Las diferencias, de decenas de miles
En el sexenio de Calderón: 71 mil muertos para Segob, 123 mil para el INEGI y 196 mil para la Presidencia
Reportaje/foto/infografías: Objetivo7Data2/Cuauhtémoc Villegas Durán.
Uno se encuentra en México con la muerte en todas partes: en las calles, las brechas, las carreteras, casas habitadas y abandonadas, lotes, ranchos, plazas, estadios, mercados, bares, restaurantes, hoteles, periódicos, revistas, televisión, radio, internet o por oídas o, se vive, en carne propia…
También los asesinos caminan impunes de tantas muertes porque, simplemente las averiguaciones previas de sus crímenes no los señalan, no los acusan, no hay testigos, no hay pruebas, solo la macabra muerte sin un número real, confiable, datos a modos, utilizados como arma o escudo, según quien los difunda…
Los gobiernos hablan de triunfo y paz en una guerra que los ciudadanos ven perdida para el Estado mexicano, que, por supuesto, minimiza las cifras de la derrota y el mar de sangre que impide contabilizar el número de homicidios, asesinatos de personas, seres humanos, muertos sin registro, enterrados, calcinados, “cocinados” (1) y hasta fumados, perdidos en la vorágine de la violencia, en la barbarie sin sentido, en el absurdo de la guerra…
Aguascalientes, México.- Los análisis a los datos de las diferentes instituciones y medios de comunicación mexicanos arrojan una verdad contundente: nadie sabe cuántos homicidios se han cometido en este país en los 7 años que lleva la Guerra del Narco.
Aquí, en México, los muertos sólo son números que se lanzan en base a informaciones recabadas en distintas fuentes y difundidas por varios organismos del Estado, sin que nadie se ponga de acuerdo con el número de muertos que ha dejado la guerra y es que, las cifras no concuerdan, en todos los casos son distintas, según se desprende de la propia información oficial y medios como Objetivo7Data2 y Zeta, que se han dedicado a analizar los números duros en base a informes de instituciones relacionadas con la seguridad y otros organismos oficiales.
Así, por ejemplo, el Instituto Nacional de Geografía, Estadística e Informática (INEGI), que en este país se dedica a realizar censos y encuestas, además de recabar información de otras dependencias del Estado mexicano, habla de 591 mil muertes en 2011, de las cuales, 48 mil 35 fueron homicidios cometidos a niños de 1 año hasta adultos de 59 años.
Según este informe, en 2011 (http://objetivo7.press/2013/10/28/los-asesinatos-son-por-mucho-la-primer-causa-de-muerte-entre-15-y-59-anos/), el 22.3 por ciento de los 147 mil 750 (1 de cada 4, de las 591 mil muertes) ó 32 mil 948 personas de entre 30 y 59 años, murieron asesinadas. Los jóvenes asesinados de entre 15 y 29 años fueron el 6.4 por ciento, de las 591 mil defunciones ó 12 mil 481 asesinatos. Los niños de entre 1 y 14 años muertos de manera violenta fueron 2 mil 606, lo que da un total de 48 mil 035 de estos crímenes durante 2011 para el INEGI.
Sin embargo, el “Anexo estadístico” del “Primer Informe de Gobierno” de Enrique Peña Nieto (http://www.presidencia.gob.mx/informe/), presidente de la república mexicana, dice en la tabla llamada “Posibles hechos delictivos denunciados en el fuero común” del capítulo “México en paz”, que se cometieron 38 mil 41 asesinatos o una tasa de 32.9 homicidios por cada 100 mil habitantes, 10 mil 6 menos de las que oficialmente registra el INEGI, sin contar a la población de un año y adultos mayores de 60 años.
En México, los homicidios se clasifican en varios tipos, dolosos e imprudenciales, como son atropellamientos y otros tipos, pero según Alejandro Poire Romero, ex secretario técnico del Consejo de Seguridad Nacional y ex secretario técnico del Gabinete de Seguridad, así como ex vocero en materia de seguridad del gobierno de Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012), un 75 por ciento de los homicidios dolosos en 2010 tenían que ver con la delincuencia organizada o la Guerra del Narco, aunque la administración del presidente Felipe Calderón se retractó del término “guerra” para no verse obligado a suspender las garantías individuales en el país. Si en 2011 los crímenes siguieron ese porcentaje (75 por ciento), 36 mil 26 de las 48 mil 35 ejecuciones, tendrían que ver con el narco, según se desprende de las cifras que dio a conocer el INEGI apenas el 28 de octubre del 2013.
