Río Doce.- La operación táctica “Cisne Negro” comenzó a desplegarse al filo de las 04:00 horas, revela un video casero al que Ríodoce tuvo acceso. Lo más intenso del asalto sucedió en 65 minutos.
En la operación de ataque al escondite de Joaquín Guzmán Loera, el “Chapo”, y de Orso Iván Gastélum Cruz, el “Cholo” no participaron vehículos oficiales, sino encubiertos.
El video revela que los vehículos participantes en el ataque frontal fueron un Jeep Rubicon, de color blanco; una camioneta Ford Lobo doble cabina, modelo reciente, blanco; una Ford Lobo, negra; un Malibú de color arena y un camión con caja seca. Este era el traslado de las tropas. Y finalmente una Suburban de color blanco.
04:00 horas. Las camionetas comienzan el Chapo operación cisne negro 5patrullaje. Dan vueltas, una y otra vez. Poco a poco se suman los autos y finalmente el camión con caja seca. Nadie tapa accesos ni salidas. Las unidades se estacionan en bocacalles, a cien metros de la casa objetivo, con las luces encendidas y los intermitentes. El camión de caja seca, por el contrario, circula sin los faros encendidos, pero cada vez que pasan por la casa accionan los frenos. Las luces rojas posteriores delatan la maniobra. Mientras los marinos se despliegan, en la casa no hay movimientos, al menos en el exterior.
04:35 horas. Comienza el asalto. El Jeep Rubicon blanco y la camioneta Ford Lobo blanca circulan en sentido opuesto a la circulación del carril norte del bulevar Jiquilpan. Viran a su izquierda doblando en la calle Río Quelite. Se aparcan en el portón elevadizo. La camioneta Ford Lobo negra se estaciona frente a la entrada de la casa marcada con el número 1002.
El camión con caja seca se estaciona en doble fila sobre el bulevar Jiquilpan. Descienden las tropas. Toman posiciones desde la acera frontal del bulevar Jiquilpan, hasta la fachada principal del bunker.
04:40 horas. Balacera. Los primeros marinos son descubiertos, y desde las ventanas del segundo piso y de un ventanal de la planta baja son atacados por los sicarios atrincherados.
Comienza una refriega en la fachada principal de la casa. Estallan granadas, tabletean los AR-15, disparan los que consuman el asalto, contraatacan los que defienden la casa.
Hay fuego graneado. Nadie cede. Estallan más granadas. Más ráfagas.
04:49 horas. El fuego se intensifica. Las tropas corren de un lado a otro. Reculan en su avanzada. Una vez, dos veces, tres veces. Y repentinamente el tiroteo cesa en la casa. Ellos, la fuerza especial queda pasmada.
04:50 horas. Más balacera. La batalla ya no es dentro de la casa, sino en las azoteas.
Fortificados en los tejados, cuatro hombres contienen a más de una treintena de marinos, que siguen llegando y apostándose en las calles. Ahora están en otras avenidas, en Río Baluarte y Jiquilpan. Y ahí se pertrechan. Uno más se desplaza a cien metros hacia su izquierda, y se resguarda. Es éste quien más minutos contiene la avanza de los marinos. Balazos, granadazos constantes. Nadie cede.
05:00 horas. Calma tensa. Llegan tres helicópteros. Realizan sobrevuelos a la redonda. Iluminan azoteas, calles, y todo lo que se mueve. En las calles, el transito es libre. Nadie detuvo el tráfico. Los civiles en tránsito quedan a merced del daño colateral, ya sea por fuego de los defensores del bunker de Joaquín Guzmán Loera, el Chapo, o por el comando que lo busca, sin saberlo detener. Un taxi, queda atrapado en el fuego graneado. Frena, reversea y se retorna sobre el bulevar Jiquilpan. Huye hacia el poniente. Dos autos más quedan también inmersos en la situación de riesgo. Viran a la derecha y se pierden en la oscuridad.
05:30 horas. Silencio. Tras unos minutos, el movimiento de árboles termina, y una columna de marinos se encamina hacia la casa por el bulevar Jiquilpan. Son recibidos a balazos y obligados a retroceder. Este bulevar acusa ya más patrullas de marinos.
