Como si hubieran sido mínimos los daños causados por el huracán “Manuel”, algunos gobiernos municipales y el estatal esperaron a que empezaran de nuevo las lluvias para darse cuenta que “los recursos del Fonden no llegaron”, que “hay demasiada burocracia” y hasta que “vale más destruir algunos puentes dañados” porque es más peligroso mantenerlos en pie.
Y la gente se pregunta qué jodidos hicieron todo este tiempo una vez que se detectaron tantas zonas de riesgo, en las ciudades y en los pueblos, ante este tipo de amenazas. Ahora resulta que nuestro ángel guardián en materia de protección civil, Ismael Checa Landeros, alega que es mejor derrumbar algunos puentes, pero no dijo nada cuando se dio cuenta que no se habían reconstruido o reparado adecuadamente.
Es el caso del improvisado puente sobre la vía que conecta la carretera hacia Nuevo Altata con el campo pesquero Dautillos. El huracán “Manuel” le abrió un boquete a la carretera y sobre esa zanja se construyó un pequeño puente “provisional” para habilitar el paso. Durante una semana, después del azote de “Manuel”, no hubo luz, ni agua, ni hielo, y las provisiones y despensas que llegaron por cientos de voluntarios que se solidarizaron con los pobladores, debían ser pasadas al pueblo en pequeñas lanchas que iban y venían de un lado al otro del canal que había quedado abierto. Pasaron las lluvias y ninguna autoridad se paró en el lugar. Ahora ya se dieron cuenta que si llega un meteoro parecido al “Manuel” el desastre se va a repetir, porque simplemente el puente que se requiere no fue construido.
Algo similar puede decirse del sector Humaya, que se inunda con cada lluvia. Ahí se llegó a la conclusión técnica —ya se verá si era acertada o no—, de que hay que modificar el Canal Agustina Ramírez, a la altura de la carretera México 15, para evitar que el agua remanse e inunde el Infonavit Humaya, como ocurrió con “Manuel”, igual que en agosto de 2007, afectando el patrimonio de cientos de familias.
Pero tenemos que la obra que se requiere apenas se acaba de licitar y que, si en el papel la obra puede construirse en tres meses, estará lista, siendo optimistas, hasta diciembre próximo porque las mismas lluvias dificultarán su construcción. Así, si nos azotan lluvias intensas lo más seguro es que se repita la tragedia.
¿Qué se hizo en todos estos meses por el sector poniente de la ciudad: la Campiña, Las Quintas, Riberas de Tamazula, la llamada “Zona Dorada” de Culiacán? Se intentó un dragado del Río Tamazula a la altura de la Isla Musala, con el pequeño detalle de que un día después de que se puso en marcha la obra, con bombo, platillo y boletín, las máquinas para el dragado fueron retiradas ¡por falta de presupuesto! Después de las críticas y explicaciones del Gobierno que terminaban por evidenciar aún más su negligencia, la obra se inició pero ha tenido que ser detenida porque las lluvias se vinieron encima.
Lo mismo ha pasado con el dragado del Río Culiacán, entre la Isla de Orabá y el Puente Negro, donde las máquinas se quedaron atascadas en el lodo que pretenden sacar.
Claro, para todo esto el Gobierno tiene una respuesta: Que los sinaloenses tenemos muy mala suerte. No se acepta que, en el caso de las ciudades, se ha estado planeando mal el crecimiento y desde ahí se escamotea la solución del problema. Tal vez porque en ese reconocimiento va la crítica a los que durante las últimas dos décadas nos han gobernado y nos quieren seguir gobernando.
No se pueden explicar las inundaciones en Valle Alto, por ejemplo, sin exponer la pésima y abusiva planeación. Tampoco en Isla Musala ni en La Campiña, donde las inundaciones se agravaron a partir de que se abre el canal para dar forma a la isla y que con cada crecida del río se mete hasta la cocina de los fraccionamientos de nueva creación y que vendieron como la nueva zona vip de Culiacán.
Bola y cadena
ASÍ, A LA VUELTA DE UNA NUEVA temporada de lluvias y huracanes, Sinaloa está peor que antes. Peor porque algunos daños ocasionados por el huracán “Manuel” no fueron reparados. Donde nace el libramiento Culiacán Mazatlán, a 200 metros del trébol de Costa Rica, rumbo al norte, hay un puente que se dobló por la fuerza de “Manuel” y que apenas se está reparando. Diez meses después del caos, entre el lodo y el agua provocados por las nuevas lluvias. Diez meses después: Qué mala suerte.
Sentido contrario
LAS RECIENTES CONCLUSIONES de la Ceaipes sobre el manejo de la información pública de los poderes, los municipios y de los partidos políticos, demuestra que hace falta algo más que una Ley para que el manejo de los recursos públicos se trasparente. Si se escamotea la información es que ese manejo es turbio, criminal. Pero hasta ahora no hay castigos ejemplares contra aquellos que se enriquecen con el dinero que, se supone, pertenece a los contribuyentes.
Humo negro
NO DEBE ESPERARSE MUCHO de un Gobierno que encarcela a los líderes sociales antes que a los delincuentes, y que criminaliza una lucha tan noble y tan valerosa como la que emprendieron las autodefensas de Michoacán. Lo mismo que ha ocurrido en Sinaloa. Allá se detuvo y consignó a José Manuel Mireles por “romper con el pacto” —como si eso fuera delito—, acá son campesinos, comuneros y líderes detenidos y hasta asesinados: por “infringir la ley”.
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