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Fuente: UN WATER
• La ONU ha declarado el lema “agua y energía” para la celebración del Día Mundial del Agua, 2014.2

• En 2011, la disponibilidad natural media de agua per cápita más baja se registró en la región hidrológica XIII “Aguas del Valle de México” con 158 m3/hab/año.5

• Para producir un kilo de maíz se requieren 900 litros de agua; para producir un kilo de trigo, 1,350; para producir un litro de leche, 1,000 y para producir un kilo de carne de res se requieren 16,000 litros.6-A

• En algunas regiones hidrológico-administrativas del país, el agua renovable per cápita alcanzará en el año 2030 niveles cercanos o incluso inferiores a los 1,000 m3 por habitante por año, lo que se califica como una condición de escasez grave.5 y 6

ANTECEDENTES DE LA CONMEMORACIÓN1 y 2

El Día Mundial de Agua tiene su origen en la Conferencia de Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo o Cumbre de la Tierra (Rio de Janeiro, Brasil, 1992). Derivado de lo anterior, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó (22 de diciembre de 1992) la resolución A/RES/47/193. Dicha organización instituyó el 22 de marzo de cada año como “Día mundial del agua” para promover, entre los países miembros, actividades orientadas a fomentar la importancia de los recursos hídricos para el desarrollo, el bienestar social y los ecosistemas del planeta, a la luz de las recomendaciones del capítulo sobre Agua Dulce del Programa de Acción para el Desarrollo Sustentable, conocido como Agenda 21.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró recientemente el tema del Día Mundial del Agua que se celebrará el 22 de marzo 2014: “Agua y Energía”. La elección se debió a la fuerte interconexión entre ambas y a su interdependencia, ya que la energía hidroeléctrica, nuclear y la térmica requieren del uso de recursos hídricos. Según la Agencia Internacional de Energía, por ejemplo, un aumento nominal del 5% del transporte por carretera en el mundo para el año 2030 podría aumentar la demanda de agua hasta en un 20% de los recursos utilizados en la agricultura, debido a la utilización de los biocombustibles. El 8% de la energía generada en el planeta se utiliza para bombear, tratar y transportar el agua para el consumo de las personas; y el agua también se utiliza para la generación de energía geotérmica, que es una alternativa para la energía en los países con escasez de agua.

LA ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS Y EL AGUA (ONU-AGUA)3 y 4

Para preparar el Día Mundial del Agua, correspondiente a 2014 se reunieron del 13 al 16 de enero en Zaragoza, España, a 9 agencias y programas de Naciones Unidas y a más de 120 expertos, representantes de empresas internacionales del agua y la energía, organizaciones gubernamentales y no gubernamentales que han abordado los retos, las interrelaciones y las soluciones conjuntas que se plantean para asegurar el acceso, la eficiencia y la sostenibilidad en la provisión de servicios de agua y energía.

La Conferencia Anual de ONU-Agua en Zaragoza sirve para preparar el Día Mundial del Agua. Esta conferencia forma parte de la hoja de ruta del Día Mundial del Agua 2014 cuyo enfoque es el nexo entre el agua y la energía. El diálogo sobre este tema fue ya iniciado durante la Semana Mundial del Agua en Estocolmo.

La relevancia del agua y el saneamiento fueron consideradas en la cumbre Río+20 o Conferencia de Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sustentable (Río de Janeiro, 20-22 de junio de 2012). Por otro lado, las interrelaciones entre el agua y la energía tienen un importante papel en la Agenda de Desarrollo post-2015 y en la conceptualización de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). De hecho, existen importantes desafíos, interconexiones y oportunidades para la realización de las sinergias y los beneficios derivados de las respuestas conjuntas relacionadas con el nexo entre el agua y la energía, incluido el diseño de economías verdes y resilientes frente al clima. Las alianzas entre instituciones, organismos y partes interesadas pueden ayudar a la consecución de algunos de estos beneficios.

La demanda de agua podría superar en un 44% los recursos disponibles anuales en 2050 y la demanda de energía podría aumentar en un 50% de aquí a esa fecha. El mundo se enfrenta por tanto a un gran reto, pues sin energía no hay agua y sin agua no hay energía. Por ende no se pueden permitir políticas energéticas que no tengan en cuenta que el agua es necesaria para producir hidroelectricidad y para la refrigeración en todos los procesos de generación de energía, o políticas del agua que no consideren cuánto necesitan de energía para bombear el agua, purificarla, transportarla, presurizarla y depurarla.

