Río Doce.- Durante más de un cuarto de siglo el Gobierno estadounidense sepultó toda información relativa al asesinato del agente de la DEA EnriqueKiki Camarena, cometido en Guadalajara en marzo de 1985. No es para menos: de haberse destapado la cloaca, el nombre que hubiera quedado peor parado sería el de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), implicada en los hechos más turbios del narcotráfico mexicano.
En una prolongada entrevista con Proceso, Héctor Berrellez, uno de los tres ex agentes federales estadounidenses que la semana antepasada señalaron a la CIA como autora del asesinato de Kiki Camarena, abunda en el tema.
Habla con fundamento, toda vez que supervisó la Operación Leyenda, articulada por la Agencia Antidrogas Estadounidense (DEA) precisamente para investigar el secuestro, tortura y asesinato de Camarena Salazar.
Berrellez, ahora dueño de una empresa de entrenamiento y asesoría en seguridad y estrategia, recibe en sus oficinas en California al corresponsal para contarle los detalles alusivos a dicho plan, que llegó a la siguiente conclusión: la CIA se coludió con el cártel de Guadalajara para eliminar a Camarena.
EL NOMBRE DE BUENDÍA
“Fui director de la Operación Leyenda, creada para investigar el secuestro, tortura y homicidio de Enrique Camarena Salazar. Trabajé en la DEA 27 años. No doy esta información porque quiera glorificarme o favorecer a algún grupo político de Estados Unidos. Tampoco por dinero. Lo que digo lo digo de corazón, porque tengo información y la he tenido desde que me retiré de la DEA (en 1996); la traigo clavada como una espina y quiero desahogarme”, aclara. “Voy a decir solo lo que sé y voy a explicar cómo y por qué lo sé, pues para mí es muy importante la credibilidad.
“Como supervisor de la Operación Leyenda y de la investigación, tuve acceso a la agenda de Kiki Camarena, la cual me entregó la oficina de la DEA en Guadalajara.
“La agenda tenía muchos nombres y números telefónicos. Uno de ellos, el de Manuel Buendía. Cuando empecé la investigación ese nombre no me decía nada.
“Cuando pregunté quién era Manuel Buendía me dijeron que se trataba de un periodista mexicano asesinado por la CIA y por la Dirección Federal de Seguridad (DFS) de México”.
—¿Quién le dijo esto? —le pregunta el reportero.
—Fuentes mexicanas que obviamente conocían el asunto.
—¿Le dijeron por qué lo mataron?
—Investigué y llegué a la conclusión de que lo mataron porque publicó unas columnas en las cuales acusaba a la DFS de proteger a narcotraficantes, y a la CIA de estar asociada con la Federal de Seguridad en negocios turbios. Incluso identificó por nombre a algunos agentes de la Agencia Central de Inteligencia.
Berrellez hace una pausa y vuelve al caso Camarena:
“Dejando de lado lo de Buendía, porque no era mi asunto, iniciamos las investigaciones sobre el caso de Kiki. Sospechábamos de los narcotraficantes más notorios de entonces: Miguel Ángel Félix Gallardo, Rafael Caro Quintero y Ernesto Fonseca Carrillo, del cártel de Guadalajara.
“Los investigamos, comprobamos (sus delitos) y los arrestamos. Por esa investigación minuciosa supimos en dónde habían interrogado y matado a Camarena: una casa perteneciente a Rubén Zuno Arce en la calle Lope de Vega, de Guadalajara. Ahí se halló sangre, vellos, huellas digitales y muchas pistas más.
“Descubrimos así que una de las personas que habían estado allí era el hondureño Juan Ramón Matta Ballesteros. Y también hallamos rastros de sangre de Camarena y de otras personas, entre ellas del piloto mexicano Alfredo Zavala”.
—¿Camarena estaba registrado como agente de la DEA ante la Secretaría de Relaciones Exteriores? —se le pregunta.
—Exacto. Tenía su carnet. No tenía pasaporte diplomático porque en aquellos tiempos (el Gobierno de México) no los daba.
