LETICIA SÁNCHEZ MEDEL
Milenio/México.- El estudio más profundo y novedoso realizado hasta la fecha sobre la vida y obra del grabador José Guadalupe Posada es publicado por BBVA Bancomer y Editorial RM, con el título de Posada 100 años de calavera, afirma el investigador y coleccionista Mercurio López Casillas.
El libro de 375 páginas, con una edición de 18 mil 500 ejemplares, reúne las plumas tanto de literatos como de especialistas en su obra. El motivo: el centenario del fallecimiento del caricaturista e ilustrador, quien fue capaz de posicionar una sola obra en el imaginario colectivo y que, además, con esa imagen se identificara a los mexicanos a escala internacional, nos referimos a La Catrina.
Pero Posada es más que el autor de la Calavera garbancera, que Diego Rivera transformó en La Catrina al plasmarla en su mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda. De ahí que, a través de 250 ilustraciones, en este libro se recupera al artista desde otro punto de vista. “Quisimos hablar de él como artista, así como de la manera en que fue dominando las diversas técnicas, desde que sale de su natal Aguascalientes, hasta que llega a la Ciudad de México, donde realiza la mayor parte de su trabajo y donde muere”, explica López Casillas.
El ejemplar que incluye algunas imágenes inéditas “cubre todo lo que faltaba por mostrar, aunque es difícil ya aportar obras inéditas de Posada”, asegura el investigador. A través de los ensayos de los expertos se recupera su faceta como caricaturista, como ilustrador de cuentos para niños y de hojas volantes, así como sus propuestas de juegos de mesa y de barajas —inéditas—, además de litografías que se publican por primera vez.
“Considerando que se han hecho muchos libros monográficos sobre Posada y he participado en, por lo menos, cuatro libros, puedo decir que Posada 100 años de calavera, es el más completo, el más digno, con un diseño espectacular y con una gran calidad de impresión”.
Todos los géneros en los que colaboró Posada son abordados en este libro desde distintas miradas, como la de Juan Villoro, quien ofrece el ensayo: “José Guadalupe Posada, cien años de mejor vida”; o la de Montserrat Galí Boadella, quien escribió “Romances, relaciones y otras hojas volantes que circularon en la Nueva España”, incluida la investigación de Helia Bonilla y Marie Lecouvey, autoras de “La singularidad de la Biblioteca del Niño Mexicano en la obra de Posada”.
Asimismo, se encuentran las reflexiones del caricaturista Rafael Barajas El Fisgón en “Retrato del caricaturista como un adolescente. El Jicote y la formación de Posada” y del propio Mercurio López Casillas: “Desarrollo técnico y estético de Posada”.
Su originalidad
En “José Guadalupe Posada, cien años de mejor vida”, Juan Villoro dice que “el arte funerario es tan antiguo como el primer hombre que se quemó las cejas con el fuego. El grabador nacido en Aguascalientes en 1852 no inventa la plástica mortuoria, pero le confiere singular originalidad. Sus esqueletos están de vacaciones y no obedecen otro principio de realidad que la risa. José Guadalupe Posada, retratista de nuestro animado porvenir, cumple cien años de muerto. Su gran lección moral sigue viva: si todos somos tan simpáticos por dentro y acabaremos en la misma fiesta, más vale que nos soportemos”.
El Fisgón, conocedor de la obra del artista y curador de la muestra José Guadalupe Posada, crónica de un cronista, que se montó en marzo de este año el Museo del Estanquillo/Colecciones Carlos Monsiváis, refiere que el grabador e ilustrador fue, en gran medida, producto de varias tradiciones e impulsos liberales que se dieron cita en Aguascalientes a mediados del silgo XIX.
“Se formó en medio de un debate político intenso marcado por las guerras de Reforma y la Intervención francesa, se educó con gente que creía en el compromiso y la militancia política, creció con la prensa de combate local, se inspiró en el ejemplo de artesanos industriosos que creían en la educación y el progreso, y se formó en un ambiente educado que creía que en el arte y lo practicaba”.
Obra sin firma
-El bibliófilo y coleccionista Mercurio López Casillas asume que Posada 100 años de calavera es una visión retrospectiva que había permanecido inédita.
-Hacer un conteo exhaustivo de su extensa obra resulta un trabajo prácticamente imposible, debido a que el grabador en raras ocasiones firmó su obra.
-De las 440 ilustraciones que realizó para la Biblioteca del Niño Mexicano sólo firmó cinco, y de los más de 150 grabados para El libro de cocina de Jules Gouffé sólo signó uno.
-Si se limita entonces la obra de Posada a la cantidad de grabados con firma, sólo se contabilizarían mil.
http://www.milenio.com/cultura/Todas-facetas-Posada-libro_0_202779766.html
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