El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), por primera vez elabora un boletín de investigación para los medios de comunicación con el objetivo de compartir información sobre temas de interés para la opinión pública, que de momento no pueda ser considerada estadística oficial.
El Instituto informa de la investigación que se está procesando sobre la magnitud de las clases medias en México durante la primera década del siglo XXI.
La investigación se basa en los datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares de 2000 y 2010, sujetos a una herramienta de estratificación multivariada[1] desarrollada en el Instituto para permitir una síntesis de información diversa y compleja bajo criterios de rigor estadístico.
Se trata de una aproximación al estudio de las clases medias en México, que no pretende ser definitiva, sino que busca contribuir al análisis del tema.
Los resultados obtenidos al término de la primera década del siglo XXI muestran que 42.4% de los hogares, en donde vive el 39.2% de la población total del país, son de clase media. Por su parte, 2.5% de los hogares son de clase alta, viviendo en ellos el 1.7% de la población del país, mientras que, en el otro lado del espectro social, se tiene al 55.1% de los hogares donde desarrolla su vida el 59.1% de la población mexicana.
Principales resultados de la investigación
Tamaño de la clase media
Antecedentes
En México desde hace un par de años ha comenzado a suscitarse un debate sobre si ya es o no un país de clases medias. Algunos argumentos se basan en los porcentajes de población con acceso a bienes de consumo durables tales como los electrodomésticos y los de contenido tecnológico (telefonía celular); otras mediciones basadas sólo en criterios económicos establecen algún rango más o menos arbitrario alrededor de la mediana de los ingresos per cápita (mediciones relativas) o también, a partir de criterios diversos y estudios empíricos, establecen una cota mínima y una cota máxima de ingresos corrientes que definirían el espectro económico en el que cabría ubicar, a juicio del analista, a las clases medias del país.
Reconociendo que se trata de una cuestión que no sólo se debe abordar exclusivamente con criterios económicos, sino desde luego también sociológicos, y considerando que aún no hay un consenso internacional en torno a una definición estadística de lo que son las clases medias, sin duda se trata de una discusión compleja que reclama más de un ángulo para ser abordada.
En ese sentido el INEGI no pretende tener la última palabra al respecto, pero sí llamar la atención no sólo sobre las posibilidades de uso de la información existente, sino asimismo, con respecto a las herramientas metodológicas desarrolladas en el Instituto que permiten sintetizar en conglomerados o estratos un conjunto de observaciones en función de los múltiples indicadores que los investigadores y usuarios en general quieran involucrar en su análisis.
Estas herramientas, como el “Estratificador INEGI”, están abiertas a la exploración y a distintos enfoques conceptuales, proporcionando garantías de rigor estadístico en los resultados obtenidos. En cuanto al resultado concreto al que aquí se llega, aún y reconociendo su carácter exploratorio, cabe llamar la atención que se aproxima mucho a los resultados que, por caminos metodológicos enteramente distintos, han llegado otras investigaciones sobre la medición de las clases medias en México, en particular las emprendidas por analistas del Banco Mundial.
Fuente de información y principios metodológicos adoptados
La fuente de información utilizada en la investigación realizada por el INEGI ha sido la más reciente encuesta nacional publicada de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH 2010) misma que consistió de una muestra de 30,169 viviendas. Los resultados de la encuesta se compararon, a su vez, con los resultados a los que se llega con su edición de 10 años atrás (ENIGH 2000), a efecto de tener una perspectiva de cómo avanzaron las clases medias en la primera década del siglo XXI. Se subraya con esto que los cambios en la composición social del país sólo son observables en períodos largos de tiempo, y que dichos cambios no necesariamente están correlacionados con las fluctuaciones de otros indicadores de carácter más coyuntural o más sensibles al corto plazo.