“Relaciones Exteriores nos daba un carnet y con este nos garantizaban protección, privilegios similares a los de un diplomático. Eso traía Kiki”.
OPERACIÓN PADRINO
“Todos decían que a Kiki lo habían matado por lo del descubrimiento del rancho El Búfalo. Nosotros sabíamos que no era cierto”, señala Berrellez.
“A Kiki lo señalaron porque era muy inteligente. En una reunión en la embajada de Estados Unidos en México hizo notar que a los narcos les estábamos descubriendo, confiscando o destruyendo mucha droga y eso no los afectaba. Propuso entonces decomisarles el dinero, pegarles donde duele. Su idea se presentó en Washington y allá gustó”.
—¿Quién era el administrador de la DEA en Washington?
—Jack Lawn. Él ordenó una operación de intercepción de llamadas telefónicas. Así se lanzó la Operación Padrino.
“Interceptamos las llamadas de los narcotraficantes más importantes de Bolivia, Perú, Colombia e incluso España. Así supimos exactamente cómo movían el dinero”.
Berrellez cuenta que en 1984 y 1985, gracias a la idea de Camarena, la DEA realizó entre 200 y 300 decomisos de dinero del narco en diversas plazas.
—¿A cuánto ascendió lo decomisado con la Operación Padrino?
—Creo que fueron más de mil millones de dólares. Pegamos duro.
—¿Por qué se da a conocer esta información 28 años después del asesinato de Camarena? —pregunta el reportero.
—Porque controlaron la investigación. Cuando se trató el tema de la CIA me dijeron que dejara eso en paz. La investigación fue muy controlada desde Washington. Tenemos jefes, ¿no? También hay temor. Yo vivo en Estados Unidos. No estamos hablando de África.
Tras matizar lo anterior, Berrellez vuelve al tema de la Operación Leyenda: “Sospechábamos que el asesinato de Kiki no era por el asunto del Búfalo sino por la idea de la Operación Padrino.
“Con la Operación Leyenda interrogamos a testigos, personas de las cuales sabíamos que habían estado presentes cuando torturaron a Kiki Camarena. Eran dos”.
—¿Quiénes?
—Dos ex judiciales de Jalisco. Uno de ellos viajó en un carro, un Valiant azul, donde iban agentes de la DFS, incluso el jefe de ellos: Sergio Espino Verdín. Él testificó detalle tras detalle…
“Contó que a las ocho de la mañana llegaron a la casa de Lope de Vega porque se iba a hacer un operativo. Contó que poco antes de la una de la tarde llegó un americano: ‘Apúrense. Camarena va a salir ahorita, va a juntarse con su esposa para almorzar. ¡Pero ya, rápido, porque lo podemos perder!’, les dijo.
“Cinco federales abordaron sendos autos para ir al consulado de Estados Unidos en Guadalajara, en la calle Libertad. Pusieron un carro en cada esquina, y el Valiant en el que iba el testigo interceptó a Kiki cuando el americano lo señaló.
“Espino Verdín y otros agentes se bajaron del auto y le dijeron: ‘Somos agentes federales —le enseñaron sus credenciales— y el comandante quiere hablar contigo’.
“Kiki accedió pero quiso comunicarse antes con sus superiores. No se lo permitieron. Lo arrestaron. No opuso resistencia. Le pusieron una chaqueta para taparle la cara. Lo llevaron a la casa de Lope de Vega, lo sacaron del carro y le vendaron los ojos.
“Ahí llegó Caro Quintero, le dio una patada a Camarena y lo tumbó. ‘Así te quería tener, hijo de tu chingada madre’, le dijo, según uno de los testigos. Lo levantaron, ya vendado, y lo metieron a uno de los cuartos de servicio.
“Cortaron el cordón de los cortineros y con eso lo amarraron; primero de los pies y luego de las manos, por atrás; quedó hincado. Para entonces los agentes de la DFS ya habían puesto en el cuarto un equipo de grabación. Era un interrogatorio policiaco.