Por su lado, los representantes de las empresas de agua han destacado que “sin energía no es posible hacer nada a la hora de gestionar el agua”. El agua es pesada (comparada con otro tipo de compuestos), por lo que se necesita gran cantidad de energía para ser transportada, considerando que, en sí misma, tiene un alto precio. Para una empresa de agua, el 30% de su coste operativo viene representado por el coste energético necesario para gestionar el agua. Todo lo anterior sin olvidar que la pobreza del agua y la pobreza energética están estrechamente ligadas, por lo que se requieren políticas sociales que consideren tanto el agua como la energía si dichas políticas pretenden ser inclusivas.

El objetivo es promover la coherencia y la coordinación de las iniciativas del sistema de las Naciones Unidas relacionadas con el alcance del trabajo de ONU-Agua, así como para contribuir a la puesta en práctica del programa definido en la Declaración del Milenio de 2000 y en la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de 2002. La ONU-Agua consta de 26 miembros del sistema de las Naciones Unidas y socios externos en representación de diversas organizaciones y de la sociedad civil.

Un enfoque coherente y coordinado es claramente necesario, ya que estas cuestiones constituyen algunos de los desafíos de desarrollo más urgentes de nuestro tiempo. Por lo tanto, como sociedad, debemos gestionar el agua dulce de manera sostenible con el fin de que exista suficiente agua para que todas las personas puedan beber y conservar su higiene y su salud; para que los productores de alimentos puedan satisfacer la demanda de una población en continuo crecimiento; para que las industrias puedan satisfacer sus propias necesidades y para que los países tengan la oportunidad de garantizar un suministro fiable de energía. Además, a medida que nuestro mundo evoluciona, necesitamos adaptarnos a la disminución del agua dulce disponible y prepararnos ante los cambios de los patrones meteorológicos y ante el aumento tanto del número como de la gravedad de las catástrofes naturales relacionadas con el agua.

Todas estas cuestiones deben abordarse de manera que se salvaguarde la salud de nuestro medio ambiente y se protejan los ecosistemas, considerando que tales aspectos están, además, interrelacionados. Las Naciones Unidas reconocen que necesitan movilizar sus recursos de modo eficaz e integrado para afrontar los desafíos mundiales relativos al agua y alcanzar los ambiciosos objetivos de desarrollo y medio ambiente establecidos por la comunidad internacional. En respuesta a esta necesidad se creó ONU-Agua.

DISPONIBILIDAD DEL AGUA A FUTURO5 y 6

Las investigaciones científicas prevén que para mediados de este siglo las elevadas temperaturas y la disminución de la humedad del suelo propiciarán que la vegetación semiárida (incluyendo muchas de las gramíneas) se sustituya por vegetación árida, en un franco proceso de desertificación. También es previsible que se presente una menor producción de alimentos de origen agropecuario por el acortamiento del ciclo agrícola, debido al Cambio Climático.

Varias de estas amenazas están íntimamente relacionadas con la seguridad hídrica, ya que mientras en 1950 la disponibilidad media de agua era de 11,000 m3 por persona al año, para el 2005 era de 4,573, para el 2010 de 4,090 y se ha calculado que, para el 2025 apenas se dispondrá de 3,828 m3 de agua por persona por año, quedando en la clasificación de disponibilidad baja.

Si bien en el 2005 México utilizaba sólo el 16% del volumen disponible de agua (considerado como un grado de presión moderado), en los estados del norte del país el grado de presión es superior al 40%, clasificándose como de presión fuerte. Un factor fundamental es que 105 de los 653 acuíferos estén sobreexplotados, por extraerse una mayor cantidad de agua de la que las lluvias logran recargar.

Puesto que casi el 78% del total de agua en México se utiliza en la agricultura y para producir alimentos (de la cual el 53% se desperdicia), es conveniente recordar su huella hídrica*: para producir un kilo de maíz se requieren 900 litros de agua; para producir un kilo de trigo se utilizan 1,350 litros de agua; para producir un litro de leche se necesitan 1,000 litros de agua y para producir un kilo de carne de res se requieren 16,000 litros de agua, sólo por dar algunos ejemplos.

En algunas regiones hidrológico-administrativas del país, el agua renovable per cápita alcanzará en 2030 niveles cercanos o incluso inferiores a los 1,000 metros cúbicos por habitante por año, lo que se califica como una condición de escasez grave.

De acuerdo con los pronósticos para 2030, se debe tener especial cuidado con el agua subterránea, ya que su sobreexplotación ocasionará el abatimiento de los niveles freáticos, el hundimiento del terreno, provocará que se tengan que perforar pozos cada vez más profundos, además de las afectaciones a los ecosistemas. Cabe aclarar que la mayor parte de la población rural depende de manera significativa del agua subterránea, y en algunas zonas áridas la dependencia es total.