El enfoque con la que se abordó esta investigación fue, en primer término, partir de un conjunto de indicadores, (17 en total), cualitativos y de gasto per cápita. Se privilegiaron los rubros de gasto sobre los de ingreso, dado que los informantes de las encuestas tienen menos incentivos a sub-declarar los primeros que los segundos. Se tomó también en cuenta aquéllos rubros de gasto que fueran más allá del consumo de bienes y servicios básicos que deben presentarse en todo hogar. Es así como se seleccionaron variables tales como: el gasto per cápita en consumo de alimentos y bebidas fuera de la vivienda; gastos en cuidados personales; gastos en educación cultura y recreación, gastos en regalos otorgados a otros hogares, pago de tenencia y pago a tarjetas de crédito, entre otros.
Una vez seleccionadas las variables, por medio del “Estratificador INEGI” se probaron 10 modelos distintos, que compiten entre sí, para mejor describir el tipo de agrupamientos o conglomerados de hogares de la ENIGH en función de las 17 variables: se seleccionó el modelo que resultara estadísticamente más verosímil de ser obtenido en una muestra, dada la distribución de hogares en el universo nacional al describírsele con esas 17 variables, y fue aplicado su algoritmo de conglomeración cuyos resultados se optimizan con un total de 7 estratos de hogares.
A efecto de agrupar estos estratos en tres clases, los 7 estratos o agrupamientos óptimos de hogares se sometieron a un análisis para identificar diferencias no sólo cuantitativas de gastos o ingresos entre los estratos, sino también a partir de cuáles estratos se detectaban diferencias cualitativas en variables tales como: porcentajes de jefes de hogar con un nivel de estudios medio-superior y superior; proporción de ellos que tenían acceso al mercado de trabajo formal, en ocupaciones no manuales y en las de carácter gerencial o de supervisor, así como porcentaje de hogares al interior de cada estrato que tenían acceso a una vivienda propia. En función de cambios de magnitud significativos en estas últimas variables se definió en cuál de los siete estratos comienza la clase media y en cuál de ellos concluye -tanto para el ámbito urbano como para el rural del país- de modo que los siete estratos de hogares se colapsan en tres grandes categorías o clases sociales.
Cabe resaltar que en esta investigación nunca se prejuzga sobre cuáles son los umbrales de nivel de vida (sean en términos de gasto o de ingreso) que separan a las clases sociales, ni tampoco los porcentajes que debe haber en ellas de personas con escolaridad o en la jerarquía ocupacional del mercado laboral. Simplemente, los resultados de la estratificación a los que se llega sugieren cuántos y cuáles son los niveles o umbrales a tomar en cuenta; el análisis ulterior verifica en donde se detectan diferencias cualitativas (instrucción, posición e inserción laboral y acceso a la propiedad) tras las diferencias meramente cuantitativas (gastos o ingresos). En esto la presente investigación es radicalmente diferente –desde el punto de vista metodológico- a cualquier otra que se ha emprendido con respecto a la información referida a México, ya que no requiere de acotamientos de gasto o de ingreso fijados de antemano o establecidos como una precondición antes de clasificar los hogares. Dicho de otra manera, el método seguido permite que los datos hablen por sí mismos, en el sentido de que las fronteras que se identifican entre los estratos para determinar en cuál de ellos comienza y en cuál otro termina la clase media son un resultado al que se llega y no una premisa de la que se parte.
Magnitud de las clases sociales en México
Los resultados obtenidos al término de la primera década del siglo XXI muestran que 42.4% de los hogares, en donde vive el 39.2% de la población total del país, son de clase media. Por su parte, 2.5% de los hogares son de clase alta, viviendo en ellos el 1.7% de la población del país, mientras que, en el otro lado del espectro social, se tiene al 55.1% de los hogares donde desarrolla su vida el 59.1% de la población mexicana.