A la vivienda se acerca una ambulancia de los infantes. Maniobras son realizadas y después se retiran. Ya la situación en el interior permanece bajo control. En la calle los militares corren de un lado a otro. Parecen hormigas, pero sin rumbo. La noche termina y da paso a la madrugada, después a la mañana. El sol revela que las bocas de tormenta y alcantarillas del drenaje pluvial y sanitario han sido levantadas, pero sólo de una sección. Es la que va al poniente de la ciudad y que desemboca en el dren Juárez. Marinos vestidos de civil han sido apostados en la desembocadura. Dos hombres vestidos de azul se mueven discretos dentro de la zona asegurada. Son extranjeros. A leguas se nota.
La otra sección del drenaje pluvial, la que va hacia la calle Gabriel Leyva y que atraviesa el bulevar Antonio Rosales, permanece intacta, olvidada. En el subsuelo, abajo, en el cruce de Jiquilpan y Antonio Rosales, a escasos 20 centímetros de concreto, dos siluetas aguardan. Están armados. Llevan una pistola y un rifle AR-15 con aditamento lanzagranadas. También están enlodados pues se han arrastrado 700 metros lineales por el drenaje pluvial. Pasaron los dos anillos de seguridad de los marinos y de extranjeros… y aguardan.
Para llegar hasta allí, cinco de sus guardias personales murieron: Guillermo Rivera Ruelas, Raymundo Gaxiola Gutiérrez, Jesús Alfonso Iribe Beltrán, Teodoro Quiroz Valdez y Juan Carlos Quintero Carrillo. Uno de los cuerpos quedó en la casa defendida, otro en el patio de la vivienda contigua, dos más en el patio y cochera de Jiquilpan 1422 esquina con Río Baluarte, y el último en una casa en construcción, en Río Baluarte, entre Cocoteros y Jiquilpan.
Afuera, en las calles de los fraccionamientos Las Palmas, Scally, Del Valle y la Teresita, los patrullajes terrestres y aéreos de marinos continúan. No han detectado movimientos sospechosos y permanecen como vigías. Las horas pasan, y nada, ningún resultado. Se acerca las nueve de la mañana, y todo está tenso.
El sol comienza a calentar el ambiente, y entonces, la Marina rompe el silencio y desde México emite el boletín 005/16, en la que afirma que fue una llamada anónima la que alertó a los infantes sobre personas armadas en un domicilio. En la agresión a balazos, reporta, un marino fue herido, pero cinco agresores murieron. Y concluye: Orso Iván Gastélum Cruz, presunto jefe en la zona norte de Sinaloa de una organización delictiva, logró darse a la fuga.
Y mientras los marinos están estáticos y los helicópteros Black Hawck y MI-12 sobrevuelan la ciudad, abajo, en el subsuelo, las dos siluetas continúan aguardando.
Una nube que es arrastrada por un viento frío descarga su lluvia en el sector.
El reloj apenas sobrepasa las 09:00 horas. La tapa del drenaje pluvial ubicada en el carril de vuelta a la izquierda se abre. Sale un hombre alto, armado. Amaga al conductor de un Volkswgen, línea Jetta, color blanco, modelo 1996. Lo obliga a descender, junto con su esposa, que lo acompaña. Otro hombre sucio aparece. Ambos abordan la unidad y viran hacia la derecha en el bulevar Antonio Rosales. El carro deja en su fuga una estela de humo. No toma velocidad porque la transmisión se patina. Huyen por dos minutos. Obligados por el semáforo de Adolfo López Mateos y 10 de Mayo, hacen alto. Despojan a una fotógrafa de su Ford, línea Focus, color rojo, modelo 2002. Le permiten bajar a su hija y al nieto. Se enfilan hacia la carretera Internacional México 15.
En su fuga son interceptados por la Policía Federal. En convoy, el grupo se refugia en el Hotel Doux, a cinco kilómetros al norte de la ciudad.
Seis horas después de iniciado el operativo “Cisne Negro”, el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, anuncia en su cuenta de twiter: lo tenemos. Y presume la captura de Joaquín Guzmán Loera, el Chapo —seis meses después de su evasión de una cárcel de máxima seguridad— y de su lugarteniente Orso Iván Gastélum Cruz.
Días después la casa de seguridad de Joaquín Guzmán Loera, el Chapo, fue asegurada con el oficio UEIDCS/CGC/97/2016 derivado de la averiguación previa PGR/SEIDO/UEIDCS/008/2016 iniciada el 12 de enero del 2016.
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