“A ver, no se crean lo de esta nota, fue el cobarde de Rodolfo Franco envalentonado porque había ingerido bebidas alcohólicas que me venia siguiendo y me detuve a preguntarle que se le había perdido y me sacó la foto. Lo de que armé un operativo si se lo inventó completamente, ese día yo ni estaba.” contestó en las redes, el director de Página 24 y el popular bisemanario La Tribuna Libre. Luego de la publicación de la la nota de la Verdad del Centro de Rodolfo Franco que aquí transcribimos:
Acostumbrado como está Ramiro Lueváno López “el soñador” a violar las leyes, humillar y despreciar a la autoridad, el pasado viernes protagonizó una manifestación de prepotencia y abuso de poder y tráfico de influencias similares a las que él permanentemente “critica”.
ANC.- Agencia Noticiosa del Centro.- Aguascalientes, Ags.- A domingo 06 de julio de 2014.- / Redacción.-
Acostumbrado como está Ramiro Lueváno López “el soñador pirata” (que ahora tiene pesadillas tiene en sus sueños y las relata) a violar las leyes, no pagar el agua a CAASA, humillar y despreciar a la autoridad, el pasado viernes protagonizó una manifestación de prepotencia, abuso de poder y tráfico de influencias similares a las que él permanentemente “critica”.
Los hechos acontecieron a la una de la madruga del sábado 28 de junio, cuando Ramiró Luévano (el soñador) pretendió ingresar a la finca marcada con el número 205 de la calle Ignacio Zaragoza, en el centro de la ciudad, finca en donde manifestó “tener sus oficinas” aunque en realidad esa finca fue adquirida por su compadre Filiberto Ramírez Lara (ex Secretario de Seguridad Pública) a un costo de 2 millones de pesos.
Si bien por el momento dejemos esa historia para otra ocasión que ya relataremos, decíamos pues, que “el soñador pirata” que se trasladaba en un “lujoso” automóvil Cadillac del año, placas de circulación AEY-92-31, color blanco perla (como el que solo los ricos como Elvis Presley pueden adquirir), pretendió ingresar a la finca de “su compadre Filiberto”, que para ocultar el origen del obsequio la escrituró inicialmente a nombre de una de sus mujeres, María Luisa Díaz Tamayo, solo que cuando Hacienda comenzó a indagar el origen, María Luisa donó a su hija Mirele Luévano Díaz la finca, pero donde torció la puerca el rabo fue cuando en la bahía de estacionamiento público, un humilde vehículo Chevy con placas de circulación ACP-23-80 obstruía la entrada a la cochera, por más e inútiles claxonazos y mentadas de madre que lanzaba con la bocina de su lujoso Cadillac, el parroquiano no acudía a moverlo, por lo que se le subió su habitual esquizofrenia y optó por estacionar su millonario automóvil, nada menos que EN EL ESTACIONAMIENTO RESERVADO PARA LAS PERSONAS DISCAPACITADAS.
Para quienes lo vieron bajarse del vehículo primero pensaron que sí se trataba de un discapacitado porque daba tumbos y caminaba erráticamente, más al reconocerlo y saludarlo se percataron se trataba del editor pirata Ramiro Luévano, a lo que lo increparon señalándole su falta al reglamento, respondiéndoles con tufo alcohólico a los parroquianos ¡Chinguen a su madre, pendejos!, y dejar el Cadillac estacionado ahí por dijo ¡Por mis huevos aquí lo dejo!.
Pero el asunto no paró ahí, borracho como andaba, –un elemento de tránsito comentó que apestaba a alcohol y apenas sí podía articular palabras- sintiéndose “el patrón” de la policía de tránsito, se comunicó con ellos para exigirles que retiraran de “su cochera” el vehículo de inmediato.
Cuando transmitieron la orden y las amenazas de “el soñador pirata” por radio, al domicilio acudieron en instantes (como no lo hacen con un ciudadano en apuros) no una patrulla, sino un enjambre de patrullas, que cerraron la calle, metieron la grúa en sentido contrario y al grito de “patrón” ahorita movemos el carro no se preocupe, cargaron con el chevy en instantes, ofreciéndole los agentes de tránsito “disculpas” a “el patrón” por la tardanza de minutos en actuar.
Las personas que acudían al “operativo” no podían dejar de manifestar su indignación por la prepotencia y altanería del “el patrón” borracho que les tronaba los dedos porque le urgía meter su carro.
Terminado el show que dio el “Inquisidor”, “el Moralista” de Aguascalientes, cuando se dirigió a su “Cadillac del año” recibió una rechifla de siete sonidos como la que le aplicaban a su jefe “Luis Armando” en el estadio Victoria, respondiendo envalentonado por el calor de los wiskey’s con el puño cerrado y el dedo medio alzado.
La raza que disfrutó del espectáculo comentó “pal próximo viernes le atravesamos otro carro”, mientras que uno de los patrulleros que acudió al evento comentó; nos amenazó con llamar por teléfono a “Toño” dijo que “aunque lo despierte, me vale madres, para que sepa la clase de huevones que son ustedes..”.
El iracundo moralista dio muestras de prepotencia, tráfico de influencias, valemadrismo y falta de respeto por el Reglamento de Tránsito, al cabo presume que en el Palacio Menor (porque al mayor no puede entrar) le perdonan las multas.
Moraleja; si algún día a usted alguien se estaciona en su cochera llame a Ramiro Luévano “el soñador pirata”, él le manda las patrullas que usted necesite.
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