Hogares y personas por clases sociales Porcentaje
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Pobreza y clase baja Porcentaje
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Distinción entre clase baja y pobreza
Es importante precisar que clase social baja no es sinónimo de pobreza en esta investigación. No necesariamente todos los miembros de clase baja son pobres en el sentido de que caigan debajo de un umbral normativo de ingresos y de acceso a bienes y servicios públicos que les impida ejercer sus capacidades básicas como miembros de la colectividad nacional. Una de las conclusiones que se desprenden del estudio exploratorio es que la pobreza, más que constituir una clase social en sí misma, es una condición que puede presentarse con mayor probabilidad para la clase baja que corresponde al 55.1% de los hogares y 59.1% de la población del país. Eventos catastróficos al interior del hogar como la pérdida súbita del principal proveedor o la presencia de una enfermedad o accidente grave entre sus integrantes pueden ser factores decisivos para que ese segmento incurra en pobreza, lo mismo que un episodio de hiperinflación o una recesión económica profunda en el plano macroeconómico. Por ello la condición de pobreza fluctúa más que la pertenencia a una clase social propiamente dicha. Así pues, la clase baja, lo mismo que la clase media, resulta un segmento heterogéneo pero estable, estadísticamente hablando, en el que se presentan distintas situaciones de previsión frente a la adversidad, de cercanía a los mecanismos de protección del Estado y de pertenencia a redes de solidaridad grupal.
Principales resultados del estudio exploratorio
Tamaño de la clase media
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Presencia de la clase media en los ámbitos rural y urbano Millones hogares y personas | |
La aportación del ámbito urbano en términos de clases medias es decisiva. Si bien a nivel nacional todavía dista el número de hogares de ubicarse en este estrato social (42.4%) a nivel urbano el 50.1% de los hogares, con el 47.0% de la población en dicho ámbito, es clase media, contrastando con el 28.1% de los hogares y 26.0% de la población en el ámbito rural (que para efectos de esta investigación es la que habita en localidades con menos de 15,000 habitantes). En términos absolutos 12.3 millones de hogares y 44 millones de personas constituían, en 2010, la clase media en el país, siendo que tres cuartas partes de ambas magnitudes se ubican en el ámbito urbano.
Si del conjunto de hogares que en el estudio quedaron clasificados como de clase media se selecciona uno al azar, lo más probable es que ese hogar cuente al menos con computadora; gaste alrededor de 4,400 pesos al trimestre (a precios de 2010) tan solo en consumir alimentos y bebidas fuera del hogar; haya quien tenga tarjeta de crédito, así como un integrante inserto en el mercado laboral formal; lo encabece alguien que cuente al menos con educación media superior y que su estado civil sea casado, conformando un hogar nuclear de cuatro personas. Asimismo, lo más probable es que quienes viven en hogares de clase media trabajen en el sector privado y que sus hijos asistan a escuelas públicas. Llama también la atención que estos hogares dependan más de los créditos de interés social y/o los recursos familiares que del crédito comercial bancario, para el acceso a la propiedad de la vivienda.
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La magnitud de hogares identificados en este estudio como de clase media coincide con el estudio realizado por investigadores del Banco Mundial (López Calva y Ortiz Juárez, 2011), quienes con una metodología distinta, basada en modelos econométricos, habían establecido que la clase media en el país está constituida por aquél segmento con una probabilidad menor al 10% de incurrir en pobreza.
Aplicando la misma metodología del INEGI a los datos de la ENIGH 2000, se obtiene que al comenzar el presente siglo el 38.4% de los hogares conformados por el 35.2% de la población eran de clase media. Comparados con los datos del 2010 se tiene que en la primera década de esta centuria la clase media se incrementó en cuatro puntos porcentuales o a un ritmo anual promedio de 0.4 puntos porcentuales por año.
