El Partido del Trabajo manifiesta su postura respecto al II informe de gobierno de Enrique Peña Nieto. Lo hacemos desde dos perspectivas; Forma y Contenido.
Con relación a la primera, resalta el gran despliegue propagandístico el alud interminable de posts y anuncios en los medios de comunicación exaltando la figura de Peña Nieto, en una clara violación al artículo 134 de la Constitución que prohíbe la promoción personalizada de cualquier servidor público.
El Informe de gobierno continuo siendo, lamentablemente el momento de apoteosis, de mayor propaganda del Presidente en el país Este ha pasado de ser del día del Presidente los días del rey sexenal.
Esta avasallante propaganda reduce la posibilidad de conocer y contrarrestar otras posturas y cuestionamientos para recibir información útil y objetiva para la ciudadanía.
De la misma manera el marco del informe evidencia un formato totalmente disfuncional, que ha tocado fondo. No propicia un diálogo ni la posibilidad de intercambiar perspectivas en una relación normal de equilibrio de poderes.
Por una parte los legisladores en el Congreso con sus posicionamientos, y por otra el Presidente un día posterior en Palacio, con un auditorio y aplaudidores a modo pronuncia un mensaje a la nación.
En éste diálogo de sordos entre poderes, que nos recuerda la frase de Salinas, “Ni los veo ni los oigo”, se soslaya a la sociedad, que es quizá, lo que menos les interesa, pero que, paradójicamente es donde debe residir el poder.
En Suma, el informe presidencial, que debería ser un instrumento de rendición de cuentas del Ejecutivo frente a Legislativo, que representa, en teoría al pueblo en los hechos es eminentemente simbólico y poco efectivo en términos de democracia.
Por Otra parte, el triunfalismo oficial se opone la realidad. Seis de cada 10 mexicanos no aprueban la gestión de Peña Nieto. Es la más alta de los últimos tres presidentes. Su reforma energética tiene 60 % de desaprobación.
Lo anterior explica la apabullante campaña de propaganda en todos los medios.
Respecto al contenido del informe, en un discurso totalmente triunfalista, el énfasis lo puso en la aprobación de las reformas estructurales, a las que calificó de audaces y andamiaje constitucional para alcanzar el desarrollo nacional.
Resulta insostenible pensar que el desarrollo del país se va a alcanzar por decreto. Es una falacia. En todo caso, las reformas son el piso para emprender el desarrollo.
Hubo poco contenido, la lógica de discurso en su estructura representa más la de un vendedor de esperanzas. Y a largo plazo, como el aeropuerto, ampliación del metro, entre otros.
Pero se supone que el objeto de un informe radica en rendir cuentas a la nación de la situación que mantiene la administración pública federal. Se comunica las obras realizadas, escuelas y hospitales, programas sociales, inversiones, etc.
No hubo nada al respecto. Pareció más bien un discurso de toma de protesta señalando lo que va a ser, además sin precisar.
Por otra parte existen asuntos cruciales en donde los resultados no están a la vista como el crecimiento económico, Nuestra economía está deprimida, no hay crecimiento. En el año de 2013 fue de sólo del 13 %. En 2014 la meta, después de tantas variaciones se ubica en 2.7 porciento.
Recordemos que durante su campaña Peña Nieto denostaba a los gobiernos panistas, incapaces de crecer a tasas relevantes y que era una vergüenza que el crecimiento anual no llegara siquiera a 2%.
El mercado laboral tampoco ha mejorado a pesar que se inició con una reforma laboral promulgada a finales del sexenio de Felipe Calderón.
En materia de empleos, se genera poco y más remunerados. De acuerdo al IMSS, ente diciembre del 2012 y junio del 2014, se crearon 904 mil nuevos puestos de trabajo, muy por debajo del millón de empleos anuales que prometió.
En cuanto a salarios se registra una pérdida importante del poder adquisitivo. De acuerdo al CONEVAL en el cuarto trimestre del 2012 las familias tenían un ingreso mensual para satisfacer sus necesidades básicas de mil 592 pesos; para el segundo trimestre de 2014, ese ingreso se redujo a mil 516 pesos.
En lo que va del gobierno de Peña, el salario mínimo aumentó solo 5 pesos. Es una vergüenza que México junto con Haití ostente los salarios más bajos de la OCDE.
En contraste, entre 2013 y julio de 2014, el precio de la canasta básica se incrementó en el ámbito rural de $824 a $860; para el urbano aumentó de mil 159 a mil 232 pesos.
Respecto a temas importantes que no fueron abordados se encuentran entre otros: La inseguridad, el rezago social y el combate a la corrupción. Este último es asunto de la mayor importancia y uno de los problemas más graves del país que afecta su desarrollo, sobre todo porque pone en riesgo la implementación y los resultados de las reformas.
Antes de continuar con las campanas a vuelo de que México ya está en movimiento, como dicen los spots del Presidente y como procede, es de esperarse comparecer a los funcionarios para solicitar información objetiva y pertinente a fin de tener una mejor perspectiva de la verdadera situación que prevalece en el país.
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