“Fueron ellos, los de la DFS, quienes hicieron los interrogatorios iniciales. También Ernesto Fonseca estaba allí. Los dos testigos eran gente de Fonseca, eran de la Judicial de Jalisco, de homicidios, gente de Gabriel González González pero que él asignaba para proteger a los narcos.
“Fonseca dijo: ‘Ahorita voy a venir; los dejo encargados, muchachos. No lo torturen mucho’.
“Se fue y entonces estos dos testigos se quedaron en el cuarto con Kiki y le empezaron a hacer preguntas. Las grabaciones de ese interrogatorio las he oído cien veces. Fue cuando llegaron los cubanos”.
—¿Cuántos?
—Dos o tres. Uno de ellos comenzó a interrogar a Kiki. Esto nos lo contó uno de los testigos: “Llegaron unos cubanos con los agentes de la DFS y uno de ellos estaba interrogando a Camarena”.
“Como a los seis meses de que el primer testigo nos contó esto llevamos al segundo…”.
—¿Puede darnos el nombre de los dos testigos?
—No. Pobrecitos, tienen miedo.
“Cuando tienes la declaración de un primer testigo —sigue Berrellez— dudas, no sabes qué es cierto. Por ello como a los seis meses trajimos al segundo testigo. Este nos contó cómo llevaron a Camarena a Lope de Vega, lo vendaron y lo ataron; igualito a lo que nos dijo el primero.
FÉLIX RODRÍGUEZ
“Los testigos no conocían el nombre de Félix (Ismael) Rodríguez. Le pedí a mi equipo que investigara qué cubanos había en México.
“Uno de los contratistas que trabajaba con la CIA (de él sí te voy a dar el nombre, porque ya testificó: Victor Lawrence Harrison) me dijo: ‘Rodríguez es el que maneja en México los campamentos de los contras, donde llegan los aviones cargados de droga. Los campamentos están en Veracruz, en un rancho de Caro Quintero. Están usando una aerolínea de Juan Ramón Matta Ballesteros llamada Setco. Y en esa aerolínea usan a los pilotos para llevar armas a Nicaragua, para los contras. Pero además esos pilotos llegan a México, cargan coca en sus aviones y luego llegan a bases militares norteamericanas, donde no tienen que pasar por la aduana’.
“Pedí una fotografía de Rodríguez. Luego pusimos una línea de distintas fotos, entre ellas la del cubano.
“Le dije al primer testigo: ‘¿Ves aquí a una persona que haya interrogado a Kiki Camarena? Si la ves en estas fotos, pon debajo tus iniciales y la fecha’.
“Este testigo puso sus iniciales y la fecha en la foto de Félix Rodríguez.
“Días después le pedí lo mismo al segundo testigo. De inmediato me dijo: ‘Este cubano’.
“Pero después llegó otro informante, quien también estaba ligado con la DFS y la CIA en el tema de los contras. Me dijo: ‘Lo único que le voy a decir es que el piloto que sacó de México a Caro Quintero después del asesinato de Camarena es un americano’. Le pregunté si estaba seguro. ‘¿No era un cubano?’, le insistí, pero confirmó: ‘No era cubano, era un americano, un gringo de ojos azules; güero’. ‘¿Y por qué lo sacó?’ ‘Porque trabaja para ellos, para los cubanos y para la CIA. Incluso el avión en el que sacaron a Caro Quintero era de la CIA’. Se refería a Setco.
“Decidí investigar a esos pilotos. Se lo propuse a mis jefes en Washington y me dijeron que no: ‘A esos pilotos no los vamos a interrogar ni vamos a dejar que los interrogues, porque están trabajando para Estados Unidos. Enfócate nada más en los narcos’.
“Hay otro antecedente por el cual yo tenía muchas sospechas. Yo estuve como jefe de la oficina de la DEA en Mazatlán en 1986 y 1987.