Crecimiento de clase media (2000-2010) |
Diferentes estimaciones del tamaño de la clase media
\1 Proporción con respecto a la mediana en México. Pressman Steven. “La Clase Media en Países Latinomericanos”. Revista Problemas del Desarrollo, 164 (42), enero-marzo 2011. \2 Hogares ubicados en el espectro de ingreso corriente. López-Calva Luis F. y Ortiz-Juárez Eduardo. “A Vulnerability Approach to the Definition fo the Middle Class”. The Word Bank Latin America and the Caribbean Region, Poverty, Equity, and Gender Unit, December 2011. |
Clases medias
La investigación emprendida para contabilizar a la clase media comprendió siete etapas que van desde la selección de la fuente de información y las variables que se tomarían de ella, pasando por la aplicación y prueba estadística de algoritmos de conglomeración de hogares, su análisis para la determinación de cuáles y cuántos de ellos definen el espectro de clases medias en el país, la cuantificación de hogares y personas así clasificados y la comparación final con otros estudios e investigaciones realizadas para México en años recientes.
Fases de la Investigación |
Aspectos conceptuales y metodológicos
En esta investigación es esencial recalcar que no se parte de una noción preestablecida o normativa de lo que debe ser la clase media o se supone que sea. La filosofía aquí es enteramente distinta y consiste en la identificación de estratos o conglomerados de hogares que difieren cuantitativa y cualitativamente de otros conglomerados en la estratificación de hogares, quedando establecido con respecto a cuáles hay superioridad en gastos no ligados a la subsistencia lo mismo que en su composición en términos de escolaridad, inserción y status laboral así como en acceso a la propiedad. Es una identificación meramente estadística que deja abierta las posibilidades a los académicos y analistas para ensayar una descripción verbal que mejor sintetice y se adapte a los contenidos de esos estratos.
Fuente de información
La fuente de información en la que se fundamenta este estudio es la encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) en sus ediciones 2000 y 2010. Si bien la ENIGH 2010 además de las 30,169 viviendas que le dan representatividad nacional contó con una ampliación de muestra en la que se permite representatividad a nivel de entidad federativa, no se usó dicha ampliación por dos motivos 1) porque en la ampliación sólo se captó la parte de ingresos más no la de gastos que es la plataforma o punto de partida de esta investigación y 2) porque la ENIGH 2000 contra la que se compara careció de una ampliación de muestra similar. Así pues los datos que aquí se ofrecen sólo son representativos del país en su conjunto con desagregación urbano-rural más no por entidad federativa.
Variables de conglomeración
La selección inicial de variables para generar grupos o conglomerados diferenciados de hogares se centró sobre todo en variables de gasto porque de acuerdo a la teoría económica es el gasto corriente -más que el ingreso corriente- la mejor pista para estimar el ingreso permanente de los hogares o nivel de vida, además del hecho de que los informantes en encuestas de este tipo tienden a subdeclarar más los ingresos que los gastos. Los ingresos corrientes se toman en cuenta más adelante para analizar los conglomerados pero no en sí para conformarlos. Se tuvo cuidado asimismo de evitar seleccionar rubros de gasto que quedaran asociados a factores contingentes (como gastos funerarios o gastos de hospitalización) de modo que la conglomeración se centre sólo en gastos que ocurren con regularidad.
Variables de conglomeración |
Modelos de conglomeración
Una vez seleccionadas las variables se hizo una exploración para ver si por medio de combinaciones lineales de las mismas valdría la pena reducirlas a unos cuantos indicadores o componentes principales. Las pruebas realizadas mostraron que los componentes principales no tenían una buena contribución a la varianza explicada de las observaciones, lo que significa que en realidad en la selección inicial de variables hay poca redundancia y que todas ellas aportan información distinta, por lo que se decidió conglomerar con el grupo original de variables estandarizadas; esto último dadas las diferencias de escala y métrica en algunas de ellas.
