Río Doce.- Mami, se murió un niño de la escuela. Hoy en los honores los niños grandes estaban llorando y las maestras estaban muy tristes ¿Verdad que el niño se va a ir al cielo, mami? ¿Va a estar en el cielo con mi nana, mami?”
Esta fue la conversación entre una madre y su hija de siete años que asiste al primer año de primaria en una escuela de Culiacán, la misma en la que estudiaba Alejandro, uno de los adolescentes asesinados el domingo pasado junto a otros tres menores de edad.
Alejandro murió a tan sólo dos cuadras de su escuela primaria. Fue un domingo por la tarde cuando el impacto de 57 balas de “cuerno de chivo” contra el vehículo en el que viajaba acabaron con sus 13 años.
Al día siguiente, cuando Alejandro ya no asistió a clases, sus compañeros de sexto año lloraron, las maestras trataron de mantenerse en pie pero las lágrimas fueron inevitables.
En los honores, toda la escuela le rindió un minuto de aplausos.
Ana, la pequeña de siete años, observó atenta el homenaje. La niña de primer año a veces juega con los niños grandes, los llama así porque ellos están en sexto. Ese lunes, Ana los vio llorar a todos. Le lloraban a Alejandro.
Por la tarde, al regresar a su casa, Ana le contó a su mamá que ella le había aplaudido muy fuerte al niño grande.
Alejandro fue asesinado junto a sus primos Jesús Adrián, de 15 años, Uriel de 17,Humberto de 16, y Manuel Cháidez Meza, de 24 años. Su tío, Cipriano García Sicairos, habría sido privado de su libertad por el grupo armado que los atacó.
Ese mismo lunes, mientras los niños lloraban a su compañero en una colonia al sur de Culiacán, del otro lado de la ciudad el procurador General de Justicia de Sinaloa, Marco Antonio Higuera Gómez, declaraba sobre este caso ante los medios de comunicación,acompañado del Secretario de Seguridad Pública en el Estado, Genaro García Castro, y el Coordinador General de Seguridad, Moisés Melo García.
La información oficial que dieron a conocer fue que las seis personas atacadas a balazoscuando circulaban por la calzada Heroico Colegio Militar eran originarias del poblado La Tembladora del Derrumbe, en el municipio de Canelas, Durango, y que habían llegado a Culiacán para asistir a una boda que se celebró un día antes del atentado.
La realidad es que Alejandro, al igual que sus primos, era de Canelas, pero vivía en Culiacán y estudiaba en una primaria de la colonia Emiliano Zapata.
La boda sí fue el sábado por la tarde, y la familia de Canelas sí estaba en Culiacán para el festejo, pero el domingo ya comenzaban a retirarse hacia el poblado en la sierra de Durango.
Alrededor de las 13:00 horas del domingo, Alejandro, sus primos y su tío Ciprianoviajaban en una camioneta negra. Estaban muy cerca de su domicilio cuando las balas los persiguieron por más de 80 metros.
Alejandro y Jesús Adrián quedaron muertos en el asiento trasero de la camioneta; Uriel y Manuel alcanzaron a salir pero sólo lograron caminar unos cuantos metros. Sus cuerpos quedaron tirados sobre el pavimento. Humberto aún estaba vivo cuando los paramédicos llegaron al lugar pero falleció minutos más tarde, camino al hospital.
Según la Procuraduría de Sinaloa, el tío de los adolescentes, quien conducía la camioneta negra Mercedes Benz en donde viajaban los seis, habría sido levantado por el grupo armado que los atacó.
Desde la Mercedes negra, un rastro de sangre goteó hasta el interior del baño de una gasolinera ubicada frente al lugar donde se dio el multihomicidio. Ahí adentro, la Procuraduría dijo haber encontrado una camiseta manchada con sangre.
Entre los primeros datos que la Procuraduría dio a conocer ese mismo lunes, se informó que Cipriano García había sido detenido en el 2011 por elementos del Ejército, junto a Daniel Cháidez Meza, hermano de Manuel, uno de los primos asesinados la tarde del domingo.
Según el boletín 4470/11, emitido por la Procuraduría General de la República (PGR), en septiembre de 2011, a Cipriano y Daniel se les dictó auto de formal prisión por el delito de violación a la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos, en la modalidad de portación de arma de fuego del uso exclusivo del Ejército.
De acuerdo con el reporte de la PGR, elementos del Ejército recibieron una llamada anónima reportando gente armada al interior de un hotel ubicado en el bulevar Leyva Solano, en la colonia Centro de Culiacán.
Al llegar a la recepción, se encontró a Daniel con un arma fajada a la cintura, calibre 38 súper, abastecida con un cargador con seis cartuchos útiles. A Cipriano lo encontraron en una habitación del mismo hotel, en donde debajo de una almohada se localizó una subametralladora calibre .9 milímetros, en cuyo cargador había siete cartuchos.
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