“Ahí llegaron varios informantes que me dijeron que había una pista y un campamento a un lado del rancho Las Cabras, de Antonio Toledo Corro (ex gobernador de Sinaloa), afuera de Mazatlán. Y en esa pista estaban bajando aviones americanos que sacaban grandes cantidades de cocaína.
“Los informantes me llevaron a ese campamento con la pista clandestina. Y en efecto había aviones grandes. Tomé fotos.
“Cada mes teníamos juntas en la embajada. En una de ellas les dije a los jefes: ‘Tengo estas fotos de un campamento donde hay aviones americanos que supuestamente están sacando mucha coca’. Me dijeron: ‘Déjalo en paz. Es un campamento para entrenar a los contras’.
“Ya era mucha información sobre la CIA y los cubanos, que estos además andaban en México con credenciales de la DFS. Teníamos que hacer algo. Por ello recluté como informante a un ex comandante de la DFS, Federico Castel del Oro, pues quería saber cómo trabajaba esa corporación con la CIA.
“Le pregunté a Castel cuál era la función de la DFS y me contestó: ‘Cuidar a los narcos. Cuando me mandaron de México a Guadalajara como director de la DFS, me dio órdenes José Antonio Zorrilla Pérez. Tenía que estar ahí para proteger a los narcos y ver que el dinero se repartiera bien, para los de arriba, los políticos’.
“Además me contó que todos los comandantes de la DFS en las plazas cumplían órdenes de México. ¿Cómo crees que podían tener tantos plantíos en El Búfalo”.
—¿Zorrilla Pérez?
—¡Claro! Con lo que me contó Federico las cosas comenzaron a tener más sentido.
GONZÁLEZ CALDERONI
“Cuando estuve en México hice amistad con Guillermo González Calderoni. Él se peleó, según me dijo, con Raúl, el hermano del entonces presidente Salinas de Gortari. Me contó que la bronca fue por no reportar la cuota como se tenía que reportar.
“Me contó más: ‘Ellos mandaron matar a dos políticos del PRD en Monterrey. Mandé gente que los matara por órdenes de Carlos y Raúl Salinas’. También aseguró que ellos mandaron asesinar a José Francisco Ruiz Massieu. ‘Al joto’, así me dijo. ‘Esos (Carlos y Raúl Salinas de Gortari) eran bien sanguinarios y me acusaron a mí, me fincaron cargos y fue cuando me fugué’.
“Me pidió que lo sacara. Mandé un jet y lo llevaron a Los Angeles.
“Estando Guillermo en Estados Unidos me dijo: ‘Me hiciste un gran favor al sacarme de allá y te voy a decir algo: Salte de esa investigación que traes, lo del homicidio de Camarena, por favor… te vas a apestar y de todas maneras no vas a sacar nada’.
“‘¿Qué traes?’, le pregunté. Y estaban unos americanos conmigo cuando lo dijo: ‘Mira, ustedes mismos mataron a Kiki; los americanos mataron a Kiki y no se hagan pendejos. A ti nada más te están usando’.
“Le pedí a Guillermo que me hiciera el favor de repetir lo mismo pero en inglés, para que lo oyeran mis camaradas. Y lo dijo en inglés.
“Poco después Guillermo se fue a Texas y allá se encontró con Phil Jordan.
“Pasado un tiempo Jordan me habló y me dijo que Guillermo estaba preocupado por mí. Me contó que González Calderoni le había dicho que a Kiki lo había matado la CIA y le dio muchos detalles.
“‘¿Qué te dijo?’, le pregunté a Jordan. ‘Que todo mundo sabía en México, entre los comandantes, que Félix Rodríguez había dado la orden a Matta Ballesteros, y Juan Ramón voló de Honduras a México para darle la orden a Fonseca y a Caro; que ellos y la DFS tenían que levantar a Kiki. Era nada más para interrogarlo, para que divulgara sus fuentes’.
“Ahora sale a la luz que liberan a Caro Quintero y la DEA no quiso decir nada”.