Las 17 variables son como las coordenadas de cada observación u hogar a clasificar en grupos o conglomerados. Estos grupos o conglomerados pueden tener distintas formas o geometrías, pero estas formas o geometrías deben ser aquellas que se ajusten mejor a la distribución subyacente que tienen los hogares en la ENIGH en un espacio de 17 dimensiones. Una de las contribuciones metodológicas fue no quedarse con un sólo modelo de conglomeración sino probar varios modelos que describen, cada uno, geometrías de conglomerados distintas y ver cuál es la más verosímil de obtener al muestrear el universo de hogares de quedar configurado como un espacio de 17 coordenadas. Se probaron 10 modelos de conglomeración en total desde aquellos más simples -para los que se requiere estimar menos parámetros- a los más complejos. El modelo seleccionado o más verosímil es aquél que optimiza una expresión matemática denominada Bayesian Information Criterion (BIC) misma que contiene una función de probabilidad. Una vez elegido el modelo, se conglomeran todos los hogares de la ENIGH de acuerdo a los parámetros que lo definen. Para el dominio urbano de la ENIGH el modelo de obtención más verosímil fue el identificado por las siglas VEV, mientras que en el dominio rural de su muestra por el modelo VVV. Asimismo el resultado permite identificar el número más eficiente de conglomerados que para ambos dominios (urbano y rural o menos de 15 mil habitantes) fue siete.
Modelos de conglomeración y parámetros |
Distribución de hogares por estrato (conglomerados ordenados) |
Los conglomerados obtenidos ordenados como estratos indican cuál es su composición de hogares y por ende la población que se acumula por estrato.
Hasta esta fase de análisis se tiene un ordenamiento por nivel de vida al fundamentarse sobre todo la estratificación en variables de gasto per cápita en los hogares. Sin embargo si no se analizan resulta prematuro todavía determinar que hay siete clases sociales. Se precisa entender, qué factores hay detrás de esta diferenciación en siete niveles. Para ese análisis se tomaron en cuenta las variables que a continuación se muestran:
Variables postconglomeración | Variables sociodemográficas más significativas |
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El análisis indicó que algunas diferencias de nivel de vida en realidad eran diferencias en el ciclo de vida de los hogares cuando se comparan algunos estratos vecinos. Sin embargo, cuando las diferencias tienen que ver más con variables como los porcentajes de hogares con acceso formal a la propiedad de la vivienda, acceso al mercado de trabajo formal, a aspectos de jerarquía ocupacional, o al nivel de instrucción, se considera que hay diferencias cualitativas y no meramente demográficas en las diferencias de niveles de vida y es ahí en donde se decide que hay una ruptura entre un grupo de estratos y otro. Por ejemplo, a nivel urbano las mayores diferencias cualitativas o rupturas se detectan entre el estrato 3 y el 2 que le antecede, así como entre el estrato 6 y el 7 que le sucede. Se determina así que en el dominio o ámbito urbano los estratos que corresponden al segmento medio del espectro son los que van del 3 al 6 con todos los hogares y población que ahí se concentra.
Análisis de los estratos | |
Estrato 3 | Estrato 7 |
Por su parte en el ámbito o dominio rural se detectaron diferencias importantes hasta el estrato 5 en tanto que se consideró que el estrato 7 rural estaba aún muy lejos de los niveles y características del estrato 7 urbano, por lo que se concluyó que en el ámbito rural no hay un estrato alto y sólo tres de sus estratos (5, 6 y 7) tienen características en común con los estratos 3-6 urbanos considerados como medios. Se acumularon entonces los hogares y sus residentes en los estratos 3-6 urbanos y 5-7 rurales para definir la magnitud de las clases medias; los estratos 1 y 2 urbanos con los estratos 1-4 rurales para definir la magnitud de la clase baja y, finalmente, queda sólo el estrato 7 urbano con sus hogares y población como clase alta.
Para obtener mayor información sobre los resultados presentados en este comunicado, en el sitio oficial del INEGI en Internet www.inegi.org.mx. En breve se pondrá a disposición en la sección de estadísticas experimentales una presentación completa sobre los contenidos de esta investigación.
[1] El objetivo de la estratificación multivariada es resumir la información de todas las variables que se incluyen en el análisis, en una medida unidimensional que permita clasificar las observaciones en grupos homogéneos internamente y disímiles entre sí. (Ver Nota Técnica 2)
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