Sin embargo, para el semanario Zeta (http://www.zetatijuana.com/2012/05/28/sexenio-de-calderon-71-mil-ejecuciones/), uno de los medios más importantes y serios de México, los asesinatos relacionados con los carteles del narco y la guerra fueron 24 mil 68.
Pero de acuerdo al Informe de Gobierno de Enrique Peña, ese año se habrían cometido 28 mil 530 ejecuciones, 4 mil 462 más de las que reporta Zeta y 7 mil 496 menos de las que reporta el INEGI. La diferencia entre las cuentas de Zeta y del INEGI son de 11 mil 958 muertos por el conflicto armado en un solo año.
Pero, para la Procuraduría General de la República (PGR) (http://www.excelsior.com.mx/2012/01/12/nacional/801521), en el informe “Fallecimientos por Rivalidad Delincuencial” publicado el 11 de enero de 2012, solamente se cometieron 12 mil 903 asesinatos de enero a septiembre de 2011.
El sexenio de la muerte
Como en la época prehispánica, México cayó en la barbarie y, al igual que sus ancestros indígenas, los mexicanos hacen modernos tzompantlis (2) en las entradas de sus pueblos para amedrentar al enemigo: las cabezas decapitadas cuelgan de letreros, árboles, carros, mientras los cuerpos, mortificados por la tortura muestran el múltiple colorido de la muerte: morado, verde, café, negro, carne, rosa, azul y, entre otros muchos, el intenso rojo de la sangre que también cambia de tonalidad hasta llegar al negro coagulado y, los mensajes de advertencia, dan, a los modernos tzompantlis, un toque perverso que refleja el espanto y el terror en que viven los ciudadanos a lo largo y ancho del territorio.
Todos caen, todos, aun aquellos que parecen intocables por su poder, ya sea, económico, político, militar y policiaco o todas estas fuerzas juntas: inocentes y criminales, políticos, deportistas, artistas, empresarios, policías, generales, marinos, diputados, gobernadores, obreros, albañiles, comerciantes, lisiados, sanos, ancianos, niños, jóvenes, mujeres, ricos, pobres… todos caen…
Pueblos, ciudades, ranchos, carreteras, caminos, sierras, montes, ranchos, empresas y personas, son vigiladas y controladas por narcotraficantes que suplen al Gobierno mexicano en estados como Michoacán, Veracruz, Sinaloa, Jalisco, Tamaulipas, Zacatecas, Nuevo León, Durango, Chihuahua y casi todo el país.
El gobierno de Felipe Calderón, no solo perdió el control de los territorios sino que le asesinaron tres militares por cada sicario del narco que murió en la guerra entre los años 2008 y 2009 según el informe Bourbaky “El costo humano de la guerra por la construcción de un monopolio del narcotráfico en México” (http://webiigg.sociales.uba.ar/revistacuadernosdemarte/nro1/InformeBourbaki.pdf ).
Pero, a un año de concluido el sexenio anterior, los datos sobre los homicidios en México siguen siendo contradictorios:
El 15 de febrero de este año, el actual secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, declaró a la periodista Carmen Aristegui: “Ya que no tenía el sustento necesario el número de fallecimientos en los últimos seis años (…) me esperé a encontrar toda la información, sin embargo, sí manifiesto que estamos hablando de cerca de 70 mil muertos, no hemos podido llegar a más porque no cuento con más información”.
En un informe publicado el 30 de julio de 2013, el INEGI dio las siguientes cifras: 123 mil 683 muertes en todo el sexenio calderonista. Este informe está basado en registros administrativos generados por cada entidad federativa. Contiene registros de 4 mil 770 oficialías del Registro Civil y mil 107 agencias del Ministerio Público que entran cada mes al INEGI.
Para el “Centro de Análisis de Políticas Públicas México Evalúa”, la guerra contra el crimen organizado en México dejó un saldo de 101 mil 199 ejecutados y 344 mil 230 víctimas indirectas como hijos, esposas, padres o familiares de los occisos, esto, en 5 años.
Según esta ONG, entre 2006 y octubre de 2012 se registraron un total de 101 mil 199 denuncias de homicidio doloso. Las denuncias fueron tomadas de documentos oficiales de las agencias del Ministerio Público de las procuradurías estatales, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), y las actas de defunción que registra el INEGI; cabe destacar que una denuncia puede incluir más de una víctima, como ocurre en los casos de las llamadas narcofosas localizadas en el norte del país.
