caseta lo esperaba una patrulla de la Policía Municipal de Mazatlán para apoyar el traslado, como lo ordenaba el protocolo de seguridad, donde viajaba el otrora subdirector operativo de la corporación, Felipe Zárate Alemán.
Luego que cruzaron la caseta de peaje, el convoy de tres unidades partió hacia Mazatlán, y a la altura del kilómetro 12, de norte a sur, Alejandro Higuera y su chofer, observaron que había dos autos compactos y una camioneta.
En dicho lugar, uno de los autos y la camioneta estaban estacionados en posición encontrada y sobre ésta última había una torreta encendida.
Cuando estuvieron más cerca vieron a hombres armados con fusiles que observaban el convoy, fue entonces que frenaron completamente y dieron reversa, pero al retroceder de improviso, la Cheyenne en que viajaba el alcalde impactó la camioneta de los escoltas.
El chofer de Higuera dio vuelta en “U” y regresó en sentido contrario hasta el puente que conduce a El Recreo, para retornar por el sentido correcto hacia la caseta de cobro donde buscó refugio y junto con él llegó la patrulla municipal.
En esa ocasión, pese a que la noticia del presunto atentado ya estaba en los medios de comunicación nacionales, pretendieron ocultar los hechos para “proteger el destino turístico”, como ocurrió con la balacera en El Quelite.
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