Estado Mayor/México, 26 de septiembre.- Tiene razón el titular de Gobernación cuando afirma que se avisó a tiempo de la magnitud de los ciclones en Guerrero. Quienes no se enteraron son tres: el jefe de la zona militar, el jefe de la zona naval y el gobernador Ángel Aguirre Ramos.
Y si me apuro habría que poner en la lista, debajo de los tres, al presidente municipal de Acapulco.
Antiguamente, ignoro si esto continúe escrito en las leyes y los reglamentos, las fuerzas armadas eran responsables del auxilio a la población en casos de desastre. Y obviamente de su prevención.
Que fue lo que faltó en Guerrero.
Tal vez por eso el Presidente Peña Nieto trae como invitado de piedra, casi edecán militar, al Secretario Salvador Cienfuegos.
En Guerrero hubo una inmensa omisión del gobernador. Baste referirnos a Quintana Roo donde los gobernadores Félix González y Roberto Borge han evitado con su decisión política que huracanes de inmensa fuerza dejaran un saldo de muertes.
Esto por una cultura, hay que insistir, de prevención. Donde participan activamente, en los días anteriores, los jefes de las zonas militares.
En Quintana Roo apenas comienza a llover, muchos días, muchas horas antes de la llegada de un huracán, de una tormenta tropical incluso, se reúne un comité de prevención encabezado por el gobernador, donde participan activamente las zonas navales y militares.
Cuando Ángel Aguirre, gobernador de Guerrero no llamó a esta u otro tipo de reunión semejante, justamente para ver donde debía haber habido evacuaciones, los jefes de las zonas militares debieron avisar a sus jefes a través de la comunicación diaria de novedades al jefe de estado mayor para que, a su vez, éste informe primera hora de la mañana al titular.
¿O que ya no funcionan así los jefes de estado mayor de la Sedena y la Semar?
Los jefes de zona militar y naval tuvieron que haber sabido que había grandes riesgos de muertos por la posibilidad de deslaves, deben tener un mapa con las zonas vulnerables localizadas y calificadas justamente por el peligro que ahí corre la gente con cualquier fenómeno de la naturaleza.
En Quintana Roo los gobernadores saben que si no cuentan con la colaboración directa de los jefes de zona, militar y naval, todo puede complicarse todavía más. Por eso los convocan, con un papel activo, a las reuniones previas a la llegada de un huracán. Y juntos toman medidas. Y juntos dan las alertas que van subiendo de color hasta llegar al rojo.
Y juntos van a desalojar a la gente que no quiere dejar sus casas, o que vive en comunidades muy remotas donde no hay acceso.
Por eso ni el gobernador anterior Félix González ni Roberto Borge han tenido muertos a lamentar con las grandes inundaciones, las destrucciones masivas de los huracanes que han vivido. Por eso los respectivos jefes navales y militares de sus gobiernos han entregado buenas cuentas.
El problema, tal vez, es que los jefes de zona naval y militar están instalados en el apoltronamiento y no tienen órdenes superiores precisas.
Lo cierto, lo sabemos en el ámbito castrense, es que tanto hay responsabilidad de autoridades locales en Guerrero como de militares. Y esto significa cargar muchos muertos a la espalda.
Isabel Arvide
@isabelarvide
Estado Mayor
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