—¿Por qué?
—No sé, pero la prensa de Estados Unidos me pidió una reacción a esa liberación porque la DEA en Washington no quería hablar. Dije que cómo era posible que liberaran a un perro rabioso, a un psicópata que hasta le metió un palo de escoba por el recto a Kiki Camarena.
“Los reporteros me cuestionaron sobre las razones por las cuales lo habían liberado: errores legales. Les dije que le preguntaran al Gobierno de México.
“Cuando dije esto los periodistas me preguntaron por qué ahora lo liberaban y mi respuesta fue: porque el PRI regresó a la Presidencia. El PRI no puede manejar el caso Caro Quintero porque está detrás de su dinero. Que al PRI le hacen cosquillas las manos para quitarle el dinero a Caro Quintero.
La última vez que vi el saldo de las cuentas bancarias que tiene Caro en Luxemburgo, tenía más de 4 mil millones de dólares. Y también otra cuenta con una suma mayor, que nunca se le decomisó, en Suiza”.
—¿Cuánto dinero tenía en la otra cuenta?
—No me acuerdo. Te mentiría si te doy una cifra precisa, pero eran varios miles de millones de dólares, sumas tremendas.
EL SUPLICIO
—¿Por qué mató Caro Quintero a Camarena?
—Se le pasó la mano. Los dos testigos que estuvieron ahí nos contaron que vieron cuando lo torturaron. Incluso que el Güerón (llamado Antonio Fonseca y a quien nunca arrestaron) se subió a una cama, juntó las rodillas y se dejó caer sobre las costillas de Kiki. Se las rompió.
“Fue cuando en realidad se puso mal Camarena. Después regresó Ernesto Fonseca y preguntó cómo estaba Kiki. Uno de los testigos le informó que estaba todo jodido, que lo habían chingado.
“Fonseca salió del cuarto y le dijo a Caro Quintero: ‘Hijo de tu chingada madre, te estás pasando’. Discutieron a gritos y decidieron traer a Álvarez Macháin a la casa.
“(El doctor) Álvarez Macháin traía también credencial de la DFS. Llegó a la casa, vio a Camarena y le dijo a Fonseca: ‘Jefe, está muy mal’. Fonseca le preguntó si lo podía ayudar y Álvarez Macháin le señaló que la única manera de salvarlo era llevarlo a un hospital.
“Los de la DFS dijeron que eso no se podía y fue cuando Fonseca le dijo a Caro Quintero: ‘Ya ves, hijo de la chingada; tú vas a cargar con esta cría’, y le dio una cachetada. ‘Eres un idiota; esto no debió pasar. Pero tú te vas a quedar con este problema’.
“Fonseca entonces les dijo a los testigos: ‘¡Vámonos a la chingada, aquí se va a hacer un pedote!’ Se fue a su casa, donde comenzó a drogarse. A sus pistoleros les dijo: ‘Esto va a valer madre’. En la casa de Lope de Vega la gente de Caro Quintero se ensañó con Kiki”.
—¿Cómo murió Camarena?
—Le dieron con una barreta en la cabeza.
—¿Lo mataron en la casa de Lope de Vega?
—En el carro. Los sacaron de la casa (a Camarena y a Zavala) y los echaron al carro. Iban vivos los dos. Los mandaron enterrar, pero Kiki iba agonizando y uno de los sicarios conocidos como los Tierra Libres, no me acuerdo cómo se llama, le dio con la barreta en la cabeza y lo mató. Pero el piloto iba vivo. Lo enterraron vivo en el mismo hoyo que a Kiki.
—Se dice que Félix Rodríguez los quiere demandar a usted y a Jordan por las declaraciones a Proceso y a Fox News sobre el caso CIA-Camarena.
—No le tengo miedo. Esperaré con mi equipo de abogados y todas las evidencias que tengo de lo que investigué en la Operación Leyenda. Vamos a ver quién sale más quemado con el asunto de la CIA, los contras y todo lo demás.
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