“No creo haber estado involucrado en un solo conflicto que no haya sido motivado por intereses económicos, ya sea una lucha por la tierra o los diamantes o el oro. Siempre me pregunto, ¿por qué sucede esto? y procuro documentarlo… Lo que aprendí en la universidad y en el banco me ha permitido ver las cosas y verlas de una manera que otros reporteros gráficos no están mirando”, dice Marcus Bleasdale.
Quizá si una ex novia, tras la ruptura, no hubiera abandonado la cámara que Marcus le había obsequiado, el mundo no tendría la fortuna de contarlo como uno de los fotógrafos documentales más sobresalientes de los últimos años. A partir de entonces ha llevado su mirada y su arte hacia la defensa y definición de los derechos humanos y, en general, su vocación como fotógrafo ha estado enfocada a plasmar escenas cruentas, dolorosas, en guerras, zonas devastadas por el hambre y la escasez; ha documentado conflictos armados que nadie quería ver. Su trabajo le ha valido numerosos premios y reconocimientos, pero lo que él más agradece es el cambio de conciencia que haya podido motivar.
Antes de eso Marcus Bleasdale era un exitoso banquero de inversión; aún no cumplía 30 años y ya era el propietario de dos casas, un Porsche 911 de colección y ganaba medio millón de libras esterlinas al año. Al quemar sus naves como banquero, hastiado del oropel y con el corazón roto, el fotógrafo británico se dedicó a viajar y a realizar un importante trabajo sobre los conflictos armados, cuyo resultado se ha utilizado como testimonio en el Senado y la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, la ONU y el Parlamento británico.
Marcus Bleasdale es el artista invitado especial en la V edición del Festival Internacional de la Imagen (FINI) que organizan la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) y su Patronato, con el apoyo del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), en esta ciudad del 8 al 15 de mayo próximos.
Bleasdale nació en 1968 en el Reino Unido, es de ascendencia irlandesa. Actualmente vive en Oslo, la capital de Noruega, ya con su corazón restablecido y casado con la fotógrafa noruega Karin Beate. Su cambio de vida no pudo ser más drástico: es propietario de una firma que conjunta fotógrafos de todo el mundo, vive en un discreto, pero cómodo piso en Oslo, no posee automóvil y sus ganancias anuales apenas rebasan las 60 mil libras y, sin embargo, es un hombre satisfecho con su vida y sus decisiones.
Marcus no cree que su sensibilidad se haya visto menguada al dedicarse a las finanzas, sino que fue precisamente gracias a ellas que pudo percatarse de los abismos sociales y se preparó para documentarlos, pues quería que sus fotos fueran testimonio y base para visibilizar la urgencia de justicia social.
Aunque desde niño, tuvo una gran inclinación para el arte, al separarse sus padres y él quedar a cargo de su madre junto con un hermano y una hermana, le tocó vivir algunas estrecheces económicas, de ahí que tomara la decisión de dedicarse a las finanzas, aunque su padre, músico de jazz le decía que no privilegiara el dinero por sobre el arte. No le hizo caso y no se arrepiente, porque, dice, ha sido gracias a sus conocimientos de economía que ha podido establecer las causas de las más crueles y voraces guerras en el continente africano.
A pesar de no haber hecho caso en un primer momento, al paso del tiempo y ya con cámara en mano, desilusionado del amor sentimental y preocupado por los vaivenes del mundo, al verse impactado por las imágenes en los periódicos de la Guerra de los Balcanes de 1998 decidió dedicarse de lleno al fotorreporteo, y no sólo tomar la fotografía como hobby o fuga.
Tras una incursión breve por aquella zona y tras sentirse insatisfecho con los resultados de su primera experiencia como reportero de guerra, Marcus decidió tomarse muy en serio su papel e ingresó a un curso de fotoperiodismo en Londres, en el London College of Printing, viviendo con las mismas condiciones económicas que sus condiscípulos. Todavía como estudiante ganó el premio Ian Parry Young Photographer por su trabajo realizada en África, en la Sierra Leona, durante su fuga geográfica post romance.
Consciente de la urgencia de visibilizar la brutalidad de la guerra, el abuso, el hambre y la ignorancia, que flagelan aquella región, Bleasdale pasó más de 8 años cubriendo el atroz conflicto de las fronteras de la República Democrática del Congo, lo que dejó como resultado el libro “One Hundred Years of Darkness”, mismo que fue reconocido como el mejor libro de fotoperiodismo de 2001 por Photo District News. A lo largo de su trayectoria ha visto su trabajo publicado en prestigiados medios impresos en Estados Unidos y el continente europeo como The Sunday Times Magazine, The Telegraph Magazine, Geo, The New Yorker, Time, Newsweek y National Geographic. Ha escrito los libros: “One Hundred Years of Darknes”, en 2003 y “The Rape of a Nation”, en 2009.
También ha expuesto en foros múltiples, como por ejemplo The Rape of a Nation en el Senado de EEUU (2009), UN NYC (2009), The Federal Building NYC (2006), The Central Library, Chicago (2006), The Holocaust Museum LA(2006), Perpignan Visa Pour L’Image (2007). Con Child Soldiers en el The Nobel Peace Centre en Oslo (2007); The Declaration of Human Rights, en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia (2008) y American Dependence Day, en el Henie Onstad Kunstsenter en Oslo (2009).
Ha sido ampliamente reconocido y ha recibido premios, tales como:
• UNICEF Photographer of the Year Award, en 2004
• Alexia Foundation Grant, en 2004.
• OSI Distribution Grant 2005 por su trabajo sobre Human Rights Watch.
• Magazine Photographer of the Year por POYi, en 2005
• World Press Photo: Daily Life, en 2006
• OPC Olivier Rebbot Award, en 2006
• Freedom of Expression por su nuevo proyecto sobre el petróleo, en 2007.
• Magazine News Award en POYi, en 2009
• Hansel-Mieth Award en 2010
• POY Best Book Award, en 2010
• Anthropographia Award for Photography and Human Rights, en 2010
Desde 2001, junto con otros seis de los más reconocidos fotógrafos del mundo, fundó VII PHOTO, una agencia comprometida con los fotógrafos y también con un compromiso profundo con los derechos humanos. Desde entonces, la agencia ha ganado una reputación como una de las organizaciones más dinámicas e innovadoras en el mundo del fotoperiodismo con un creciente número de premios por la fotografía, el cine y multimedia. Tanto la Asociación de fotos VII y VII Foto continúan construyendo alianzas eficaces con ONG’s de todo el mundo.
Al respecto, Bleasdale ha declado que: “Lo que impulsa y une a los fotógrafos de VII Photo Agency es que un simple acto de comunicación puede sembrar semillas de esperanza para la resolución de problemas, incluso de los actos más oscuros de la falta de humanidad. La reparación siempre es posible, la desesperación no debe ser nunca absoluta”.
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