Para el semanario Zeta la guerra de Calderón dejó 83 mil 191 asesinatos relacionados con el crimen organizado del 1 de diciembre de 2006 al 31 de octubre de 2012, el 72 por ciento de los homicidios dolosos cometidos en el sexenio. La cifra de 83 mil muertes vinculadas al crimen organizado se obtuvo recurriendo como metodología a la consulta del Sistema Nacional de Información, procuradurías estatales, secretarías de Seguridad Pública de las entidades, registros hemerográficos en los estados y a Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) del país.
Todas estas cifras se quedan cortas comparadas con las que da el “Anexo estadístico” del “Primer Informe de Gobierno” de Enrique Peña Nieto (http://objetivo7.press/sitio/?p=6165) que analizadas, arrojan 196 mil 679 muertes violentas que al 72.8 por ciento da un total de 143 mil 182 asesinatos relacionados directamente con la Guerra de Calderón o Guerra del Narco.
Según este informe, en 2006 se cometieron 27 mil 551 asesinatos que, divididos entre los 12 meses para saber la media del primer mes que gobernó Calderón ese año, dan 2 mil 295 delitos.
Estas son las cifras año por año:
Media de diciembre de 2006: 2 mil 295.
2007: 25 mil 129.
2008: 28 mil 018.
2009: 31 mil 546.
2010: 35 mil 794.
2011: 38 mil 041.
Media de enero al 30 de noviembre del 2012: 34 mil 850.
Total del sexenio: 196, 179.
“La paz” de Peña Nieto
Luego de 12 años y dos presidentes del Partido Acción Nacional (PAN), en 2012, el electorado en México le regresó el poder al Partido Revolucionario Institucional (PRI) con la esperanza de que pacificará al país pero, en 2013 el mar de sangre se sigue extendiendo ahogando otros sectores como la economía y la producción mientras el gobierno, triunfalista, evita que los grandes medios de comunicación hablen de ejecuciones y exhiban a los narcos en los noticieros y diarios para que los ciudadanos no los tomen como héroes, en una nueva política de comunicación que más parece censura para que los mexicanos y los empresarios extranjeros crean que el país está en paz.
Los números, sin embargo, tampoco le son favorables al presidente Peña Nieto, que en su propio informe arroja un elevado número de muertes violentas: en solo seis meses, del primero de enero al último día de junio, hubo 17 mil 766, más la media del primer mes que gobernó en diciembre del 2012: 3 mil 168 delitos.
Si la tendencia siguió, para el último día del 2013 se habrán cometido 35 mil 532 homicidios superando en número los primeros tres años de Felipe Calderón del 2007 al 2009 y solo 269 crímenes menos que en 2010.
Así las cosas, en el primer año de Felipe Calderón según el informe presidencial, se realizaron 25 mil 229 asesinatos, 10 mil 510 menos que el primer año de Enrique Peña. De ese total, 18 mil 366 habrían tenido relación con el narcotráfico mientras que con Peña Nieto, al primer año, la guerra habría dejado 26 mil 17 muertos, de acuerdo a los primeros 7 meses reportados en el informe presidencial y con una media mensual en los restantes 5 meses del año.
Pero, para el SNSP, entre el 1 de diciembre de 2012 y el 31 de octubre de 2013, los primeros once meses de gobierno de Peña Nieto se registraron en el país 17 mil 68 “averiguaciones previas” por homicidio doloso según Zeta. El semanario Zeta, aclara que el SNSP que dirige Monte Alejandro Rubido registra oficialmente “averiguaciones previas”, no obstante a que cada una puede tener más de una víctima, por lo que el total de muertes en los primeros 11 meses de gobierno supera los 17 mil 68 asesinatos, 698 asesinatos menos de los que el informe presidencial anuncia en su primeros seis meses.
En México, la muerte es solo eso: números para jugar a ganar una guerra ante la opinión pública tratando de ocultar a los muertos, como Caín trató de ocultar el cuerpo de Abel argumentando ante Dios: ¿Acaso soy yo el custodio de mi hermano?
(1) Cocinados son los cuerpos que desaparecen con ácidos y otros métodos como calcinación.
(2) Tzompantli fue la práctica entre los antiguos mesoamericanos de decapitar a las víctimas de los sacrificios humanos y conservar sus cráneos en una especie de empalizada de madera. El tzompantli era un altar donde se empalaban ante la vista pública las cabezas aún sanguinolentas de los cautivos sacrificados con el fin de honrar a los dioses. Se ponían a las entradas de las ciudades para atemorizar a los enemigos.
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